[cuando se enciende en la madrugada]
La casa en la que viví está inhabitada:
pero la puerta tiene la misma hendidura
que el filo del hacha le hizo al árbol
aquel día en el que vio sus formas al nacer.
Nombramos a la hoguera
[para que el vestigio nos pueda desafiar.]
En el marco de la ventana:
siguen las huellas del niño
que dibujaba oropéndolas y zanates
con la polvareda de las calles
y el subterfugio de los arcoíris.
Nombramos a la hoguera
[mientras la herida decide volver].
Las paredes siguen intactas:
pero no olvidan la luz en los pasillos
ni el corte preciso de las palabras
ni las cicatrices que hicieron los espejos
cuando reflejaron la anatomía de las moscas
y la metamorfosis de las cucarachas.
Nombramos a la hoguera
[cuando el silencio ha decapitado la noche.]
La casa en la que crecí sigue inhabitada:
en el techo aún están colgadas las voces
y los presagios que las arañas tejieron
desde el primer día en el que nos fuimos
cuando aún las antorchas estaban encendidas.
Nombramos a la hoguera
[para ser testigos de la bruma que se riega por las mañanas.]
BIODATA
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Omar Cruz (El Progreso, Yoro, Honduras, 1998). Estudiante de la carrera de Periodismo y Antropología. Es autor del poemario: Hologramas de ayer, hoy y para siempre (Atea Editorial, 2019). Ganador de algunos certámenes de ensayo breve, poesía y narrativa. Ha publicado en diversas revistas literarias y periódicos de América y Europa. Su poesía y narrativa ha sido traducida parcialmente al Inglés, Francés, Catalán, Italiano y al Japonés.