-Libellum-

Hay libros que te engullen el alma sin saberlo y que no te sueltan hasta que se acaban. Y tú sientes poco a poco como te has ido dejando una pieza de ti en ellos. Supongo que en este libro me ha pasado un poco. Porque empieza de una manera un tanto peculiar y estás como un poco perdido porque no entiendes de qué va la historia, de repente empieza a abrirse el camino y de la nada aparecen los protagonistas de la historia y el mundo en el que viven con una claridad impresionante.
Y es que Julia, la autora de esta obra, tiene una gran delicadeza a la hora de ilustrarnos en su texto el espacio en el que transcurre la obra y es por ello que de repente te ves metida en un mundo que a veces es verde y a veces es oscuro o incluso gris.
Me ha sorprendido, gratamente, la originalidad de la historia, porque es muy difícil a día de hoy conseguir que la historia tenga esa magia de no haber leído algo igual en los últimos años. Y es que la historia de Julia, con su ligera magia, con su inmortalidad y con su lucha de clases mezclada con muchísimos valores queer, feministas y abolicionistas de la familia mezclada con una especie de elfos, inmortales, un mundo mágico destruido por la contaminación debido a una fábula de un árbol me parece maravilloso.
Vamos, que a primera vista te puede parecer que 500 y muchas páginas son una pasada y que dónde vas tú a leerte eso y que no vas a poder leerlo jamás pero en mi recomendación te voy a decir que de repente te vas a dar cuenta de que vas por la página 250 y vas a decir: ‘¿pero qué ha pasado aquí?, que necesito más de esta historia’ y vas a estar totalmente enganchada a esta historia, de repente va a terminar y vas a pensar: ‘ay mi corazón’ y vas a estar terriblemente conmocionada durante unas horas pensando en la historia.
Y de verdad, de corazón, para ser el primer libro editado de Julia queremos saber qué más libros tiene metidos en el cajón por favor, porque menudo librazo, mi más sincera enhorabuena al equipo de Libellum y a Julia, os seguiremos de cerca porque ambas prometen.
Rut Alameda, directora de Altavoz Cultural