Aroa Moreno y Ana Jarén
-Lumen-

Conocí a Almudena Grandes gracias a mi abuelo y es curioso el hecho de que mi abuelo y Almudena murieron el mismo año, con meses de diferencia, por la misma enfermedad. Almudena escribe en La madre de Frankenstein sobre el sanatorio mental de Ciempozuelos, sitio en el que en los años en los que transcurre la novela mi bisabuela trabajaba allí.
Así que sí: de alguna manera Almudena y mi abuelo estuvieron enlazados en algún periodo de mi existencia sin querer, por lo que para mí esta lectura es ciertamente más personal, y eso que no la conocí al uso, pero esa labor me la regala este libro de Aroa y de Ana, porque me permite conocer a Almudena de alguna manera y sentirla un poco más mía, más nuestra, más suya. Lo que hace Aroa con este libro en torno a la figura de Almudena es impresionante: trabaja con sus recuerdos, con los recuerdos de las personas que estuvieron a su alrededor, con las entrevistas y demás documentos que hay en internet y en distintas hemerotecas para su consulta sobre la autora.
Es un repaso por toda su vida, desde sus raíces, sus inicios, cómo construyó sus libros, incluye recetas… Es un libro completo, redondo. Es mirar a Almudena desde los ojos de otra persona, y se nota mucho el cariño con el que Aroa lo escribe y los trazos llenos de delicadeza de Ana que nos transmiten el amor por la autora.
Almudena fue, es y será una de las grandes escritoras del último siglo, una mujer con el corazón enorme, con unos principios impecables y una inteligencia superior, pero a la vez de barrio, de sus gentes y de su familia. Era a la vez titana y humana. Todo eso es lo que nos transporta el libro creado Aroa y Ana.
Es una obra muy recomendable si has leído a Almudena, ya fuera en uno de sus libros o en su columna, es abrir una mirilla a la vida de una gran mujer. Gracias a Ana y a Aroa por este regalo a todas las lectoras que adoramos a Almudena: el texto y la ilustración se unen en un libro que te llenará el corazoncito.
Rut Alameda, directora de Altavoz Cultural