Recuerda que también
fueron nuestras las calles
y los gritos,
la misma turba de estrellas
sumergida en el pozo
de los ojos, el verbo dúctil
de la savia, el arqueo impreciso
de los nombres
Recuerda que por el filo
de una hora inexacta
rodó también la hoguera de luces
y el qué de los amantes;
recuerda a Jonás
levantándose un refugio
con lo poco ya de la ballena
y
mira lo lejos que quedó
Tarsis de este mundo.
Recuerda al niño
escarbando un verano en la garganta,
recuerda
que en la pulpa voraz de los años
somos todos sedimento.
Pedro Antonio Sánchez Sánchez