-Editorial Adarve-

   El calor cotidiano traspasa unas páginas cultivadas con tanto mimo como atrevimiento. Jesús Carrascal enarbola la bandera más rural del maestro Miguel Delibes y la atesora con firmeza, con convicción ciega. La atardecida posee el aroma de las novelas tradicionales, el mejunje idealmente cocinado que se compone de ingredientes tan sanos como la naturalidad, el entretenimiento y la capa popular que todo lo embellece. Estamos ante una obra que abraza las raíces y las extiende hacia paraderos presentes, con la intención de iluminar rincones del alma y ofrecer curas, vendas, consuelos y esa pequeña magia rutinaria que nos es tan necesaria. Qué bella propuesta, Don Jesús.

   En el aspecto formal hallamos una puerta de entrada con forma de Prólogo, firmado por Claudia Pérez Domínguez, y una secuencia muy intuitiva de cinco capítulos, partes o “libros”, hilvanados a través de algunos de los pilares argumentales que cimentan la novela íntegra (Las cachorros, El ero, Nazario, La naturaleza, La despedida). Esta disposición estructural refuerza la ligereza de la que goza el lector conforme avanza sobre las páginas.

   La atardecida pone el foco sobre la deriva superviviente de las zonas más castigadas por la despoblación y el abandono, sostenidas en pie por quienes aman su tierra y renuncian a su olvido. Tiene una fuerza anímica muy especial la novela de Carrascal: logra exponer una victoria, la de quienes trabajaron con su presencia y su amor el lugar que los alberga desde sus orígenes, la de quienes se refugian en los capítulos más entrañables de la historia de su corazón; pero además contiene esa fuerza por pura dignidad presente: hoy la obra contribuye a la curiosidad, al interés más aventurero y respetuoso con las nuevas generaciones que heredan esa tierra, que deben protegerla y exhibirla con orgullo. Un canto delicioso que se destila atemporal, como un torrente de emociones que nos reúnen en torno a un fuego vivo.

   La comunidad de personajes que habita esta novela está tejida con hilo brillante: relucen virtudes y afectos, poniendo sobre la colectividad un manto de complicidad, compañía y nobleza. Especialmente queda reflejado ello en el tratamiento que se hace de los infantes y los animales, ciertamente protagonistas del día a día, objetos de cariños y expresiones particularmente verbalizadas desde lo musical, con su consiguiente ternura.

   La narración prospera como un río de palabras que no encuentra obstáculo ni barrera: es su fluidez la que mueve al sentimiento agitado, a la riqueza del fruto literario. La pluma del autor es afilada y nívea. El viaje nos concede paisajes que fluctúan entre el bodegón más familiar y el tesoro más imprevisto, externo a nuestro conocimiento pero próximo a nuestro entorno.

   El lenguaje escogido para el menester narrativo ahonda en la facilidad plástica, tan visual del desarrollo de la novela: la fabulosa combinación de coloquialismos y voces propias del contexto, en ese dulce tono, con la necesaria elaboración de constructos sintácticos que permitan trabajar la complejidad de las imágenes deseadas es uno de los puntos magnánimos de La atardecida.

   Terminamos la lectura con una estupenda sensación de abrigo y coraje. Henchidos de júbilo y buen sabor en los dedos. La orfebrería de Jesús Carrascal merece plena atención, pues conquista áreas de nuestra sociocultura que necesitamos regar, podar y ampliar. Un aplauso para él y para esta obra entrañable que se queda a vivir dentro de nuestras costuras. 

Altavoz Cultural

Entrevista a Jesús Carrascal

Bienvenido a Altavoz Cultural, querido Jesús. Enhorabuena por La atardecida. ¿Cómo nace la obra? ¿Qué motivos son los que te mueven a desarrollar su historia?

La obra nace por la necesidad imperiosa de expresar unos sentimientos vividos durante varios años a lo largo de mi infancia en un pequeño pueblecito de la provincia de Valladolid y que dejaron un fuerte impacto en mí; el contacto con personajes rurales y su entorno, su forma de vivir, de expresarse, sus costumbres.

Miguel Delibes extiende su influencia desde la cita que abre la novela hasta los rincones más reconocibles de su imaginario dedicado al mundo rural y su gente. ¿Cuándo y cómo conecta Jesús Carrascal con su obra, con su figura literaria? ¿Dónde consideras que acaba el homenaje y comienza el desarrollo de una voz propia, capaz de causarnos igualmente admiración y reconocimiento?

La conexión con Miguel Delibes viene reflejada desde siempre por la devoción que me inculcó desde muy pequeño la figura paterna hacia el escritor y todo lo relacionado con Castilla y los castellanos fruto de su nacimiento en esas tierras. De ahí la lectura y admiración de toda su obra, especialmente en las ambientadas en temas rurales y sus personajes.

Respecto a la segunda pregunta pienso que una vez te adentras en la lectura de la novela, influenciada en las primeras páginas por el estilo delibesiano, vas descubriendo que, sin dejar de lado la influencia del escritor, poco a poco va tomando forma un estilo propio de narrativa más intimista y profunda.

Hablemos de estructura y de estilo: por un lado, ¿qué consideras que le aporta cada una de las cinco partes -libros- al conjunto total de la novela como experiencia lectora? Asimismo, disfrutamos de una forma expresiva accesible, popular, tan oral y espontánea. ¿Cómo sientes que conversa ese estilo con el panorama literario actual, en el que podemos apreciar una ciertamente amplia diversidad de formas de narrar?

La partición de la novela en cinco capítulos le aporta al libro una manera de dar protagonismo o resaltar un personaje o una situación concreta en cada momento. La forma expresiva utilizada en la obra pertenece al lenguaje costumbrista y espontáneo de unos personajes reales, su forma de actuar y expresarse, alejada de toda búsqueda de diálogos forzados e irreales y situaciones o argumentos utópicos, que contrasta con las narrativas actuales, al servicio de las demandas editoriales más comerciales.

La atardecida retrata personajes que nos resultan cercanos, incluso familiares, gracias a la luz que proyectan. Entre todos ellos destaca la niña Nicasita. ¿Cómo ha sido ese proceso de diseño de personajes, especialmente el dedicado a configurar a la que podríamos considerar la protagonista? ¿Qué base de referencias, personales y/o literarias, ha contribuido a esa tarea?

El diseño de personajes no ha precisado en ningún momento de un proceso de invención o documentación por mi parte ya que se trata de personas reales e historias verídicas, resaltando sobre todos ellos la que muy bien se puede considerar la protagonista de la obra, la niña Nicasita, donde he querido reflejar el sentido de la vida y la muerte, a través de este personaje se recoge una clara dimensión existencial. Las referencias personales son mis vivencias en etapa de infancia en un pequeño pueblecito castellano, el contacto con esos personajes y el impacto que todo ello causó en mí.

Como despedida, nos gustaría mirar hacia el futuro: ¿qué semilla crees que les deja La atardecida a quienes pretendan alinearse con su mensaje y actuar a partir de ella? Muchas gracias y mucha suerte.

La concienciación del mundo rural, la necesidad de reivindicar el campo, los pueblos y sus gentes frente a la globalización despiadada de una ciudad que avanza sin tenerlos en cuenta. 

4 comentarios sobre “La atardecida, Jesús Carrascal

  1. Vaya, excelente. Sin dudas que, lo leído, deja un sabroso sabor a «buena lectura». Leer «La atardecida» debe ser un viaje al pasado lleno de añoranzas, de recuerdos, de querencias vividas en nuestro crecimiento… Un viaje al pasado lleno de magia
    Felicitaciones a su autor, y, conseguir la novela… Es mi tarea en adelante
    Gracias, infinitas gracias
    Edimundo Balzán (Venezuela)

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