-Segunda parte parte-

-Caja de rebajas-

-Miguel Babiano-

Como vine avisando, ahora vamos a pasar a charlar con el propio Penny sobre alguna de sus obras, la primera parte de la entrevista la tenéis aquí. La primera de las obras que he escogido para este repaso es Brutal Violence, un fanzine en tamaño A4 (muy grandote) con cerca de cincuenta o sesenta páginas, si no más, en un profundo blanco y negro, característica general del resto de obras del autor.
Brutal Violence es una antología de las historias sueltas que Penny ha ido publicando aquí y allá con un par de tebeos exclusivos de esta edición. Si hacemos un repaso a su índice, nos encontramos los siguientes textos: ‘Quizá en otro momento’, ‘Nota de suicidio’, ‘Abraxas en cuarentena’ guionizado por Javier Marquina, ‘Apophis’, ‘El peregrino faltó a sus mandamientos’, ‘Geropandemia’, también junto a Javier Marquina, ‘Black fires matter’, guionizado por Álvaro López y ‘Escapeship’, junto al guionista Roberto Corroto.

Este es un formato que me parece muy interesante. Al final, como autores, tendemos a desperdigar nuestra obra en revistas, antologías amigas, obras de colegas y solemos tenerlo un poco deslocalizado. Como en toda recopilación, siempre hay obras que resaltan sobre otras y creo que las que más me han gustado han sido ‘Apophis’ y ‘Geropandemia’.

La primera porque es completamente tuya y tiene ese rollo del que luego hablaremos de un personaje que parece salido de una dark fantasy bien jodida, como Dark Souls o Berserk, te lo llevas a tu terreno y haces una historietilla que resulta muy interesante. Que, ya no sé si porque estoy zumbado, a mí me dejó cierta esperanza al final. Y ‘Geropandemia’ es que me hace gracia los yayos ahí zombificados, jajaja.

Una cosa que me parece muy curiosa de Brutal Violence es que si tú eliminas los nombres de los guionistas y dices que los has hecho enteros, desde la concepción hasta el último punto, me lo creería. Creo que hay un trabajo detrás de entender y querer jugar con tu estilo. Porque, sí, tu mundo es muy jodido, pero también deja espacio para el cachondeo, para la chanza y una risotada de vez en cuando. Por eso las historias que tiran más por ese rollo funcionan tan bien, para ti, ¿Cómo ha sido trabajar con ellos?

Ha sido muy divertido. Los guionistas son un mundo cada uno de ellos, tienen una concepción de pedir las cosas completamente distinta y eso es algo muy interesante, en realidad. Lo que comentabas, es ciertamente porque cuando ellos escribieron los guiones, lo escribían para alguien con un estilo específico. Eso por ejemplo Javi Marquina lo dice mucho, te pregunta que es lo que quieres dibujar y con lo que vas a estar cómodo y eso al final se traduce en un paseo artístico mucho más llevadero que algo en lo que no encajes para absolutamente nada.
El tema de sacar ‘Brutal Violence’ básicamente fue porque había gente que no localizaba esas historias y querían tenerla en sus manos, así que la verdad que me pareció guay recopilarlas. Pedí permiso a los guionistas de cada historia y me facilitaron todo a la perfección y la verdad que super agradecido por ello. En cuanto al tema del cachondeo, es que, de verdad, que no nos quiten el sentido del humor, aunque se esté hundiendo el barco, porque si no, no sé qué puede quedarnos. En ‘Apophis’, por ejemplo, me pidieron una historia para Altar Mutante, que tenía que ser de un par de páginas, y no sabía muy bien qué hacer y entonces caí en que siempre que me preguntan: ‘Oye, si viniese el meteorito y te quedasen unos minutos de vida hasta el impacto, ¿qué harías?’ Y siempre digo lo mismo: ‘Abrirme una yonkilata y rezar a quien sea para que me de tiempo a talarme una segunda lata antes de estirar la pata, jajaja’. Pues me paré a pensar y dije: ‘¿Y si desarrollo eso en dos páginas?’ Así nació esa historia. Con ‘Geropandemia’, Javi lo tenía claro.
La gente de Altar Mutante quería hacer un especial pandemia, y me pidieron un par de páginas, y le pregunté a Javi (Marquina) si le apetecía hacer el guión, y justo estaba la noticia en TV de todas las personas mayores que estaban abandonando en residencias y dejándolos solos, y dió para guión por la impotencia de lo que estábamos viendo. Creo que es una buena y merecida venganza por parte de la tercera edad. Fuck the world!

Y, sé que es un poco injusto, pero, ¿Cuál dirías que es tu tebeo favorito de los que entraron en este Brutal Violence?

Pues me gustan mucho todos, la verdad. En cuanto a guiones que no sean míos, ‘Geropandemia’ me gustó mucho, tiene guiños a Akira, incluso está el letrero del famoso Vkaos de Vallecas. Por otro lado, ‘Black fires matter’ con Álvaro López, es muy crítico a nivel social, y eso también es algo necesario de vez en cuando, mientras que ‘Escapeship’, con Rober (Corroto), me gusta mucho porque tiene esos guiños al abismo negro, a ‘La Cosa’ y esos vibes de peli de serie B, aparte que le tengo cariño porque la historia salió en Outerspace Friends, el recopilatorio que coordinó Franky Mercado, así que me gustan todas. Pero creo que, si me tuviese que quedar con alguna, aunque suene un poco narcisista, creo que sería “Quizá en otro momento”, la que abre el cómic, porque me parece algo tan nihilista, tan de “sudo de todo” y con un dios que es un antihéroe, que me pilló en un momento rarísimo de mi vida al escribirla, que la tengo especial amor.

El siguiente fanzine que he escogido es La sentencia que selló los labios y retumbó en la sombra. Este, si me permites, es café para muy cafeteros. Estamos ante un concepto que se acerca más al libro-objeto, que le exige al lector que utilice el artefacto en sí para involucrarse en la lectura y hacer el esfuerzo de comprender lo que tiene entre las manos. ¿Cómo se te ocurrió hacer algo así?

Pues básicamente, porque siempre vomito bastante de mi estado mental y de ánimo del momento, y cuando escribí ‘La sentencia (…)’, había demasiada carne que cortar y sobre todo, demasiado con lo que experimentar. Básicamente es una serie de textos que en principio, siendo inconexos, hablan sobre la soledad y la pérdida, y van de mal a peor. No en vano, al final se recomienda leer los textos desde el final hasta el principio para poder terminar mal, donde todo empezó, pero no fatal, donde todo acaba. De hecho, hablando con la artista Maureen Machine un día, me dijo que pusiese un trigger warning, que mi obra era como para dejarte jodido tres días, y lo puse justo al principio, porque me temo, que este zine no es recomendable para quien ande un poco de bajón o mentalmente mal por el motivo que sea. Con este pequeño aborto quise atracar a mano armada la sensibilidad emocional del lector, y también la mía, practicando una poesía que besa en los labios al texto, pero que besa con lengua a lo visual de una manera más enfermiza y experimental. Cada página es un pequeño atentado a la maquetación tradicional y, sobre todo, un cadáver que reavivas con pistas para luego dejar morir de nuevo. Es una especie de quimera hecha de trozos y dibujos que aparecen de un lado a otro, aparentemente sin sentido, pero con una coherencia que hay que saborear, aunque sea demasiada amarga. Junto con ‘Ars notoria’ y con ‘Las insignificantes notas que me mantuvieron alejada del suicidio’ se cierra una trilogía nunca planeada que habla un poco de lo mismo, desde tres puntos de vista más o menos pesimistas pero que no es para toda la gente, sinceramente. Con ‘Ars notoria’ había una puerta al final, una pelea en la que te levantas y logras salir, y con ‘Las insignificantes notas (…)’, hay luz al final del camino, aunque esté siendo jodido, pero con ‘La sentencia (…)’, no existe luz en ningún lugar. ‘La sentencia que selló los labios y retumbó en la sombra’ es la tristeza, la pérdida y la soledad más absoluta y completa.

Antes de saber siquiera tu respuesta a la pregunta anterior, me gustaría dar mi interpretación del fanzine; creo que estamos ante una pérdida. Me lleva al terreno romántico, quizá, a una ruptura de una relación. Creo que ‘La sentencia que selló los labios y retumbó en la sombra’ es ese descenso desde que la relación, sea cual sea su naturaleza, se parte y se fragmenta en pedazos. Según se avanza se puede pensar en las fases de la superación de ese trauma, pasando por la desesperada necesidad de compañía hasta la asunción de una terrible, terrible realidad; la soledad es inevitable. El mismo artefacto anima al lector a esgrimir y deducir una interpretación a través de los textos poéticos y las imágenes grotescas.

Tiene un poco de todo y un poco de nada. La soledad y la pérdida que se trata en esta “historia” es un poco maleable según quien la esté leyendo. Al ser frases y estados de ánimo escritos en diferentes temporadas, en algunas hay alusiones a pérdidas románticas, otras a pérdidas de familiares, de amigos, incluso pérdida de la perspectiva personal o artística, y al vacío existencial, que creo que es lo que más caracteriza todo lo que suelo dibujar y escribir. Para juntar los textos, tuve que ir buscando todo lo que escribo cuando me brota de distintos dibujos o notas (apunto las cosas donde pillo), y hay momentos en los que la cabeza funciona sola, y de repente sale algo que está enquistado ahí y no sabes muy bien por qué, en ese momento, pero lo tienes que escribir, y otras simplemente piensas lo injusta que es la vida y como todo de repente da un giro tremendo y da lo mismo si la has cagado tú o la han cagado los demás pero el color marrón caca ha salpicado a todo el mundo, y lo que escribes da fe de ello. Creo que ‘La sentencia (…)’ es algo que dependiendo de quién la lea, en qué momento y en qué estado de ánimo, vas a interpretarlo de una forma o de otra, pero en el fondo, los saltos temporales y las notas escritas en malos momentos, aun siendo reordenadas, es imposible que sean buenas, porque nunca fueron escritas para serlo.

La tercera obra diría que es la que más me ha gustado. Super Dimensional Terror es un relato largo en formato antológico. Quién lo haya leído sabe a lo que me refiero. Estamos ante varios textos, cada uno muy distinto del siguiente, pero todos, menos un par, manejan ese macarrismo que existe en tu obra y que no creo que la gente conozca tanto porque se quedan en lo grotesco y apocalíptico.

Antes de pasar a hablar de los relatos en sí, me gustaría hacer una mención especial al prólogo de Iván Quiroga, en el que se resuelve o se habla de esa pregunta que todos los que hemos leído o visto algo tuyo, nos hacemos; ¿en qué piensa Penny? Iván no desvela si revelaste lo que ocultas tras la piel y el hueso, pero deja claro que lo entendió todo. También comenta lo que cualquiera que haya compartido veinte segundos contigo sabe; eres una persona encantadora. La dicotomía obra-autor es muy divertida vista desde fuera.

Ahora entrando en los textos, tenemos ocho relatos, que son los siguientes: ‘Intro’, ‘La última noche’, ‘El estudiante de medicina’, ‘El falso gólgota’, ‘El último enemigo de Ardun Sorcha’, ‘La última voluntad del Führer’, ‘El libro de Orsus’ y ‘Afterword’. Debo decir que me han gustado todos a pesar de la diversidad temática, aunque mi favorito sería ‘La última voluntad del Führer’, porque me divierte mucho la concepción de ese mundo nazi, el ocultismo y esas cosas, y, también, ‘El último enemigo de Ardun Sorcha’, cuyo giro final me ha parecido, de nuevo, muy divertido. Leyéndolos, ¿qué tipo de escritor eres? ¿De mapa o de brújula?

Iván Quiroga es un grande del rol y una gran persona. He trabajado con él muchas veces y nunca me cansaría de seguir haciendo cosas a pachas la verdad. Quedamos siempre en Barcelona cuando voy para allá en una cafetería y de ahí viene el texto introductorio, es alguien que conoce bien mi obra y que, por cierto, ha escrito a partir de un guión mío una precuela de ‘We are the ones they left behind’.

Sobre ‘Super dimensional terror’, es una gamberrada claramente. Pero es una gamberrada orquestada. Me explico. Siempre me ha gustado escribir, pero nunca me he considerado un escritor. Siempre estoy en constante aprendizaje y por norma general voy a decir que soy tatuador e ilustrador. Lo de escribir es algo que me divierte, y en este ‘Super dimensional terror’, las historias vienen de algunos textos que ya tenía escritos, pero ‘La última voluntad del Führer’, que es una gamberrada total, fue lo último que escribí y me parece que se nota que hay una evolución con respecto a los otros. El fanzine realmente nació porque Dani Coronado me invitó al Omegazine y lo primero que pensé es que tenía que llevar material nuevo, y se me ocurrió reunir varios textos que ya tuviese escritos, pero luego metí alguno más y saqué ese número cero especial Omegazine. Hay un dato curioso y es que el nombre Veizla aparece constantemente, o las arañas de patas plateadas o incluso el diamante negro de obsidiana. Pero no aparece solo en ‘Super dimensinal terror’, que realmente con el nombre hace alusión a algo multidimensional, a un multiverso (de hecho, todo empieza y acaba con el mismo personaje), si no que hace alusión a todo lo que suelo escribir. En ‘We are the ones they left behind’ están escribiendo al principio desde la terminal de Veizla, en ‘Gate of flesh’, un libreto de objetos para juegos de rol, hay un escrito de una tal Veizla, y así sucesivamente. Me gusta mezclar todo y juntarlo, ordenarlo desordenadamente para que tal vez alguien se de cuenta de que hay patrones repetidos. Yo opino como tú, ‘La última voluntad del Führer’ es mi favorito. Me lo pasé muy bien escribiéndolo y, evidentemente, hay una gran influencia del Wolfenstein – no podía ser de otra manera -.

Sobre la pregunta sobre si escritor de mapa o brújula, te diré que ni uno ni otro. Soy más bien híbrido, pillo parte de uno y parte de otro. Cuando empiezo a escribir algo, siempre escribo el principio y el final, y rara vez les doy la vuelta o los cambio, pero todo el nudo lo voy escribiendo sabiendo ese principio y ese fin, voy dejando que la historia se mueva de forma cómoda sabiendo cual es el final del camino y la verdad es que me lo paso mejor así, porque es como que puedo encajar mejor los huecos que pueden ir quedando. Un día hablando de esto con mi padre en el hospital, cuando andaba con el tratamiento de la quimio, preguntándole como lo hacía él (que él sí que era escritor y corresponsal de guerra durante incontables años) me dijo que utilizaba la misma forma de escribir y me pareció curioso. He probado de las otras dos maneras alguna vez, pero me quedo con esta fórmula, la verdad.

¿Cómo dirías que es tu proceso creativo a la hora de afrontar un texto? ¿Es igual que cuando afrontas una ilustración o un cómic? Refiriéndome, sobre todo, al previo, a la idea, su concepción y su tratamiento.

No. Es totalmente lo contrario porque no tengo presión. Cuando decía antes que no me considero un escritor, si no un ilustrador y tatuador, le quita peso y hierro al asunto de escribir. Como es algo que tengo claro que hago simplemente porque me divierte y me lo paso bien, no trabajo con ningún tipo de presión, que es todo lo contrario a tatuar o ilustrar, que sí que noto ese peso porque es realmente mi profesión. Al escribir, saco al impostor que se cuela en el edificio donde no vive, que te saluda guiñándote el ojo porque sabe que no pertenece ahí y que, aunque le echen, va a seguir haciendo lo que quiera porque realmente está donde le apetece. Tatuar y dibujar, al ser un trabajo, es distinto, no puedo ir “a lo loco” de la misma forma y tengo que cortarme más. Respecto a la idea, la concepción o el tratamiento es también todo lo contrario. Cuando dibujo es porque previamente ya me han encargado el dibujo o me han explicado de qué manera tiene que ser, incluso si es para un fanzine que haya escrito yo, ya he marcado las pautas escribiendo, y sé cómo tengo que hacerlo, pero cuando me lío a concebir una historia, la idea ha brotado de cualquier cosa que me haya pasado por la cabeza y comienza a expandirse como un virus que tal vez muta, pero que dejo libremente corretear por donde quiera.

¿De dónde viene ese gusto por escribir?

Te diría que por el tema del rol y por la pasión de plasmar las ideas que me pasan por la cabeza. Cuando era pequeño, todos queríamos sacar un juego de rol o teníamos que escribir una aventura para poder jugarla, porque tampoco había tantas, así que el que más y el que menos se liaba a escribir mejor o peor, pero acababa haciéndolo y al final, creo que le coges el gusto. Evidentemente devorar libros también hace que quieras seguir los pasos de esos Lovecrafts o Kings y demás parafernalia. Conservo un montonazo de textos de hace millones de años, que quizá algún día repase porque seguro que tengo material interesante ahí con el que trabajar.

Y, antes de terminar y hablando de escritura, ha salido ahora Flannan, tu primera novela de horror. No he querido ni leer la sinopsis, porque tengo una fe ciega en lo que haces y con la portada no me hace falta nada más. ¿Cómo ha sido el proceso? ¿Ha sido fácil?

Ha sido una locura, jajaja. En principio, no iba a escribir ‘Flannan’. Mi amigo Yanko, que coordina una publicación amateur que se llama ‘Círculo del terror’, me pidió algún relato para poder incluir en el segundo número, y se me ocurrió una historia que se llamaba ‘89 segundos para la medianoche’. Escribí todo lo que era el esbozo de la historia para desarrollarla, pero de repente, escuché un podcast así de manera aleatoria y se me nubló la mente y dije: ‘No, tengo que escribir algo basándome en lo que acabo de escuchar’. Y lo que al principio iba a ser un relato corto, acabó teniendo las palabras para entrar en la categoría de novela corta, la primera que escribo de hecho.
Cuando comencé a escribirla me enfrenté a tres personajes moviéndose y caminando por distintos lugares, y me lo pasé muy bien manejando todas las situaciones de una manera, como dice mi amigo Alex T, de Blackoath Entertainment, muy cinematográfica. Ha sido un poco quebradero de cabeza, pero me lo he pasado muy bien y releyendo todo, he notado una evolución a mejor entre el relato de ‘Glutton King’, que escribí antes, y ‘Flannan’.
Al final supongo que vamos probando nuevos trucos y aprendiendo nuevas argucias. Quizá donde peor lo he pasado ha sido maquetándolo, porque, realmente, el tipo de maquetación que hago yo es más experimental, incluso en las aventuras y settings de rol que he escrito, pero aquí me enfrentaba con una maquetación de libro normal y sobre todo, de libro tipo paperback americano de los años 80, que es lo que yo quería conseguir. Me ayudó mucho mi amigo Tabaré Santellán, que se dedica a ello, y me aconsejó cambiar unas cuantas cosas y, oye, me gusta como ha quedado.

¿Y porqué la autoedición? Me parece un tema y un texto que, a priori, tendría cabida en el mundillo más mainstream, por eso me interesa esta decisión.

Pues por lo mismo por lo que suelo autoeditar y sacar tiradas limitadas o primeras ediciones de cien ejemplares. Por la exclusividad y por mantenerlo bajo radar, al menos de momento. Me gusta pensar que cuando pillas un ‘Flannan’, no lo tiene todo el mundo, que tienes algo que solo otras noventa y nueve personas poseen y que es complicado que lo tenga nadie más. Creo que, aparte de hacer que la edición tenga más valor, el saber que no todo el mundo lo puede pillar hace que lo que tengas – bueno o malo – sea mucho más especial.

Hemos llegado al final. Espero que este artículo/entrevista os haya gustado, es un formato extraño, lo sé, pero para el contexto de las JACE de Altavoz Cultural y siendo Penny una persona por la que siento admiración, creo que merecía desafiar un poco los límites y darle un par de vueltas a los formatos. Agradezco a Penny su paciencia, su predisposición y su interés por atenderme.

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