El crítico y académico Oriol Alonso Cano disecciona la obra de uno de los directores más originales y transgresores en la historia del cine.
-Por Pablo Concha*-
Quizá nunca fue su intención crear un subgénero dentro de la narrativa de terror, pero al director David Cronenberg (Toronto, 1943) se lo suele asociar de forma inmediata e inevitable con el body horror, género que, de más está decirlo, nunca ha logrado encapsular la riqueza y complejidad de su obra.
Es un artista cuya reputación fue creciendo a partir de obras que, aunque era difícil encasillar en una categoría, transitaban, reformulaban en muchos casos y elevaban a niveles insospechados los géneros del terror, la ciencia ficción, el gore y el thriller psicológico.
Se trata de uno de esos directores que poseen una filmografía vasta e impresionante: Videodrome (1983), The Fly (1986), Dead Ringers (1988), eXistenZ (1999), Crimes of the Future (2022) y las adaptaciones legendarias de libros de Stephen King (The Dead Zone, 1983), William Burroughs (Naked Lunch, 1991), J. G. Ballard (Crash, 1996) y Patrick McGrath (Spider, 2002), por nombrar algunos.

En David Cronenberg. Infecciones y mutaciones narrativas (Ediciones del Subsuelo, 2024), Oriol Alonso Cano (Martorell, Barcelona, 1984) examina la obra del director canadiense desde sus influencias literarias, su romanticismo existencialista, la “naturaleza fantasmática del vínculo amoroso” y la “sexualidad compleja que persigue nuevos territorios de la carne y la psique de sus participantes y que, por ello, está en permanente transformación y (re)definición”, además del concepto de lo enfermizo, pasando por sus estudios universitarios en Química Orgánica hasta sus frustraciones como escritor, entre otros ejes temáticos.
Oriol Alonso Cano es profesor de epistemología, estética y teoría del arte en diversas universidades. Es autor de Encarnaciones del capitalismo (Carena, 2014), Sociedad débil (EUF, 2015), Experiencia de la ausencia (Anthropos, 2015) y La caricia del fantasma (Cuadernos del Laberinto, 2018), entre otros.

¿Cómo nace esa fascinación por el cine de David Cronenberg?
Es algo que surge, en primer lugar, de una forma inconsciente, durante la primera adolescencia, a través del visionado de Dead Ringers, y, posteriormente, y ya de forma más consciente, hacia los diecisiete años, tras ver Videodrome. Ahí, en ese momento, advertí que algo del universo cronenbergiano conectaba de manera ineludible con lo que configuraba mi universo de sentido. A partir de entonces, no me ha dejado de acompañar a lo largo de mi trayectoria vital.
Es bastante curioso que un artista tan consagrado como Cronenberg, con una mirada tan particular, fuera a su vez un escritor frustrado… Más si se tiene en cuenta que había escrito o coescrito varios de los guiones de sus obras. ¿Cómo es esto posible?
Es muy difícil ser alguien brillante en diferentes registros. En el caso de Cronenberg, la problemática estaba vinculada con el hecho de, primero, no poder encontrar su voz escritural, y, en segundo lugar, ya en su consagración, en no poder desembarazarse de la lógica cinematográfica. Es decir, Cronenberg todavía sigue buscando su lugar de enunciación propio por lo que concierne a la literatura. Y eso es lo que hace fascinante su pulsión literaria.
¿Cuánta investigación fue necesaria realizar antes de empezar a escribir David Cronenberg: Infecciones y mutaciones narrativas?
Mucha. Leí todo lo que se ha escrito sobre el tema (que no es demasiado, cabe apuntar) y casi todo lo que se ha escrito de Cronenberg en castellano e inglés (que es incalculable). Lo interesante es que, al ser un tema tan poco tratado, ha habido mucho espacio para introducir novedades, nuevas lecturas, aspectos que, hasta ahora, eran desconocidos en la obra del canadiense y eso me hace sentir muy orgulloso de todo el trabajo realizado (tanto de investigación como de escritura). Lo que defiendo en el libro es absolutamente novedoso en los estudios cronenbergianos, así como el abordaje realizado.
La literatura y el cine siempre han estado alimentándose mutuamente, lo curioso es que, en el caso de David Cronenberg, sus mayores influencias literarias son autores (Nabokov y William Burroughs) cuya traducción a la pantalla es demasiado complicada. Y, aun así, algo de esa influencia se puede apreciar en sus historias. ¿Es Cronenberg el más literario de los directores de cine?
Hay muchos autores que han tenido o tienen esta vertiente, como pueden ser Resnais, Herzog, Tarr o Sorrentino, por poner unos pocos ejemplos. Son directores que tienen muy marcada esta tendencia literaria, que la imagen tiene un marcado componente narrativo, y estamos hablando de cumbres cinematográficas. Cronenberg, sin ninguna duda, estaría ahí en ese espacio junto a estos autores.
Me pareció muy curioso descubrir en el libro esos detalles autobiográficos que el director introducía en la narración (el armario con prendas iguales en The Fly, etc.), casi como perlas escondidas a plena vista. Es un indicador de que algunas obras han trascendido la mera adaptación, transformándose en algo enteramente suyo. ¿Es correcta esta interpretación?
Absolutamente, ya que sus adaptaciones son reescrituras, traducciones a su universo. Si no fuese así, le resultaría imposible poder trabajar con material ajeno. Hay algo de su lugar de enunciación cinematográfico que es muy propio y eso lo transmite en cada propuesta de adaptación que lleva a cabo (incluso en las más suicidas, como podría ser el caso de Naked Lunch o Cosmopolis. Siempre está reescribiendo fílmicamente lo que lee para hacer una hibridación de universos).
Usted dice en el libro que “Su pesquisa persigue la simplicidad máxima en cada plano y, con ello, que reparemos en lo que, por más que creamos que nos es conocido, siempre nos resultará velado. De una manera sencilla, sin estridencias formales ni estilísticas (como sí las tiene el trabajo de su hijo Brandon) …” ¿Podría ahondar un poco más en esto? ¿Cuál cree que es la mayor diferencia entre el trabajo de ambos?
David no se complica la vida, formalmente hablando. Busca en la simplicidad del plano la máxima expresión narrativa. No necesita ser barroco o recargado, ni tampoco hacer piruetas con la cámara, para poder abordar temas de una complejidad abrumadora y además hacerlo de una forma densa, rica, compleja y sin llegar a saturar. Brandon, a su vez, es alguien que está buscando su lenguaje, su voz, y necesita hacer muchos manierismos para poder decir algo con cierta integridad. Creo, desde mi modestia, que a Brandon le iría muy bien hacer un par de encargos nada pretenciosos para así poder ir perfilando su propia escritura fílmica.
También señala que “(…) los géneros en los que podríamos encuadrar a Cronenberg se convierten en fronteras absurdas que limitan el alcance de sus propuestas. Los géneros, sean cinematográficos, literarios o de cualquier otro orden cultural o artístico, son categorías que estructuran una realidad, parcelándola y, por consiguiente, limitándola en su alcance subversivo”. ¿Han cometido los críticos un error al tratar de encasillar a Cronenberg en algún género? ¿Es él en sí mismo una categoría aparte?
Cronenberg es un género en sí mismo. Como los grandes autores de la historia del cine, encasillar una obra suya en un género específico es cortocircuitar el alcance subversivo de su propuesta. Por ejemplo, de Dead Ringers él decía, con cierto sarcasmo, que era ciencia ficción conceptual. Los géneros sirven para encofrar y, con ello, sabotear el verdadero potencial que tiene cualquier obra o ejercicio que se denomine artístico. Por eso las obras de Cronenberg, salvo en contados casos, han tenido tantas dificultades con su distribución (pese a la apariencia de lo contrario).
¿De verdad inventó Cronenberg el body horror? ¿Hay algún precursor de este género del cual pudiéramos decir que proviene?
Suele ser considerado el padre, pero él rechaza por completo la paternidad (incluso suele afirmar que ignora la naturaleza de este subgénero). Tal vez una génesis histórica, y arriesgada de apuntar, del género la podemos encontrar en los monstruos de Universal (The Wolf Man, Drácula, Frankenstein, Island of Lost Souls) donde se articulan las primeras transformaciones corporales y sus implicaciones subjetivas en sus portadores.
Es fascinante el análisis que hace de la adaptación de Naked Lunch, señalando el paroxismo creativo que se alcanza. ¿Cree que esta obra fue apreciada como se merecía cuando fue estrenada?, ¿qué se sentirá el verla hoy por primera vez?
Es una obra que merecía mucho más reconocimiento y recorrido del que tuvo. Pero a Cronenberg, en buena parte de su obra, siempre le ha pasado que ha necesitado años, incluso décadas, para que crítica y público pudiesen apreciar como se merece su propuesta. Además, con Naked Lunch hubo en juego restricciones en la distribución debido a la censura, con lo que su recorrido se vio enormemente dificultado.
Quien la ve hoy por primera vez creo que debe tener una experiencia hipnótica como pocas. Es una obra paranoica, psicótica, fascinante, que conecta con muchos puntos de nuestro presente. Ahora bien, sigue siendo una obra muy poco trabajada y reconocida (cronenbergianos incluidos).
Una parte importante de su filmografía está basada en libros. ¿Cuál cree que es la adaptación más fiel al material original, y cuál la mejor?
La adaptación más fiel sería Cosmopolis, porque lo que hace para escribir el guion es copiar, literalmente, diálogos de la obra. Luego, obviamente, introduce diferencias en la construcción de determinados personajes y escenas, pero la fidelidad con la obra es incuestionable.
Su mejor adaptación, para mi gusto, es Spider y, muy cerca, Naked Lunch. Lo que consigue hacer en Spider está al alcance de pocos directores: a nivel narrativo, de (de)construcción de personajes, puesta en escena, juegos retóricos con el espacio, simbolismos, reflexiones, conceptos.
Consumidos, la primera y única novela de Cronenberg a la fecha, ocupa un capítulo entero del libro. Se trata de una obra que tuvo criticas mixtas tanto en el mercado anglosajón como en el nuestro. ¿Son justas las críticas negativas que ha recibido? ¿Usted cree que la novela está a la altura de sus mejores películas?
Es una primera novela, con lo que ello conlleva. Es decir, tiene los problemas de alguien que se lanza a escribir su primer libro para ser publicado (más allá de ser la respuesta a una demanda de la editora de Penguin Canadá, así como de partir de un guion que estaba escribiendo). Es una obra que se le ven las costuras, pero que aborda cuestiones muy sugerentes e indudablemente propias de su universo. Está completamente ligada a su trayectoria cinematográfica, incluso no puede desligarse de la lógica y retórica de su cinematografía.
Sobre lo de estar a la altura, es muy difícil responder a esta pregunta porque cine y literatura, pese al diálogo que puede establecerse entre ellas, son dos registros diferentes. Creo que es una buena novela en varios puntos, muy mejorable en otros, pero que sin ninguna duda en ella se trasluce su universo de sentido, contagiada, eso sí, por su trayectoria cinematográfica.
En el libro no se alcanza a incluir el análisis de su última película, The Shrouds. ¿Qué le pareció? ¿En cuál de los ejes temáticos de la obra del director se puede integrar?
He tenido la suerte de verla en diferentes ocasiones después de estrenarse en el festival de Cannes 2024 y me parece una obra que, con el paso del tiempo, se va a convertir en una película de culto, sin ninguna duda. Es una película muy personal, arriesgada por momentos, ambiciosa en otros, donde lleva al paroxismo temas que ha abordado tanto en su trayectoria cinematográfica como en su novela Consumed (el duelo imposible, la muerte como nuevo lugar de enunciación, una concepción poliédrica del amor, la nueva carne como nueva subjetividad…).
¿Cuál cree que es la obra más incomprendida de Cronenberg?
Spider, sin discusión. Es una obra maestra, hecha por amor al cine, que tuvo una escasa repercusión en su momento (pese a que hubo una buena campaña de distribución de la película, incluso con la reedición de la obra de Patrick McGrath empleando la carátula de la película) y que se resiste todavía a ser una obra de culto. Me parece una obra fascinante a nivel formal y narrativo, además de una increíble dirección de actores (la actuación de Ralph Fiennes es memorable).
Si algún lector o espectador lee esta entrevista y siente curiosidad por el director canadiense y quiere ahondar en su mundo, ¿cuáles obras le recomendaría ver y leer?
Le recomendaría ver Videodrome, Dead Ringers, Naked Lunch y Spider. Obras sobre Cronenberg, le recomendaría el clásico de Cátedra, David Cronenberg que escribieron Jorge Gorostiza y Ana Pérez, así como el editado por Chris Rodley, David Cronenberg por David Cronenberg.
Deme un top 5 de sus obras favoritas de Cronenberg.
1. Dead Ringers.
2. Videodrome.
3. Spider.
4. Naked Lunch.
5. Crash.
*Escritor colombiano. Autor de los libros de cuentos Otra Luz (2017) y La piel de las pesadillas (2020). Su relato “El infinito en una cita” fue incluido en la antología de cuento Puñalada Trapera II (Rey Naranjo editores, 2022). Colaborador literario en varios medios.