Formas de leer Madrid

-Altavoz Cultural, mayo 2024-

   Cuánto nos apetecía este libro de Jorge Gómez Soto. Huele a barrio, a parque, a pintura espolvoreada, a calles, a adolescencia, a competición por ser el mejor, a rap, a Madrid. Una novela espléndida sobre forjarse un camino, sobre los primeros pasos del ser social, sobre los cimientos de la personalidad y la construcción de gustos y vocaciones palpitantes.

   El desarrollo de la historia de Luis responde a más de una veintena de cortes-capítulos que forman la narración de aquellos años juveniles contados por boca de nuestro propio protagonista en retrospectiva, en un momento presente completamente entregado a la recreación inmersiva de todos los detalles recordatorios de esos días de grafiti, pandillas y primeros amores. Madrid y los orígenes del grafiti en la ciudad se sitúan en el centro, como si de una noria se tratase, del sucesivo viaje de Luis por los diversos escalones de la etapa de los 14-15 años. 

   En ese centro neurálgico se levanta la gran figura cultural de Muelle (Juan Carlos Argüello), especialmente expuesta a través del personaje de Spirit, uno de los pilares espirituales del argumento y, sin duda, uno de los internarradores capitales de la obra -una de las voces, quizás la más nostálgica de todas, más entrañables y especiales de las que hilvana Gómez Soto-.

   Hot, que encarna al amigo inseparable/el amigo para siempre, y Ghost, que representa un espectro de tentación, autoridad, idolatría y liderazgo tan potente para ser espejo como arriesgado para ser cristal roto, completan el elenco de personajes en su vertiente más urbana, como miembros del mismo grupo semántico.

   La semántica no puede preveer, sin embargo, la entrada en nuestra comunidad de neologismos dispuestos a cambiar la realidad que vivimos y contamos: Ana se llama ese conjunto de palabras arrollador que descolocó acentos, líneas y tinta para absorber el verdadero brillo de la luz interior que emana de Luis. Todo nace en un encuentro nocturno en El Refugio, bañado de historias cruzadas entre soldados y brujas, en una primera experiencia con sabor a adrenalina: huidas, primeras pintadas, carreras y Montana como marca icónica deslizándose por las paredes.

   El cuentacuentos de esa noche en el pub y la fundación de la Campamento Crew serán los dos eslabones más férreos en este primer estadio de asentamiento vital para Luis, convencido de que “La ilusión se propaga más rápido que el sonido”, asomado a la primera persona con pasión, ternura, valor y voces de conciencia que entran y salen en torno a la reflexión como otro de los elementos cruciales del diseño del personaje -y herramienta básica para atravesar el trasfondo de su historia-. 

   Pero Jorge Gómez Soto se apoya fundamentalmente en el diálogo, tan bien personificado por cada personaje, reconocible de manera rotunda gracias a su habilidad para mostrarse camaleónico en los distintos espacios comunicativos de la narración. Espacios comunicativos que despegan o alcanzan enclaves como el Café Libertad 8 o directamente el Oso y el Madroño de Sol, entre otros lugares madrileños emblemáticos.

   Yo conocí a Muelle está magistralmente escrito; su autor te mete dentro, pues genial es su capacidad en términos de inmersión y atmósfera, así como en su tono, tan cálido en todo momento, sin alterarse estrictamente ligado a los vaivenes de la acción, un tono que además conecta por su frescura con el imaginario compuesto de metros, pintadas, recitales de Los Fabulosos, mucha literatura y formas mezcladas en arte, rap, poesía, cuentos…

   Este gran escritor de Aluche nos presenta también a los ASA (Aluche Street Art) como homenaje a sus raíces, con su barrio plasmado en la banda enemiga por naturaleza de lso CC. Una “acción global” de estos últimos desata la gran noche que sirve como punto de inflexión hacia el ecuador de la novela, en un espacio intermedio de equilibrio de estados de ánimo y sucesos mayúsculos, en plena oleada de nombres escupidos por las palabras de Spirit: las figuras legendarias de Bleck (la rata) o Daniel Guzmán, insertadas en el relato mientras pisamos más puertos capitales, como La Chocita del Loro. 

   En el camino paralelo se produce el reencuentro con Ana y el precioso despertar de nuestro protagonista como cuentacuentos -deudor de referencias como las leyendas de Bécquer-. Ya nada volverá a ser igual para Luis, que navegará entre letras y moralejas.

   Yo conocí a Muelle aúna la importancia de contar historias apartando a un lado la verosimilitud y el formato estanco, con el único y primoroso objetivo de causar impacto o inspirar o entretener o mover emociones, ilustrar o iluminar, hacer mejores las vidas de los otros, dotarlas de luz o sacudirlas para provocar una reacción positiva. Un libro bellísimo sobre crecer y ser uno mismo.  

Altavoz Cultural

Entrevista a Jorge Gómez Soto

Bienvenido, apreciado Jorge, a Altavoz Cultural. ¿Cómo valoras el recorrido que ha logrado estos años tu novela Yo conocí a Muelle? ¿Qué te atrajo de la figura cultural de Muelle?

Según como se mire. Si comparo el recorrido con los sueños de gloria que, aunque no lo reconozcamos, tenemos a veces los escritores, es un recorrido escaso. Pero si lo comparo con la situación actual del mercado literario, creo que ha tenido una buena vida. Quedó finalista en el Premio Gran Angular, el más importante de literatura juvenil, y ha descubierto a mucha gente no solo el mundo del grafiti, sino también el de los cuentacuentos. La figura de Muelle fue una de las más poderosas que recuerdo de niño y de joven (murió cuando yo tenía 21 años). Como todo pionero, al principio fue incomprendido, pero él tenía muy clara su historia. No vivía muy lejos de mi casa y recuerdo peregrinaciones a su portal para ver si se asomaba o podíamos conseguir una camiseta firmada por él. Spoiler: No la conseguí.

Yo conocí a Muelle supone apenas una huella de tantas que deja Madrid en tu trayectoria, a lo largo de las obras que componen tu carrera literaria. ¿Qué cualidades posee, según tu experiencia, esta ciudad como espacio «literalizable» para un autor? ¿De qué manera se ha ido reflejando Madrid en tus sucesivos textos hasta la fecha?

Lo cierto es que Madrid aparece, citado explícitamente o no, en casi todos mis libros. En algunos, la ciudad tiene bastante protagonismo. En “La chica del andén de enfrente” los gemelos que se odian viven en un barrio de la periferia, pero gran parte de sus andanzas ocurren en el centro, en zonas de ocio nocturno, como las llaman ahora. Y, por ejemplo, en el último juvenil que he publicado, “cris5ceros”, Madrid es la ciudad en la que Cris, que tiene un millón y pico de seguidores, va a presentar un libro que en realidad no ha escrito. Aquí vamos descubriendo lugares de Madrid junto a Cris.

¿Qué es lo que más te atrae de la literatura juvenil y qué es lo que te resulta más complicado de ella como autor? ¿De qué maneras consideras que puede ser una herramienta para fomentar la lectura en esa etapa vital tan compleja, repleta de numerosos estímulos alrededor, cada día más vinculada a la tecnología y las redes sociales?

Lo que me atrae de la literatura juvenil es principalmente lo que me atrae de la propia etapa de la juventud. Tengo la sensación de que el mundo es más ancho en esos momentos, los sentimientos más intensos y hay mil caminos diferentes por delante o por detrás o hacia cualquier lado. Los adultos somos más aburridos, cada vez hay menos caminos… eso me parece. En cuanto a la herramienta para fomentar la lectura, es evidente. Cualquier libro puede encender la chispa a cualquier edad. Nunca se sabe cuándo llegará o si llegará. Seguirá leyendo quien haya encontrado algo que le guste, que le aporte. Nuestro objetivo es ofrecer las mejores lecturas que seamos capaces para que salte esa chispa. Yo no pretendo competir con la tecnología porque no son cosas opuestas ni excluyentes, aunque se venda así. Puedes estar muy liado con el móvil o la consola y también dedicar unos minutos al día a relajarte, leer, evadirte. 

¿Cómo recuerdas el proceso de diseño de los personajes, especialmente el de Luis, el protagonista, así como los de Ghost, Spirit y Hot? ¿Qué crees que proyectan en conjunto y por separado?

Hace tanto que no me acuerdo mucho. De Luis tenía claro que había empezado a pintar por admiración hacia Muelle, por hacerlo con su amigo Hot, pero que no no era un grafitero, sino un cuentacuentos. Spirit, que es el que “conoció” a Muelle era la figura del mentor de los grafitis de Hot e, indirectamente, de los cuentos de Luis. Como Ghost conocí algunos, hambrientos de poder, con grupos de grafiteros que convertían en verdaderas bandas de matones. Parece que cada época tiene sus diferentes bandas de este tipo, solo cambian las formas. 

El primer amor, el sentido de pertenencia a un grupo o la desbocada admiración hacia las leyendas urbanas son algunos de los sentimientos típicamente juveniles experimentados a través de la obra. Todo ese cóctel nos produce una suerte de nostalgia muy cálida. ¿Cómo consideras que se pueden sentir identificados los no tan pequeños si descubren este libro que de algún modo narra adolescencias universales?

Me encanta eso de “nostalgia cálida”. Desde luego, para mí es un libro muy nostálgico, aunque no narre mi historia de una forma literal. Ocurre en Aluche, mi barrio de juventud, que está pegado a Campamento, el barrio de Muelle. Si me asomaba por la ventana podía ver muchos de los lugares en los que transcurre el libro. Y sí trata temas muy universales, el primer amor, encontrar un lugar en el mundo, una vocación, enfrentarse a circunstancias que no puedes manejar… 

¿Cómo fue trabajar creativamente con tan diversas historias cruzadas entre los cuentos de Ángel, después los del propio Luis, las historietas grafiteras de Spirit… a la hora de armar un texto tan poderoso, con distintas voces y múltiples focos narrativos?

En mi caso, no trabajo con un guion prefijado. Puedo tener ideas de momentos o escenas que quiero que ocurran, quizá finales hacia los que tengo que ir, pero me suelo dejar llevar. Efectivamente, fue complejo mantener diferentes tramas, aunque no es la primera vez ni la última que me ocurre. Sin pretenderlo, me doy cuenta de que suelo escapar de tramas lineales y de narradores únicos. Y también meto muchas historias dentro de historias, metaliteratura. Con lo de los cuentos en Yo conocí a Muelle la evolución era clara: primero el descubrimiento, luego el intento de escribirlos, después la primera contada y al final el concurso que ocurre en un momento tan especial e intenso en la vida de Luis.

Para finalizar, ¿dónde puede encontrarte virtualmente nuestra comunidad lectora para seguir al tanto de tus novedades? Ah, y: ¿cuáles son tus tres rincones de Madrid favoritos si lo piensas con la mente de un chaval que comienza a moverse solo, independiente, por sus calles?

En mi caso solo tienen que teclear Jorge Gómez Soto y aparece mi web, Instagram, X, Facebook, TikTok y todas las redes en las que hablo de mis libros y hago el ganso (a veces las dos cosas a la vez).

¿Mis rincones favoritos con la mente de un chaval? Qué pregunta más difícil. Pero, bueno, diré algunos. Mañana seguro que pienso en otros diferentes. Para un paseo tranquilo la zona del Templo de Debod y quizá alargarlo hasta el teleférico. Si queremos ver gente, los clásicos: Gran Vía, Sol, Plaza Mayor, etc. Creo que mi primera “excursión” al centro con amigos fue a una hamburguesería de Gran Vía, hace mil años. Y luego hay rincones en los que, además de tomar algo, puedes escuchar cositas buenas: el Libertad 8 (que sale en “Yo conocí a Muelle”) o el Intruso (que sale rebautizado como El Impostor en “cris5ceros”). 

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