
Bienvenido a Altavoz Cultural y muchas gracias por tu tiempo, querido Juan. Nos gustaría comenzar hablando de ti sin hablar todavía del traductor: ¿quién es Juan Rivera? ¿Qué intereses, pasiones y gustos configuran de algún modo su persona?
¡Muchas gracias a vosotres por vuestro interés! Pues ¿qué os podría contar? Juan Rivera es un madrileño de 30 años, traductor de día y músico de noche. En general me considero una persona que tira bastante por lo artístico. Me encanta la narrativa de ficción en todo tipo de medios y de todos los géneros, aunque sobre todo me gustan la ciencia ficción y la fantasía. Lo que más me apasiona es la música, soy músico desde hace muchos años, y en mi tiempo libre toco en un grupo. Me gusta probar cosas nuevas y no quedarme quieto en una sola cosa; el último hobby al que me he aficionado es a dibujar. Y, como persona LGTBI, todo lo relacionado con los derechos queer y el feminismo interseccional también es muy importante para mí.
¿Cuándo y cómo te inicias en el arte de la traducción? ¿Qué conocimientos, experiencias, lenguas y géneros conforman idealmente tu perfil?
Siempre se me han dado bien los idiomas (en especial el inglés), y el doblaje era un tema que me fascinaba desde pequeño. Cuando acabé el Bachillerato, empecé un grado en Matemáticas, y al cabo de un año y pico me di cuenta de que no era lo mío. Busqué otros grados a los que cambiarme, y llegué al de Traducción e Interpretación casi por accidente (eso sí, bendito accidente). Tras completar el grado, hice dos másteres: el de Traducción Literaria de la UCM y el de Traducción Audiovisual y Localización que ofertan la UCM y la UAM en conjunto. Desde entonces no he dejado de buscar formas de ganarme la vida traduciendo lo que me dejen, no solo literatura ni productos audiovisuales.
En cuanto a mis lenguas de trabajo, sobre todo trabajo entre inglés y español, en ambas direcciones; también traduzco del francés y del italiano, aunque mucho menos. Y estoy viendo si aprendo alguna lengua más, aunque aún no me he decidido por ninguna.
¿Qué particularidades enfrentas en la traducción literaria en contraste con la traducción audiovisual y viceversa? ¿Qué es lo que más te atrae independientemente de cada una? ¿Tienes referentes en ambas áreas?
Todas las especialidades de traducción tienen sus ventajas, sus inconvenientes y sus peculiaridades. La audiovisual me gusta mucho por varios motivos: con la cantidad de oferta audiovisual que hay hoy en día, no me falta variedad de cosas que traducir. Además, con según qué productos puedes darle rienda suelta a la creatividad (siempre respetando la intención del texto, por supuesto), y traducir diálogos puede ser muy divertido en esos casos. Una desventaja que tanto el doblaje como los subtítulos tienen es el tema de los límites de tiempo, y a lo mejor no te permiten tanta rienda suelta como otro tipo de textos. Por otro lado, la literaria no tiene la limitación del espacio, pero sí tiene la del estilo del autor. No solo tienes que respetar QUÉ quiere decir el autor, sino CÓMO lo quiere decir, y tiene que seguir sonando natural para los lectores. Es una línea muy fina por la que hay que saber caminar, y cuando lo consigues te sientes realizadísimo.
En cuanto a referentes, tengo más en el campo audiovisual que en el literario. En el audiovisual, admiro mucho el trabajo de Javier Pérez Alarcón, María José Aguirre de Cárcer, Reyes Bermejo, Alicia González-Camino, Quico Rovira-Beleta, Pablo Fernández Moriano, Herminia Páez, Mario Pérez, Dani Solé y muches otres. En el literario, Carmen Franci, Pilar Ramírez Tello y Scheherezade Surià.
¿Qué tres cualidades principales le atribuyes al profesional de la traducción si tuvieras el poder de crear el modelo perfecto? ¿Cuáles son, por cierto, tus principales virtudes como traductor, tus principales señas de identidad?
Creo que el traductor profesional debe tener varias cualidades fundamentales, entre ellas: versatilidad, creatividad y humildad. Hace falta ser versátil para poder adaptarse a las necesidades de cada texto, y a la mayor cantidad posible de tipos de texto. La creatividad es fundamental, no solo porque la traducción es de por sí una labor creativa, sino además en el sentido de que hace falta ser ingenioso; hay que tener recursos de todo tipo, y si no los tienes, tienes que saber buscarlos. Y, por último, la humildad suficiente para saber dónde están tus límites y no sobrepasarlos; para recordar que siempre te van a quedar cosas por aprender, y para mantener la mente abierta constantemente (dicho lo cual: conocer nuestros límites también implica conocer nuestros puntos fuertes, y a veces hace falta aparcar la humildad y destacar lo que se nos da bien, sobre todo a la hora de conseguir un trabajo).
En cuanto a mis señas de identidad, creo que aún las estoy descubriendo, pero intento esforzarme lo máximo posible en hacer un buen trabajo y en encontrar, en la medida de lo posible, algo de lo que disfrutar en cada encargo.
¿Cómo valoras actualmente el ámbito profesional de la traducción? ¿Qué es lo que más te preocupa y qué es lo que más te alivia?
Me preocupa mucho el cariz que está tomando el mundo profesional en el que nos movemos, cada vez más orientado a la automatización, a la inteligencia artificial y a la posedición. Todo ello porque las grandes empresas no quieren pagar tarifas ni sueldos dignos a los traductores humanos. Prefieren gastar menos dinero y obtener un producto de calidad inferior que pagar por traducciones humanas. Esto es un factor (aunque no el único) que influye en otra preocupación que tengo, que es lo difícil que es encontrar oportunidades de trabajo, sea de asalariado o como autónomo.
Sin embargo, me da mucha esperanza ver el trabajo que están haciendo las asociaciones de traductores (ATRAE, Asetrad, ACE Traductores y otras) por proteger los derechos laborales de los traductores, sobre todo ante los abusos que se están produciendo en el campo de la automatización de la traducción. Desde las asociaciones estamos haciendo todo el ruido que podemos por denunciar las malas prácticas por parte de estas empresas, y luchando todo lo posible contra el uso no ético de la inteligencia artificial. Y en un ámbito más general, el compañerismo que hay en estas asociaciones: te acogen con los brazos abiertos aunque aún no te dediques profesionalmente a la traducción, te dan consejos sobre cómo desarrollarte en el mundo profesional sin que se aprovechen de ti, te facilitan el acceso a cursos de formación, siempre hay charlas o reuniones de las que se puede aprender un montón… El mejor consejo que les puedo dar a los aspirantes a traductor es que se unan a una asociación.
¿Qué planes y proyectos confesables tienes a corto y medio plazo? ¿Dónde puede encontrarte y seguirte nuestra comunidad lectora?
Seguir aprendiendo y buscando trabajo. Y en un plano menos profesional, seguir con mi música, con mi banda y con mis dibujos. En cuanto a redes sociales, estoy en Twitter (@JuanRiveraTrad). Aviso que tengo candado y soy bastante selectivo con la gente a la que dejo entrar, pero os invito a probar suerte de todas formas. Si no, podéis seguir a mi grupo, Hijos del Tercer Acorde; os invito a que escuchéis nuestra música, y si os gusta, que vengáis a alguno de nuestros conciertos, que damos con relativa frecuencia. ¡Muchísimas gracias por dedicarme esta entrevista!