-Clementine Lips-

En los últimos tiempos escuchamos constantemente la palabra “representación”. Primero fue con las mujeres en general: no hay suficiente representación. ¿Dónde, sobre qué? En todas partes, sobre todos los temas. Tampoco había después suficiente representación de personas racializadas, del colectivo LGBT, de la clase trabajadora… y la que había, para todos los grupos que conforman “La Otredad” era más un problema que una solución. Porque la representación a secas no vale. Siempre han existido las amas de casa en las películas, las Mammys y las Jezebels, el obrero bruto y el gay malvado. Siempre han existido personajes en los que “Las Otras” podamos identificarnos para mal, personajes con los que se nos enseña nuestro sitio.

¿Qué pasa cuando se junta más de una opresión en una sola persona? Que parece que cada categoría de “La Otredad” la vuelve más invisible, como si fuesen capas de barro que ocultan sus facciones, sus características personales, para volverla una más, indistinguible del resto que forman parte de los mismos grupos. Se las embadurna tanto que parecen una sola persona.

La representación de las mujeres en la cultura ha sido históricamente muy injusta. La de las personas homosexuales ha sido degradante y violenta. La de las lesbianas ha sido una mezcla de las dos, una simbiosis para mal. Más invisibles que nadie, más violentadas que los demás. Pero los tiempos cambian, y con ellos también cambia la cultura. Por eso os traigo una serie de productos culturales que representan a las lesbianas con más de un prisma: tristes, felices, irónicas rebeldes, calladas. No pueden abarcarlo todo porque ningún extracto cultural puede hacerlo, pero al menos abarcan más que antes. A veces hay incluso finales felices.

Fruta prohibida – Jeanette Winterson

No me cansaré nunca de recomendar a esta autora. Su uso brillante del idioma hace que leerla sea toda una experiencia, aunque también hace que sea infinitamente mejor leerla en su idioma original: el inglés.

Fruta prohibida es la novela debut de Winterson, una obra autobiográfica en la que cuenta cómo fue adoptada por una familia muy creyente y que su madre no aceptaba su homosexualidad (entre una infinidad de otras cosas que su madre no aceptaba). Una experiencia que por desgracia aún es común. Esta obra puede sanar la herida de muchas mujeres de cualquier edad que hayan tenido que gestionar el rechazo de su familia.

Laura Dean me ha vuelto a dejar – Mariko Tamaki y Rosemary Valero-O’Connell

En esta novela gráfica nos encontramos a una joven que sufre, no por su familia, sino por la relación que mantiene con otra joven. Una de las cosas que el colectivo LGBT ha reclamado desde siempre es tener historias de amor como las heterosexuales: con su drama y su final feliz. No creo que el amor romántico sea ideal para ningún tipo de relación, pero lo bueno de Laura Dean me ha vuelto a dejar es que nos ofrece ese romance que solo se les permitía a las parejas hetero con un toque moderno. Durante la novela la joven protagonista irá descubriendo lo que significa tener una relación sana. Si consigue tenerla o no me lo guardo para mí por no haceros spoiler.

Nuestras flores – Luz Saltalamacchia

Una de las últimas novelas lésbicas que he leído, Nuestras flores cuenta la historia de dos ex-compañeras de clase que se reencuentran años después y tienen que navegar las aguas de una relación sin etiquetas, de una Argentina aun reacia a aceptar la homosexualidad, una relación de maltrato, familias abusivas… puede sonar terrible, pero no lo es. Es un libro muy dulce, adornado con un montón de… flores. La narrativa en argentino le da un toque de ligereza que a mí me encantó.

Permafrost – Eva Baltasar

Un poco más a la antigua usanza (o sea, con lesbianas deprimidas), la novela de Baltasar trata la historia de una mujer depresiva que se tiene que enfrentar a la muerte de su hermana y a su autorechazo en todos los aspectos de su vida.

Entre todas las mujeres – Isabel Franc

La novela más original de las aquí citadas: una joven empieza a tener alucinaciones y cree que ve a la Virgen de Lourdes que le habla y la seduce. Las personas de su alrededor la toman por iluminada y luego por loca, pero ella resiste. Sigue viéndose con esa aparición que le enseña todo lo que hay que saber del amor carnal. Un tanto turbio si tenemos en cuenta que se trata de una chica muy joven y que la Virgen posiblemente, aunque también es joven, sea mayor de edad, pero absolutamente recomendable por la ironía y el ingenio de la novela, una parodia de la erótica mística, que fue finalista del premio La Sonrisa Vertical.

Carmilla – Sheridan Le Fanu

Obviamente no podía faltar en esta lista la recomendación del clásico Carmilla. Ya dije en el artículo de mi blog Libros para el otoño que no tengo muy claro si Le Fanu pretendía ofrecerle algo de representación a las lesbianas en un tiempo en que hacerlo abierta- y respetuosamente hubiera sido imposible, o si se unió a la ola de lo reaccionario y simplemente creó un personaje malvado homosexual. Aun así, Carmilla se considera un clásico para las lesbianas, y es una novela super disfrutable.

Carol – Patricia Highsmith

Otro clásico de la literatura lésbica convertido en película, Carol es una novela que dista del estilo habitual de la autora, que es famosa por sus libros policíacos. En este libro, la Highsmith explora la psicología de una joven que está descubriendo su homosexualidad por un encontronazo casual con una mujer que le cambia la vida. Fue una novela muy controvertida en su época, de hecho Highsmith la tuvo que publicar bajo pseudónimo, en parte porque el lesbianismo de las protagonistas no es condenado: es una de las primeras novelas en las que la pareja sáfica tiene final feliz.

LES Editorial

Puestas a recomendar libros, ¿por qué no recomendar una editorial entera? LES Editorial es una editorial centrada en libros (tanto de ficción como de no ficción) que den representación de calidad al colectivo lésbico. Son quienes publicaron Nuestras flores, y tienen también una versión modernizada de Carmilla. Además tienen ensayos como Yo también soy su mamá, sobre la maternidad en parejas sáficas, o Saphic Fire, sobre relaciones sexuales entre mujeres.

Do revenge

Do revenge es una película del 2022, una revitalización del chic flick con perspectiva de género. Cuando la vi quedé maravillada: una narrativa de venganza femenina, amistad entre mujeres y uno de los personajes principales es lesbiana, todo esto rematado por una estética de diez. Poco más se puede pedir.

María Peláe

Una cantante del sur que no solo es abiertamente lesbiana, sino que en sus letras da espacio al colectivo sin intentar esconderlo. Concretamente, su canción La niña habla de una señora que, siguiendo a una familiar suya muy joven, acaba en un bar lésbico. Es tan importante tener referentes reales además de ficticios que nos muestren que, a pesar de que se intenta ocultar a “La Otredad”, existimos, y a veces somos tan increíbles que ni siquiera siglos de opresión y discriminación pueden mantenernos al margen. 

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