¿Qué hace a Marta Martínez ser esa Marta Martínez y no otra Marta ni otra Martínez? Nada de respuestas biológicas sobre la individualidad del ser, por favor; queremos saber por qué molas, qué te hace genuina.

Llamándome Marta y apellidándome Martínez reconozco que es complicado. En mi colegio había una chica que se llamaba así, era mayor que yo y siempre que por megafonía llamaban a Marta Martínez al despacho, aun sabiendo que sería por ella, aprovechaba para darme un paseo y observar un rato la pecera que había ante el despacho de la directora. Pero entiendo que la pregunta exige otra respuesta. Lo que me hace ser yo y no otra es mi pasión. O eso me han dicho siempre. Cuando decido dedicarme a algo lo hago convencida de que puedo dar lo mejor de mí en ello y al contarlo logro transmitir esa pulsión. 

¿Qué conserva ContraƎscritura de su origen periodístico-universitario en forma de blog / revista digital? Basándonos en esa esencia, ¿es Marta Martínez una directora editorial que hizo periodismo o una periodista que dirige una editorial?

Lo más importante que es la libre creación y el inconformismo. Desde un punto de vista más personal, diría que soy una editora que hizo periodismo, pero lo cierto es que aplico todo lo que aprendí del periodismo en mi trabajo como editora, así que imagino que soy una mezcolanza de ambas. Si existiera un medio de comunicación que me permitiera hacer el periodismo que ejercí y siempre he defendido, no renunciaría a él. Tampoco a la edición de libros tal y como la llevo a cabo porque he hecho el mejor periodismo mediante los libros que he trabajado y publicado. Imagino que soy bicéfala. 

¿Cómo ves el mercado editorial actual? ¿Qué falta y qué sobra?

Pido una enmienda a la pregunta. El mercado editorial, aun con todos los cambios a los que se ha sometido en la última década, creo que se mantiene fuerte. Ahora bien, el mercado editorial no está ya ligado tanto a los libros como cultura como a los libros como ocio. Tampoco los libros son su grueso de ingresos, son grandes conglomerados dentro de grandes grupos de comunicación con unos intereses, cuanto menos, sospechosos. En cambio, el mundo del libro, desde mi punto de vista, admite un adjetivo que se impone a los demás: frágil. El mundo de la edición es frágil porque los sellos tradicionales han sido comprados por los dos grandes grupos editoriales y con el tiempo han sido infieles a sus catálogos, por lo que no existen ya grandes referentes. Por contra, existen multitud de sellos independientes, unos más independientes que otros, que como método de diferenciación han creado verdaderas maravillas literarias y políticas a su alrededor. Eso es maravilloso y cuantos más existan, mejor. Lo que sin duda falta es apoyo institucional. En este país hay que tomarse en serio la cultura de una vez por todas. Una apuesta real e incondicional por la cultura. Desde la educación, que debe dejar de ser tan constreñida, como una enorme implicación en mejorar los hábitos de lectura, a las bibliotecas, las librerías y, claro, las editoriales. Y hablo sólo desde el mundo del libro. Esto, imagino, es equivalente a la música, el teatro, el cine,… Las ayudas económicas, además, no pueden estar planteadas hacia proyectos más estables. Para todo eso hay que empezar por tener algo claro: la cultura no es un gasto, es una inversión. Ahora bien, hay que entender siempre por qué a las élites no les interesa que esto suceda. 

¿Qué te lleva a decidir, personalmente, que un manuscrito debe ser publicado si esa opción está en tus manos? ¿Buscas como editora el mismo tipo de obras que te seducen como lectora, en una suerte de “caza de gustos propios”?

De hecho, esa decisión está enteramente en mis manos. Lo que busco son autores y sobre todo obras que tengan algo que decirle al mundo, pero que lo hagan desde la propia experiencia. Sé que esto es aplicable a muchos manuscritos, así que intentaré concretar. Necesito que un libro sea sincero y que se alimente de una experiencia personal de resistencia a su presente. De alguna manera, busco a disidentes intelectuales en tiempos en que no era tan sencillo serlo. Leo este tipo de libros, sin duda, pero mis lecturas son infinitamente más amplias. Leo mucho ensayo político y filosófico, poesía, novelas no históricas no, las detesto. Tampoco obras póstumas. 

¿Qué poso te queda de Muertes inéditas (Editorial Parnass, 2014) y Callejones con salida (Ediciones en Huida, 2015)? ¿Hasta qué punto fueron ambos un ejercicio similar a la escritura de un diario personal? Por otro lado, ¿consideras que, paralelamente a esa circunstancia, ambos sirvieron para mostrarte a ti misma como autora y autoanalizarte, casi a modo de experimentación?

El sabor es dulce y amargo. De Muertes inéditas aprendí cómo no debía ser una editorial. Con Callejones con salida descubrí que la relación entre editor y autor debe establecerse en el respeto, el entendimiento personal y el compromiso mutuo. Desde un punto de vista estrictamente de ejercicio de escritura, al tratarse de poesía, es difícil que, pasado el tiempo, puedas sentir un gran orgullo sobre lo que hiciste. Quizá eso sea porque no fuera bueno. Muchas veces pienso que el error fue publicarlo, pero eso no es culpa mía, sino de los editores, jajaja. Ambos títulos se publicaron en momentos muy, muy delicados en cuanto a mi salud y el proceso de recuperación que estaba viviendo. Fueron salvíficos porque, igual que en terapia, en los lectores encontré cómplices. Por decirlo de otra manera: cuando te encuentras en una habitación repleta de locos, aceptas tu locura, se rompen las vergüenzas vividas en soledad, te cuestionas el concepto de normalidad hasta el tuétano y lo destruyes. 

¿En qué punto te encuentras como escritora actualmente?

No me considero escritora. Soy una persona que escribe. Suelo decir que yo cocino, pero no soy chef. Eso mismo sucede con la escritura. Escribo, pero mucho tendría que pasar para que decidiera publicar. 

¿Qué tres cualidades principales dirías que debe tener todo buen comunicador?

Curiosidad, perspicacia e inconformismo. 

ContraƎscritura es atípica, sumamente original en la forma: ¿crees que la experiencia metaliteraria es igual o más importante que la propia experiencia de la lectura? En este sentido, ¿consideras capital la llegada de la tecnología al mundo editorial?

No lo considero así. Las redes sociales, blogs, newsletter,… lo que te permiten es acercarte de manera directa a los lectores o a las personas que comparten valores e ideas contigo, pero, en el caso de las redes sociales, de tú a tú. No concibo enviar un tuit sin estar dispuesta a que se inicie una conversación. Con respecto a otros medios de comunicación como el blog de la editorial, busco explicar cosas que he aprendido en el proceso de investigación que he llevado a cabo durante el proceso de edición o que expliquen determinadas decisiones. Aunque debo entonar el mea culpa porque no soy todo lo prolífica que debería. Acercar los textos o autores, en el caso de ContraƎscritura sobre todo al tratarse de olvidados o directamente desconocidos, resulta interesante tanto para los que vayan a comprar un libro como los que no. 

¿Existe la “literatura femenina / para mujeres”? ¿Cómo crees que está influyendo en el ámbito literario, especialmente desde las editoriales, pero también desde las propias autoras, el momento social actual vinculado a ese supuesto auge de las escritoras?

Ni existe una literatura femenina ni una literatura para mujeres. Puedo sonar rotunda, pero he reflexionado mucho a lo largo de estos años al respecto. Ambos conceptos se basan en prejuicios poco acordes con la realidad pasada y presente. Eso no quita que efectivamente exista un auge editorial respecto a las mujeres. Es muy positivo en cuanto a la recuperación de voces, digamos, perdidas, por el peso de la Historia e incluso para que se traduzca a más autoras que quizá hace unos años no hubieran salido de sus áreas lingüísticas. Con lo que hay que estar alerta es con la infantilización y la mercadotecnia que se está creando alrededor de esa gallina de los huevos de oro. En nuestro país tradicionalmente han existido más lectoras que lectores y siempre se ha dado una disonancia entre creadores y lectoras aspaventera. Se está logrando destruir, pero queda mucho. Faltan manuscritos de mujeres, falta el reconocimiento de editoras, faltan hombres leyendo a mujeres. Pero no quiero quedarme con las carencias, prefiero celebrar las conquistas. 

¿Qué nos puedes contar acerca de la nueva línea editorial que anunciáis desde ContraƎscritura?

La nueva línea editorial, Querido, es algo que llevaba casi dos años rondándome la cabeza y simplemente tuve un lapso de tiempo entre libro y libro en que pude empezar a trabajar en su diseño, medidas, papeles,… Surge de la necesidad de dar salida a muchos textos que han ido cayendo en mis manos este tiempo, especialmente durante el proceso de investigación. Hay textos muy interesantes e importantes que por extensión no podrían publicarse en un formato mediano por simples cuestiones técnicas, el ancho del lomo de un libro tiene un mínimo de tamaño que de no respetarse no puede coserse o pegarse.

Profesional y personalmente, ¿qué has tenido que sacrificar para llegar hasta aquí? ¿Te arrepientes de algo?

A nivel profesional he renunciado a acabar mi tesis doctoral y a seguir luchando en el periodismo, pero no puedo decir que haya sido un gran sacrificio porque renunciando a dormir podría seguir con ambas cosas y la editorial. Si ponemos el prisma en lo personal, el gran sacrificio ha sido mi salud, que se ha deteriorado mucho desde que inicié el camino de la edición independiente. Mi segunda renuncia ha sido la estabilidad. No es nada fácil prescindir de la seguridad de un sueldo, unas condiciones laborales, un horario,… Eso hipoteca tu bienestar y tu capacidad de hacer planes. Con todo, no me arrepiento de esas decisiones. Obviamente, me encantaría que todo fuera mejor, pero me gusta mucho lo que hago. 

ContraƎscritura lleva a cabo una preciosa fundamental labor de recuperación y (re-)edición de textos perdidos, desaparecidos o poco conocidos. ¿Cómo os planteáis esta tarea, desde la propia elección de lo que queréis trabajar hasta el propio proceso de desarrollo de la nueva vida de esa obra? ¿Qué es lo más difícil de todo ello?

El primer libro de esa tarea lo inició Goethe en Dachau de Nico Rost y a partir de él fue una cascada de nombres, obras,… que se han ido extendiendo más allá de lo razonable. Con cada libro aparecen un mínimo de cinco más que me encantaría recuperar. Eso no implica que sólo esté tirando de un hilo, sino que, además de lo anterior, invierto muchas horas navegando en hemerotecas y archivos. Voy anotando e investigando. Muchísimos de esos textos o autores se quedarán para siempre en mi archivo de personas interesantes. Al final, lo que más me gusta de todo ese proceso es lo muchísimo que aprendo. Tengo desde pequeña una curiosidad insana y si mi trabajo no la saciara, tendría un enorme hueco. Desde que doy no sólo con el autor sino con la obra que quiero llevar adelante pasa mucho tiempo porque la lista de deseos en mi caso supera con creces mi capacidad de publicación. Sinceramente, la principal traba es la económica y concretamente las que suponen la propia producción (imprenta y traducción), no porque sean caros, sino porque tienen un valor elevado y por tanto son más costosos. Es curioso porque en más de una ocasión nos han cedido gratuitamente los derechos de un autor por el hecho de que sus herederos o depositarios llevaban décadas preguntándose qué hacer con eso o por qué nadie preguntaba por ello siendo relevantes en su tiempo. Otras veces hemos negociado derechos de autor como donaciones. Nunca he entrado en una subasta y no creo que lo haga jamás, escapa bastante a mi manera de entender este trabajo. 

¿Quién te inspira?

Están casi todos muertos. No soy mitómana, pero sí encuentro mucha más inspiración en personas que, de alguna manera, han concluido. Todos los vivos estamos, por suerte, sujetos a cambios, por lo que no suelen tanto inspirarme como enseñarme. Espero no ser fuente de inspiración. Sí que existen personas y proyectos que admiro. Tanto en el ámbito cultural como fuera de él. Si tuviera que acotarlo, diría que me inspira la inagotabilidad. 

¿De qué forma propaga ContraƎscritura la cultura literaria, original y adoptada, en eventos y actividades públicas? ¿Cómo lo hace Marta Martínez independientemente de su sello editorial?

Intento hacer todas las presentaciones posibles. Cierto es que en los últimos meses se ha complicado por cuestiones económicas y de salud. Cuando realizo una presentación trato de no centrarme únicamente en el texto, sino en abarcar el contexto, libros relacionados,… Siempre que me piden que asista a una charla, debate o entrevista estoy ahí porque creo que es importante hacer mucha pedagogía sobre el mundo del libro, que es lo que a mí me compete en materia cultural. En un proyecto como ContraEscritura es casi imposible divorciar la editorial de Marta Martínez, así que no se me ocurre nada que no haga como editora y sí como Marta o a la inversa. 

¿Dirías que la literatura construye nuestro mundo o que nuestro mundo construye la literatura?

Nuestro mundo construye en gran medida la literatura. De ahí que los espacios no sean iguales en una obra como Orgullo y prejuicio que en El cuento de la criada. Pero evidentemente también la literatura construye lo que nos rodea. El ejemplo estaría en la percepción, concepción y comprensión de colectivos como el LGTB+ o las realidades distópicas, concretamente las que plantean realidades de opresión ciudadana, que nos hacen estar alerta ante posibles ataques a nuestras libertades y derechos. 

¿Qué podemos encontrar en nuestra biblioteca que no tengamos afuera?

Lo más valioso de una biblioteca, si es buena, es la multitud de puntos de vista que ofrece. 

¿Cómo ordenas tu biblioteca?

Probablemente sea una manera muy anárquica para algunos. Primero hay una separación temática. Los libros de fotografía, poesía, Historia, política, Filosofía,… unos separados de otros. Dentro de esas separaciones suelo separarlos por épocas o características especiales. En el caso de fotografía, por ejemplo, están separados los ensayos, la historiografía y los monográficos por autores y dentro de los autores por agencias y/o épocas. Lo mismo ocurre con Historia, aunque ahí la diferencia es temporal y temática. Por ejemplo, de todos los libros relacionados con la guerra civil hay una sección para internacionales, dentro de internacionales están separados los brigadistas de los periodistas y de los ensayos sobre ellos. Hay dos excepciones enormes a todo esto: si de una editorial tengo muchos títulos, van todos juntos como Hoja de Lata, Torremozas o Jekyll&Jill. Lo mismo sucede con los fanzines, tienen un lugar de honor entre mis estanterías. 

¿Qué significa Barcelona para ti? ¿Qué llevas de ella en tu ser?

Es la ciudad que me vio nacer y crecer, por lo menos la primera vez. A día de hoy es el lugar al que defenderé sin excesiva pasión, que visitaré sin ganas de volver y que me hace recordar todo lo que hay que luchar para que no tengamos más pérdidas como esa. Llevo incrustados en la memoria perderme en los callejones del Gòtic, los olores del Raval, los trozos de pizza del italiano del Passeig del Born, los adoquines de la calle Ferran, las escaleras de la Playa del rei y ver el mar y el teleférico desde la calle Muntaner yendo en moto. También algunos rincones que no desvelaré porque algún secreto tendremos que defender, ¿no? A simple vista parece una enumeración de lugares, pero son sensaciones, colores y luces. La tengo metida hasta lo más profundo en mi devoción por la primavera. Soy Barcelona por cambiante sin olvidar lo que he sido.

¿Cuáles son los tres últimos libros que has leído?

No recuerdo todo lo que leo ni de manera próxima, pero sí los que me han gustado. Cuento con que hablamos de libros leídos no relacionados con trabajo. Serían Manifiesto contra el trabajo del Grupo Krisis (Virus Ed.), Elevación de Henri Barbusse (Ed. El desvelo) y No me rendiré de Bobby Sands (Ed. Antipersona). 

¿Cuál es el libro que más veces has leído a lo largo de tu vida?

No acostumbro a releer excesivamente porque lo hago muchísimo por trabajo. Quizá la poesía sea lo que más relea y dentro de esta a Salinas. 

¿Qué proyectos tienes a corto, medio y largo plazo?

A cortísimo plazo, la publicación de Mi camino a través de los Pirineos de Lisa Fitkko, El bosque de los muertos de Ernst Wiechert y del mismo autor, pero en la línea Querido tres discursos increíbles que dio entre 1933 y 1945 con una intrahistoria apasionante. A medio plazo, la publicación de La historia de mi muerte de Lauro de Bosis, Poemas de prisión de Ernst Toller y una serie de textos políticos de Olimpia De Gouges que he tenido a bien titular Camino a la guillotina. También necesito encontrar nuevos puntos de venta, cosa nada sencilla. A largo plazo hay proyectos y libros, pero mi proyecto de verdad es que ContraEscritura siga existiendo. 

Terminamos con esta contra-tanda:

*¿Eres feliz?

De momento no. 

*Dinos cuatro de tus palabras favoritas y cuatro palabras que uses con mucha frecuencia, sin incluir las básicas de la comunicación humana.

Desdoro, pudibundez, conticinio y libertad. Resistencia, resistencia, resistencia y resistencia. 

*Confiésanos un miedo, un vicio y un sueño no cumplido aún perseguido.

Decepcionar. Tener un bote con lápices en todas las estancias de casa para poder subrayar donde me pille. Ser libre. 

*Recomiéndales a nuestros lectores: tres libros de narrativa

Sería mejor recomendando ensayo, pero allá voy. En cuanto a totems, diría El conde de Montecristo, Crimen y castigo o La insoportable levedad del ser. No porque los considere mejores, sino por el buenísimo rato que pasé leyéndolos. En narrativa contemporánea recomendaría El cordero carnívoro de Agustín Gómez Arcos (Ed. Cabaret Voltaire), La trilogía de Herborg Wassmo (Ed. Nórdica) y Thérèse e Isabelle de Violette Leduc (Ed. Mármara) aunque si lo pensara más, me saldrían decenas. 

*…dos poemarios

¿Sólo dos? ¡qué cruel! Veamos, Poesía completa Ingeborg Bachmann (Ed. Tres Molins) y Poesía vertical de Roberto Juarroz (Ed. Visor de Poesía) y que Szymborska, Parra, Ajmátova, Celan y Tsvietáieva me perdonen. 

*…tres librerías y dos editoriales.

Con las editoriales y las librerías pasa como con los libros en general, cada una tiene su momento y sorpresas esperándote y, siendo rabiosamente sincera, me pones en un brete, pero diré Nakama en Madrid, 80 Mundos en Alicante y Primera Página en Urueña. Dos editoriales, dos editoriales,… resulta difícil porque por catálogo quizá elegiría a unas, por personas al frente a otras y como lectora a otras. Dos editoriales… Editorial Renacimiento tiene a sus espaldas una labor envidiable y Ménades. Quiero salir corriendo de esta pregunta. 

*¿Qué pregunta te gusta que te hagan y cuál odias?

Por qué publico lo que publico. Si sólo publico libros sobre nazis. Y, si me permites, añadiré una que nunca me han hecho y me encantaría responder: ¿cómo harías que el mundo del libro fuera más justo con todos los que forman parte de él? 

*¿Qué vas a hacer ahora, literalmente, después de responder esta entrevista?

Después de “guardar como”, entrar en el mail y enviar el documento adjunto, sentarme en la silla del balcón el tiempo que tarde en comerme siete uvas morenas. 

*Envíales un mensaje a nuestros lectores, otro a tus lectores y otro a vuestros lectores -no vale generalizar metiéndolos a todos en un macrogrupo-.

Espero que los lectores de esta entrevista no busquen maneras de asesinarme por pesada. 

Los que me conocen dicen que mejoro en persona. A los que ya me conocéis, ¡buf!, gracias por tolerar una nueva sesión de pornografía del yo. 

¡Leed, malditos!

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