¿A qué regresamos ansiosamente si no es a las miradas robadas y los besos furtivos? Al canto aguileño de las lilas que emerge de la boca más que vacía del perdón. A ti, que tantos versos te escribí en la peor de mis horas, en la peor de mis tantas muertes, como un Lázaro ciego … Sigue leyendo La huida