“Bendito sea el caos, porque es síntoma de libertad”
-Enrique Tierno Galván-
Se despedía para siempre 1975 y comenzaba una nueva vida. La incertidumbre sociopolítica, atenuada con las primeras elecciones democráticas del 15 junio de 1977, se dispersaba entre humos y aromas de libertad, rebeldía, transgresión y aperturismo, todo un cóctel de sensaciones vitalistas que encontró en la figura de Tierno Galván, alcalde de Madrid entre 1979 y 1986, un impulsor fundamental, un padre para esa nueva vida, que despertaba a una juventud dormida, sedienta, deseosa de echar a volar.
Como un efecto muelle, como una feroz avalancha, la vida urbana explota en forma de necesidades y… de artes. La renovada cultura popular se instala en un espacio propio, original, alejado tanto del ruralismo como del intelectualismo. Se reivindica a los albañiles, a los vendedores, a las amas de casa, a los modistos.
Estamos ante la cultura del exceso, del celebracionismo frente al pesimismo, del compañerismo entre tribus urbanas y muy singulares artistas, que se reúnen en casas y pisos compartidos de unos y de otros, convertidos en auténticos nidos de convivencia y creatividad, como el de las geniales Costus -Enrique Naya Igueravide y Juan José Carrero Galofré-, máximos exponentes del arte plástico ochentero, donde se filmaría Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón, primera película de Pedro Almodóvar.

Este sentimiento de reciprocidad, de entendimiento entre los diferentes núcleos artísticos, va a confirmarse por todo lo alto el 9 de febrero de 1980 con el Concierto Homenaje a la memoria de Canito, batería del grupo Tos, en el Salón de Actos de la Escuela de Caminos de la Universidad Politécnica de Madrid. Nacía oficial, u oficiosamente, La Movida Madrileña.

El imaginario cultural del incipiente movimiento artístico-social es inabarcable, siendo esta infinitud un rasgo propiamente fundamental para comprender la esencia de la época: estamos ante un inmenso collage de formas, fondos, colores y sonidos que capta una realidad tan dispar como puedan serlo el contraste entre toros y ciencia ficción o el contraste entre punk y glam.
El rupturismo es de foco múltiple: se descartan el romanticismo bucólico y las referencias heredadas, se parte de cero, se asume un país sin pasado, sin ningún origen previo a la más cruda inmediatez. Emerge un presente internacionalizado, trufado de influencias occidentales, especialmente importadas de Inglaterra, Alemania y Nueva York; en lo musical, desde David Bowie o Ramones hasta Sex Pistols, pasando por Siouxsie & The Banshees o Echo & The Bunnymen; de la influencia de Jethro Tull sobre Ñu hasta la versión “española” de Ballrooms Of Mars, de T. Rex, convertida en boca de Radio Futura en Divina (Los Bailes de Marte).
Los grupos nacionales se forjaban entrelazando estética e ideales, desde el orgulloso amateurismo hacia la búsqueda de identidad. Algunos de los artistas y grupos más relevantes de la historia de nuestra música hallan su origen en esta época, en muchos casos, con otros nombres: Cucharada y Manolo Tena, Leño y Rosendo, el grupo Tos y Los Secretos, o la transición de Los Rápidos hacia El Último de la Fila haciendo una parada en Los Burros, entre muchísimos otros.
La denominación de “movida madrileña” nace en los medios de comunicación, que serán cruciales en su desarrollo desde una gran cobertura periodística y una participación activa en la conformación de la nueva cultura: la radio será el canal de conducción de toda una generación, mientras que el cine consolidará el poder del audiovisual en detrimento de la palabra escrita. El 17 de mayo de 1983 se inaugura el programa La Edad de Oro, presentado por Paloma Chamorro, en la segunda cadena de TVE; en las emisoras de frecuencia modulada el rock y el pop están disponibles durante horas y horas y la necesidad de adaptarse a otros formatos genera nuevos periódicos, fanzines y revistas concebidas desde el germen de la movida. Radio Futura o Vídeo son algunos de los grupos que elevan esa bandera de fascinación mediática hasta sus propios nombres.
En la moda y la pintura predomina lo artesanal. La relación entre las artes plásticas y la música y el cine es más estrecha que nunca: las portadas de los discos y los carteles promocionales de las películas son obra de insignes fotógrafos y pintores, tales como la artista Ouka Leele -sobrina del poeta Jaime Gil de Biedma-, Ceesepe o El Hortelano.

Esa combinación multidisciplinar, esa oferta artístico-musical, llega a los locales, a esos míticos puntos de encuentro entre los protagonistas de la movida. El Rastro de Madrid, en la Plaza de Cascorro, donde Alaska congregaba a plena luz del sol a montones y montones de jóvenes, cedía el testigo nocturno a salas como La Vía Láctea, que albergaba exposiciones de las Costus, o El Pentagrama, que se haría inmortal en uno de los himnos atemporales de nuestra historia: Chica de ayer-Nacha Pop. Crónica de su tiempo, Al calor del amor en un bar, de Gabinete Caligari, expresa un significativo homenaje a estos santuarios, entre los que no podemos dejar de destacar el Rock-Ola.
De estética decadente, oscura y cutre, según los propios adalides de la movida, en la calle Padre Xifré 5, Metro Cartagena, el Rock-Ola fue el máximo epicentro sociocultural entre 1981 y 1985. Su concepción, de origen rociero, bajo el nombre El Jardín, que ya había disfrutado del grupo Tos antes de su conversión a Los Secretos, se había quedado pequeña para la salvaje ola de individuos que más tarde lo transformarían en el centro neurálgico de La Movida Madrileña. Estrenada a nivel nacional por Rubi y Los Casinos, colapsada tantas y tantas veces en conciertos de las mayores estrellas internacionales (Spandau Ballet, Iggy Pop, Depeche Mode), la perfecta simbiosis entre el Marquee y el Rock-Ola, apenas separados por un acceso interior, asistió a los mejores shows de su tiempo, resultantes de potentes iniciativas promocionales bajo el lema “Rock-Ola se mueve”, que ponía el ojo en aquello que se estaba cociendo en Londres y Nueva York. A las innumerables actuaciones musicales hay que añadir las mencionadas exposiciones de pintura y fotografía, los espectáculos de humor y las representaciones teatrales, cuya cima fue alcanzada por Carlos Borsani y El GAD.

La poderosa influencia de la New Wave y la pretendida “marca España” reescriben el lema punk “no hay futuro” y lo sustituyen por “el futuro ya está aquí”; tanto es así que se comienza a considerar la posibilidad de crear ese futuro mediante la combinación de arte y ciencia: el techno representa toda una nueva vía de recursos para la construcción de ese futuro. Así, el emblemático grupo Radio Futura debuta en un congreso sobre Ciencia Ficción y Aviador Dro recoge magistralmente la influencia de grupos como Kraftwerk para representar en canciones como Nuclear sí toda esa corriente futurista.
En contraste con este paradigma, Gabinete Caligari reinventa el tópico de los toros, símbolo de las fiestas patrias durante el régimen, a través de un discurso gótico que bebe del binomio religión-muerte. Desde un prisma muy diferente, la temática oscura, truculenta y posmoderna, amparada en una apariencia irónica y cotidiana, va a verse desatada en el cine de serie B, vehículo y meta de las sombras de su contexto.
En la actualidad, el eterno musical Hoy no me puedo levantar, inspirado en el estratosférico éxito de Mecano, es uno de los mayores conductos habilitados para rastrear las huellas de aquel tiempo.

Fuentes consultadas
–Fouce Rodríguez, H. (2002): “El futuro ya está aquí”, música pop y cambio cultural en España. Madrid 1978-1985. Tesis Doctoral, Universidad Complutense de Madrid: Madrid.
-Documental La Movida Madrileña UPV Gandía para el programa «La mirada cautiva» de la Universidad Politécnica de Valencia, Campus de Gandía.
-Documental sobre la Movida Madrileña: «La Nueva Ola en Madrid». Ganador de la V Mostra Audiovisual de Gandía. Realizado por alumnos de Comunicación Audiovisual de la E.P.S.G. (Universidad Politécnica de Valencia).
-La Movida Madrileña en 7 minutos: Trabajo realizado por un grupo de 3º de Comunicación Audiovisual: Isabel Serrano, Jorge Mas, María del Pino Suarez, Laura Paz Chavarría, Adelina Urse, Marta Cejudo, Clara Dapena, Aritz Calvo, Ariadna Garrido, Noelia Berlanga, Irene Rodríguez.
-ROCK OLA – A Night in The Movida, dirigido por Antonio de Prada. Producciones Quilo.
-…Y un padre músico (batería del grupo Soga) que vivió desde dentro todo aquello. GRACIAS.