-Cántico-

 Querido lector:  

Este verano está siendo una agradable sorpresa en cuanto a lecturas, porque esperaba empezar con lecturas mucho más ligeras que fueran mucho más rápidas y dinámicas, y tenía muchísimas ganas de leerme el libro de Goly, editado por Cántico, sobre Lilith, porque me parece que es una de las figuras troncales en el arquetipo de mujer en la literatura y en la vida en general, pero no esperaba que el libro me resultara tan indispensable, la verdad. 

Cuando empiezas a leer lo primero que te encuentras es una biografía de la autora y comenzamos desde lo más profundo de la historia de nuestra humanidad, desde la creación del arquetipo de la mala mujer, la religión mesopotámica, cómo va evolucionando poco a poco, cómo se va transformando, cómo se va multiplicando, cómo va teniendo distintas facetas, hasta convertirse en lo que nos ha llegado ahora. 

Además me gusta lo detallado que es el libro a pesar de toda la información que contiene, porque posee muchos detalles y se hace ligero al ser tan interesante y además tiene un montón de mitología, de historia, de datos… Cuenta con todo un orden cronológico según va evolucionando que va guiando cómo esta figura avanza y va creando diversas personalidades según la etapa. La literatura va de la mano también evolucionando en las modas de las épocas diferentes: hemos pasado de ser una diosa destructora a ser una bruja, una vampiresa… a ser una mala madre. 

Para mí este tipo de libros, como me pasaba con el libro de Miriam, editado por ediciones en el mar, sobre si la virginidad existe o no, o Calibán y la bruja de Silvia Federici, o El cáliz y la espada o Transfeminismo o Barbarie de Kaótica, Escondidas en el cine de Rosi Legido, por LES editorial, así como muchos otros… forjan una biblioteca indispensable para cualquier persona que se considere feminista y que quiera ahondar un poquito más en cómo se configura el patriarcado alrededor de la figura de la mujer, porque podemos decir que el arquetipo de la femme fatale también está configurado para ser el sexo débil o la mala de la historia en esta sociedad nuestra.  

Entonces me da por preguntarme: ¿por qué todo parece un plan malvado de un ente superior para relegar a la mujer a un segundo plano? Porque yo de verdad que cada vez que leo más y más adentro en el análisis del patriarcado más terrorífico me parece.  

Así las cosas, esta obra sobre Lilith de manos de Goly me parece indispensable. Creo que será uno de esos libros que no me voy a cansar de recomendar.

Así que muchísimas gracias a Raúl, editor de Cántico, y a Goly por escribir este libro y darme la oportunidad de acercarme a su apasionante perspectiva.

 Muchas gracias.  

Rut Alameda, directora de Altavoz Cultural

Entrevista a Goly Eetessam

Bienvenida a Altavoz Cultural y muchas felicidades por tu obra Lilith. ¿Cómo ha sido el camino que has recorrido alrededor de tu investigación y tu preparación para desarrollar un texto así, tan completo, complejo, atractivo, tan necesario? ¿Qué obstáculos te has encontrado y qué momentos de satisfacción destacarías en el proceso? 

Este ensayo nació como un trabajo de investigación, primero para una asignatura sobre el Imaginario Colectivo en el Máster de Estudios Literarios e Interculturales de la UCM y más tarde, bajo la dirección del profesor Martínez Falero, como tesis doctoral. Leer, investigar y escribir para completar este trabajo me llevó ocho intensos años de mi vida. No fue fácil, porque tuve que compaginar la reciente maternidad (mi hijo apenas había cumplido tres meses cuando comencé este periplo), con trabajos precarios de todo tipo, el estudio de las oposiciones de secundaria… La mayor satisfacción fue conseguir presentar la tesis y aprobarla con sobresaliente, el mismo año en el que conseguí mi plaza de profesora. El siguiente momento más satisfactorio fue encontrarme con la respuesta de mi editor, Raúl Alonso, cuando le hice llegar el original. Ni en mis mejores sueños podría haber imaginado algo así. 

Es tremendo cómo desde siempre se nos ha negado el acceso al conocimiento, desde Eva hasta Pandora… La misoginia parece intrínseca a nuestra sociedad. Desde tu perspectiva, ¿sientes que esto está cambiando, que los arquetipos femeninos comienzan a abrirse paso de forma firme, recuperando quizás parte del poder arrebatado? En este sentido, ¿qué representa Lilith para ti como personaje histórico? 

Creo que los arquetipos cambiaron hace ya más de un siglo, pero que los que parecemos empeñados en quedarnos en el pasado somos los lectores, los receptores de estos arquetipos. Ya a principios del siglo XX, creativamente hablando, el tópico de la femme fatale se había transformado en parodia, que es la mejor y más rápida forma para que un mito pierda su fuerza representativa. Ya a finales del XIX y principios del XX, más aún en el siglo XXI, estos arquetipos han sido descosidos y vueltos a tejer, con otras intencionalidades y otros significados. Si Lilith nació como advertencia del castigo que supone la rebeldía, actualmente y desde hace ya casi 200 años, se utiliza en la literatura como reivindicación de esta misma rebeldía. Lilith es la evolución del deseo erótico femenino, primero observado y narrado exclusivamente por la voz masculina (que es quien crea y desarrolla estos arquetipos a lo largo de la historia) y después apropiado y expresado por las mujeres, que vieron en ella un símbolo de rebeldía e insubordinación, como lo fue para los hombres decimonónicos el pirata, por ejemplo.  

Queríamos preguntarte por el binomio diosas-esclavas en estos términos: da la sensación de que muchas figuras mitológicas femeninas grandes han pasado de la adoración a quedar relegadas a la sumisión y el menosprecio sociocultural. ¿Has percibido esto de algún modo concreto a lo largo de tus estudios y lecturas? ¿Crees que el mundo editorial actual está luchando por revertir esta situación o seguimos muy atrasadas? 

Creo firmemente que la narración mitológica es una enorme fuente de conocimientos, pero no de verdades. No hemos de olvidar que son historias creadas para ser narradas con un fin (enseñar, condicionar, advertir…) El lento proceso de menosprecio que sufre la figura mitológica de la diosa corresponde a un momento sociohistórico concretísimo: la necesidad de la religión hebrea de imponerse a otras religiones previas existentes en Mesopotamia. Es un proceso que hemos visto en distintos momentos de la historia: para que una nueva religión prospere, deben menospreciarse, rebajarse o anularse los símbolos de las religiones anteriores. En este caso en concreto, la divinidad femenina. Y, sin embargo, decenas de estos símbolos mitológicos se conservan aún hoy en figuras como la de la Virgen María, transmutación cristiana de diosas mesopotámicas. El mundo editorial, publicando obras como mi ensayo, o las cientos de revisiones que se están haciendo actualmente de los clásicos, ayuda, por supuesto, a que el público conozca y entienda estas diferencias y, sobre todo, a que no se simplifiquen.  

Clitemnestra es un buen ejemplo de la doble vara de medir que sufrían las mujeres en cuanto a juicios, castigos y formas de ser retratadas por parte de la sociedad respecto de aquellos hombres mucho más malvados que contaban con el favor de los demás a la hora de ser analizados por sus actos. ¿Cómo consideras que se ha movido el patriarcado desde la época clásica hasta nuestros días respecto de esa imagen social de distinción tan drástica en el trato hacia ellas y ellos? ¿Qué crees que le puede aportar Lilith a una lectora que desconoce la figura mitológica y se topa con tu precioso libro en pleno momento personal de combate contra esa desigualdad? 

Creo que no existe comparación posible entre nuestro presente y la realidad que se refleja en obras como la mencionada, en cuanto a las circunstancias y la imagen social. Por supuesto que estas obras representan verdades universales (sentimiento de justicia, injusticia, venganza, el derecho social frente al derecho familiar… son temas eternos). Pero la representación de la circunstancia nos pilla muy lejos ya. De hecho, a los últimos escritores griegos que trataron el tema también les pillaba lo bastante lejos como para dejar entrever en sus escritos la crítica interna: por ejemplo, en el caso de Clitemnestra, se pasa de no mencionar el asesinato de la hija, Ifigenia, a manos de Agamenón, a plantear que es ese el detonante de la venganza de la reina, y no los celos por la esclava Casandra, como se insinuaba en obras anteriores. Creo que libros como Lilith pueden aportar una perspectiva un poco más objetiva sobre la evolución de las imágenes y arquetipos literarios en la sociedad grecolatina. Y para sentirnos afortunadas por lo muchísimo que, en realidad, han cambiado las cosas.  

¿Cómo ha sido tu experiencia editorial con Cántico? ¿Qué dos lecturas nos recomendarías a continuación de Lilith para hacer el triángulo perfecto? 

Con Cántico todo ha sido maravilloso. Jamás imaginé poder contar con una editorial y un editor tan volcado en sus escritores, con tantísimo interés y tanto conocimiento, y tan profundo, sobre el tema. Desde la misma mañana en la que leí la respuesta de Raúl supe que quería publicar con ellos. El amor al detalle y el buen hacer son las marcas de la casa, y se nota en cada página del libro. Y recomendar solo dos lecturas, siempre es tarea difícil… Si se quiere seguir con el ensayo, un clásico imprescindible es Las hijas de Lilith, de Erika Bornay. Para reconectar con los clásicos, con la figura de las mujeres malas de la literatura, ampliando perspectivas, recomiendo volver a la Medea de Eurípides, siempre. Es uno de los mejores ejemplos de mujeres fuertes, inteligentes y malvadas que su autor retrata con respeto e, incluso, con admiración muy lejana a la misoginia. 

Un comentario sobre “Lilith, Goly Eetessam

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