-La Caja Books-

Siempre que cojo un libro que trata sobre el colectivo trans pienso lo mismo: “qué calladitos estarían algunos si leyeran un poco más o, incluso, más sencillo, si escucharan realmente lo que las personas tienen que decir sobre sus propias identidades”. Porque, corazón, esto lo podemos extrapolar a cualquier persona que se salga de lo “normal”.

Ahora, yo muchas veces me pregunto: “¿qué es lo normal?”, porque yo hace unos años hice la prueba de que entre mi chico, que nació en el 88, mi prima, del 2002, y yo, que soy del 93, había grandes diferencias generacionales. Lo normal de la juventud del 88 no es lo normal en los jóvenes del 2002. Y la sociedad ha cambiado mucho desde la adolescencia de mi madre (del 71) a los jóvenes actuales, si no que se lo digan a mi jovencísimo primo del 2004.

Aunque no todo se arregla con la cultura, es verdad que en este nuestro país nos encanta la habladuría y más si no tienes razón, pero no estaría de más leer un poquito para dejar de ver la telebasura y los hilos de Twitter que no nos llevan a ninguna parte.

También os digo que no estoy aquí para darle en el hocico a nadie ni dar lecciones, estoy aquí para daros un consejito: no estaría de más leer y escuchar (de verdad) a lxs compañerxs trans.

De hecho, volviendo a lo que yo venía, he terminado “Después de lo trans” de Elizabeth Duval, que me ha parecido un libro que hay que leer.

Creo que es libro que tiene un tono contundente pero que se acerca a un debate continuo, que es necesario no solo para conocer los debates que en sí la autora tiene con otras personas dentro del libro, sino para entender un poco la realidad sociopolítica y pensadora de parte de un colectivo.

No sé si habrá mucha gente de acuerdo con lo dicho en el libro, tanto parcial como totalmente, pero me parece un libro necesario para adentrarse en una realidad disidente.

También me ha llamado mucho la atención que tocara todos los palos o todos los que le han cabido en el libro, y que su discurso tuviera una base sólida. Tan necesario a día de hoy.

El tono, como he dicho, es contundente y apasionado: no titubea, tiene claro la autora lo que quiere decir en todo momento, a pesar de que sabe que no todo el mundo está ni estará de acuerdo con ella.

Pasando por todos los capítulos, lentamente hasta llegar al final, puedo decir que ha sido un placer leerte, Elizabeth, y que a pesar de los detractores creo que tu libro es un punto muy necesario en la actualidad que vivimos y que puede servir para: o bien dar otros puntos de vista o para aclarar ciertas cuestiones.

Este libro debería entrar en esas listas, junto al de Shon Faye, por ejemplo, pero lo más importante de todo es que debería estar al alcance de todo el mundo.

Rut Alameda, directora de Altavoz Cultural

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