Carmen Berasategui
-Olifante Ediciones de Poesía-

A veces uno necesita que le lean poesía mirándole a los ojos. Con el corazón abierto y la piel a la luz de la luna. A veces una voz clara, transparente como agua pulcra, directa en mirada y entrega, es pura virtud, pura inercia artística, mezcla de entraña y paisaje natural, voz de sincera biografía contemplada en introspección, ánimo de entusiasmo compartido. Ella es Carmen Berasategui: poeta del alma y su candor. Y este canto se llama Cosas asombrosas ocurrirán hoy, una maravillosa creación poética que destila cielo, arena y fuego. Alas, huellas, corazón.
La sensacional pluma de Olga Novo nos toma de las manos para introducirnos como guía en la frondosidad emocional de nuestra autora. Su prólogo-ensayo (“Solamente apoteosis”) supone una bienvenida excepcional al texto de Berasategui en clave de motivos, simbología y relieves próximos según prospere nuestro camino por las páginas del libro. Le sucede una apasionada y apasionante Exhortación inicial (“Afanarse”), que siembra la raíz semántica de un compendio de cuatro columnas: de: ocho, nueve-nueve y catorce poemas respectivamente, apuntillados por una nota biobibliográfica que pre-concluye el viaje: el verdadero colofón es materia de contraportada, pues en su superficie se refleja un fragmento de Pálpito, el poema-bandera que desde el peldaño cuarto del primer segmento se erige en postal acompañado de la fotografía de nuestra poeta. Celebramos nuestra entrada en la admiración de cuanto hallamos en los sucesivos cuadros que se nos presentan en esta hermosa casa avalada por Olifante.
- LA TENTACIÓN DE LO MARAVILLOSO
Pavimentamos nuestro andar iniciático mediante una Plegaria de dos líneas versadas que arrojan el primer “imperdonable” de un camino trufado de ellos y, frente a él, una solicitud enérgica, fórmula que rebrotará en determinados rincones para ofrecer una forma de entrega en rotundo esplendor.
Alma y naturaleza se funden para presentarnos una travesía cálida, húmeda, tan intensa, tan íntima. Bajo el olmo, Calvino y Euforia diseñan parte de un paisaje referencialmente fortísimo: música, literatura, arte y pensamiento confluyen en un mapa sublime, de esquina en Vivaldi, rombo en Pérez Prado, equis en García Lorca y centro de mesa en las mujeres-ciudad de Calvino. El gemelo que dialoga con tal escenario está constituido por los episodios floridos de La esperanza tiene nombre de árbol y acuáticos de Lluvia obscena e Isla.
En medio la divina mixtura terrenal: Lekeitio en camper desarrolla el hábito cotidiano de dimensión épica prototípico de la poética de Berasategui: somos héroes y heroínas de nuestra rutina, de nuestras batallas urbanoides, de nuestras propias convicciones.
El aspecto formal que nos abre su luminosa boca en este primer entorno es de belleza prodigiosa: la enumeración horizontal se fusiona con el vértigo vertical para situar en los cuatro puntos cardinales la poesía, tan original, con costumbre sucesiva de palabra-verso en cascada, con notables espacios para la experimentación y, sobre todo, para la belleza. La casa de Berasategui es azul. El mantel es de flores. El salón es grande y barroco. Siempre hay café. Siempre hay conversación. La leemos con ella delante, enfrente.
- PEQUEÑO HIMNO A LA LLOVIZNA
El motivo del agua se abre paso entre las sílabas más hondas hasta golpear los Accidentes geoemocionales que planta la poeta en un discurso cada vez más intimista, familiar, bioorgánico. De Félix a los lunares filiales, de la oda a la supervivencia de las madres hasta colmar de música, escritura y hogar una melodía tan sonora, susurrada a gritos, que también teje el hueco de los ojos hacia la muerte, del alma azotada por la pérdida, del corazón volcado sobre la ausencia.
La elegía es un estado poético que alberga en su tradición una exponente insólita: Berasategui talla con manos blanquísimas el ruego, la marcha y la rosa. Construye un cúmulo de himnos bajo ese himno supremo: a las mujeres -a las madres y a sus abuelas-, a la artesanía escritural y a la vida misma, eso que acontece entre nacer y morir, son acaso sus tres notas más trascendentales, abrochadas por una temperatura confortable que no descuida su ritmo ni en los versos más difíciles, aciagos o sombríos.
El ingrediente femenino/feminista es una constante en la configuración del mensaje poetizado que, como sentiremos en nuestros huesos más adelante, requiere en ocasiones de la más cruda falta de metáfora, filigrana o estética probable.
Añadimos dos prefijados negativos a la lista inaugurada por aquel ‘imperdonable’: los recíprocamente antónimos ‘insoportable’ e ‘imbatible’ que tanto nos van a deleitar en su particular combate descriptivo. La casa se mantiene como epicentro. Desde ella recibimos cada texto con sabrosa inquietud, con expectativa de aire propio y refrescante, que eriza y zarandea. Carmen nos lee con las ventanas abiertas. La mayor fluidez desbordante la atesora esa Constelación que, como los mismos hijos, todo lo revuelven y no entienden de estructuras. Ni de poesía mayor que ellos. Seguimos en el salón, pero ahora se ha puesto de pie.
- EL DESAMOR ES UNA CASA A LAS AFUERAS UN DOMINGO DE TORMENTA
La hiedra de las extensiones internas aúlla hacia la secuencia tercera para reverberar con ardor: Accidentes transfiere su artimaña a Habitando las afueras y Constelación concreta sus ingenios en Conquistas.
Así como el primero Ya no es intemperie reúne ya en sus primeras líneas la siembra del milagro de la vida que ha alumbrado por igual las anteriores etapas de crecimiento del poemario, La curva de tu hombro progresa hacia la inmortalidad con un retrato de amor de una pureza inagotable y fascinante. Hoy será un gran día opera como una especie de homónimo asimétrico (y hermano no reconocido de Pálpito [en I. La tentación de lo maravilloso]): contiene la esencia del título global de este compendio y desarrolla algunas de sus líneas maestras: la furia de lo cotidiano encendiendo nuestra caja torácica, el baile perpetuo de la desazón y la esperanza, el aroma a fracaso instalado que rearma, inconsciente, nuestra batería de necesidad al amanecer. Necesidad de seguir firmes, dignos, auténticos.
La euforia se cuela por los resquicios y las grietas de una alcoba humana para ser expulsada, mal-recibida, detestada o abrazada entre sollozos. El tramo más azul de la obra de Berasategui desliza un ritmo de cancioncilla amarga que congela, que taladra sienes como abrazos fríos. La genealogía y el viento que la arrecia, el dolor cuando corta la belleza.
La segunda parte de este tercer escenario dilata una cuerda (Lo que no muere, aún canta–Incendio–Intersticio–Desayunemos) que se mueve como serpiente tras el ecuador de Conquistas: es flexible, latigueante, espinosa, soberana, inalcanzable. La pulpa de la poesía de Berasategui halla en esta secuencia última del tercer corte una espalda desnuda sobre la que pintar heridas, manchas e ilusiones. Estrellas, cábalas, besos. La vida rota y el hambre. La poesía de nuestra autora tiene algo de gallegas letras, de sonido gris de llanto dulce. Hace rato que la música es únicamente la procedente del ruido mundano. Hace mucho que el silencio en la estancia envuelve la cintura de la poeta hasta hacerse nube. Sostenemos nuestros ojos.
- ELEGÍA ENTUSIASTA DEL AGUACERO
Y tan azul, tan azul que se entrelazan morados la elegía y el aguacero. Una bufanda insigne, la NO-poesía más importante de todas las nunca escritas y un ligero puente suficiente/bastante sobre un río que contiene una ofrenda honesta constituyen los hoyos en la carne de un recital demoledor, que cabalga de la mano de la conversación interna, recuperando, rescatando motivos, motas, vectores, imágenes, versos, verbos apincelados a lo largo de todo el poemario.
Asistimos a un nuevo ‘imbatible’ y a un nuevo árbol. Asistimos a su herencia: en Suenas emerge brillante Frida, en Las mimosas emerge bella la naturaleza. El metapoema atraviesa el campo para ser el texto objeto de, discusión sobre, arte autorreferenciado: del libro a las semblanzas a Carson y Lorca en plena carretera, de la descarada proposición de creación infantil hasta la confianza en el sonido de las rimas.
“La naturaleza no está domesticada” define toda la antología de Berasategui de un bocado. Y el verso dialoga con su propio título continente. Y así conservamos la fe en la magia orfebre de quien entrega su fuerza, su derroche, su responsabilidad a un resultado literario destinado a la despedida del ser personal para erigirse en universal. También trata sutilmente el germen de No soy lo que quieres: un texto deliciosamente tosco, dibujante de la curva de autoridad parental, hermanastro de aquel genial Conquistas.
Guapasa es otro hallazgo de rubí. Raro. Hermoso. Aparece escondido entre flores y lágrimas para desbordar la balsa de talento del poemario de manera brillante. Representa como pocos la anti-norma, la excepción que camina con paso firme, como una sombra de garantía platino, por los renglones de un discurso sumamente diverso, heterogéneo, apasionadamente entrañable. Berasategui es Carmen en todo momento. Es la mujer, la madre, la hija, la amante, la amiga, la poeta. Es un regalo: Ahora es vuestro.
Cosas asombrosas ocurrirán hoy es una de las más impresionantes demostraciones de la tradición de la poesía blanca como modo inmortal de tocar el alma con los dedos: Carmen Berasategui es limpísima en su ejercicio de configuración poética. Su voz es templada, perfecta para descender a la angustia, ideal para elevarse hasta la celebración. Su dominio de la alegoría es definitivo y su gusto por habitar, completamente, su propia área de influencia de texto hacia siguiente texto -y anteriores- desvela una cualidad que entronca con el placer lector. Larga vida a su corazón de escritora.
Altavoz Cultural
Entrevista a Carmen Berasategui

Bienvenida a Altavoz Cultural, querida Carmen. En primer lugar nos gustaría saber cómo y cuándo surge el estímulo original que te lleva a escribir Cosas asombrosas ocurrirán hoy. Además: ¿cómo fue su proceso creativo íntegro desde ese primer estímulo?
Cosas asombrosas ocurrirán hoy es un poemario que reflexiona sobre el desamor y la pérdida, pero también refleja el poder de la vida y el amor. Empecé a escribirlo en 2019, en unas vacaciones recorriendo Escocia en furgoneta. Soy anárquica escribiendo y es el ritmo de la vida, lo que observo, siento y contemplo lo que me pide la escritura. En vacaciones es mayor el tiempo dedicado a la contemplación y a mí misma, suelen brotar más ideas cuando estoy reposada y miro a mi alrededor, olvidándome del fragor rutinario. De ahí surgen los poemas paseando por un bosque, sintiendo esa euforia maravillosa que empodera, soñando una isla o visitando a una madre, que teje una bufanda. Cuando se nombran las cosas, aun las más minúsculas, parece que adquieren una entidad corpórea, individual, real.
El proceso creativo es escribir siempre a mano, en cuadernos y a ratos. Sufro lo que llamo mis pequeños relámpagos, ideas que me asaltan y me sacuden y que apunto si puedo, o tardo días/semanas en retomar, pero son imágenes tan poderosas que no se me olvidan. Luego, con algo más de tiempo, moldeo y reescribo. Es muy emocionante ver cómo los árboles van componiendo el bosque.
Nos gustaría continuar con su estructura: para quien no lo haya leído aún, ¿qué puede encontrar específicamente en cuanto a formas y temáticas en cada uno de esos cuatro bloques que constituyen la forma seccionada del poemario completo y qué aporta cada uno, a nivel semántico o significativo, al concepto global de la obra?
La estructura ciertamente es importante. Los títulos de los cuatro capítulos son una metáfora del tránsito vital por el que yo estaba pasando, comenzando el libro por un momento muy luminoso, que conecta con el poemario anterior, cual declaración de intenciones. Ésa es mi mirada, así veo la vida, por eso empiezo con ese título La tentación de lo maravilloso, ¡soy una alma exaltada! Lo que pasa es que luego se tuerce, y decido jugar con el universo semántico de la lluvia para encarnar la crisis de una relación sentimental y su posterior pérdida.
La llovizna es fina, suave, persistente, para mí simboliza la tristeza, la frustración, algo que se prolonga en silencio en el tiempo (pensando en la erosión constante del agua en la materia) y me sirvo de la tormenta para representar la angustia, la derrota, la rabia. Toda la estructura es una constelación sentimental, y se ve el permanente coqueteo entre luces y sombras. Hablo de diálogo, no de conflicto, pues considero que lo más oscuro contiene luminosidad y viceversa. Hablo del desamor desde una lucidez amorosa. De ahí la riqueza simbólica de la lluvia, aunque caigan rayos, aunque provoque destrozos según su intensidad, el agua es vida siempre.
En la cuarta parte del libro, Elegía entusiasta del aguacero, incluyes “Poesía o denuncia”. Nos parece fundamental que emplees este espacio para hablar cuanto quieras de ello, del texto, de su inserción en el poemario, de cómo y cuándo nace tu decisión sobre ella, de lo que desees respecto de todo lo que implica.
Esta es la parte del poemario de mayor denuncia social y, personalmente, lo encuentro fundamental. Ese poema nació en la pandemia, al escuchar la noticia de que 51 mujeres habían sido asesinadas. Todos lo pasamos mal, pero esas pobres mujeres que debían sufrir el confinamiento con sus agresores… era un pensamiento que me angustiaba.
Algunas personas me recomendaron no incluir “Poesía o denuncia” ni “En el avión”, denunciando la escasa presencia de la mujer en el poder. Me decían que rompía el equilibrio lírico, que no encajaban con el resto de los poemas. Lo cavilé largo tiempo pero me pedía el cuerpo incluirlos. Son temas que me preocupan, que reflejan la compleja e injusta sociedad en la que vivimos (mueren mujeres a diario, es obsceno) y que requieren de una denuncia individual, colectiva y social. Hay que alzar la voz utilizando la herramienta que tenga cada cual. Y me sentí en la obligación y necesidad de hacerlo a través de la escritura.
Emergen dos grandes figuras dentro de tu obra como dos de sus pilares: el árbol y la madre, la madre y el árbol. Naturaleza y familia atraviesan maravillosamente las páginas del libro cogidas de la mano. ¿Qué líneas maestras de tu poesía son deudoras de tus experiencias y cuáles trabajas a posteriori de la vida, como una suerte de artificio?
Absolutamente, naturaleza y familia son dos mástiles en mi escritura. En primer lugar, la figura de la madre, así como el cuerpo y los hijos son cruciales. Escribo como madre y como hija, es una forma de estar en el mundo imposible de eludir, multidimensional. El relato nunca se agota, pues tu mirada ya no es solo tuya sino suya, está profundamente enriquecida. Percibo la poesía como algo íntimo y personal, parte de lugares emocionales, de parcelas de mi cotidianeidad presente y de recuerdos vividos.
En segundo lugar, siento un profundo sentimiento de identificación con la naturaleza, una especie de hermandad mágica que cada vez impregna más mi obra poética, y que se traslada incluso a los sueños. Suelo soñar con islas y bosques. Están los pájaros, el mar, las nubes, los árboles, las raíces…, fuente de vida que nos reconcilia con nosotros mismos, dejando atrás lo intrascendente. La gran mayoría de las cosas que nos suceden a diario no tienen la más mínima importancia… pero contempla a tu hijo o sube una montaña, todo adquiere una dimensión radicalmente distinta. Lo que te angustiaba se desvanece.
¿Cómo ha sido tu experiencia editorial con Olifante Ediciones de Poesía? ¿Qué próximos planes promocionales, sean virtuales o presenciales, de colaboración, entrevista o presentación, tienes en tu agenda para continuar con la exposición pública de Cosas asombrosas ocurrirán hoy?
Mi experiencia con Olifante ha sido buenísima, ya que, para empezar, me ha descubierto a Olga Novo y mi gratitud será eterna. Leer a Olga para mí fue un antes y un después, la considero una de las mejores poetas que he leído nunca; me gustó tanto que hice pesquisas para averiguar su teléfono, la contacté, acabé publicándola en catalán en la editorial que codirijo con Jon Botas (Trampa ediciones) y fue ella la que me tendió el puente a Trinidad, editora de Olifante.
Luego el trato tan fácil con Trini y el mimo en la edición del libro es fantástico. Estoy emocionada de verme publicada en una colección de poesía que inauguró Luis Cernuda y que continúan tantos y tantas poetas a las que admiro. Lo presento en Barcelona el 3 de febrero (Librería Byron), en Madrid el 17 de febrero (Cervantes&cía) y en Zaragoza en marzo, aún por concretar. ¡Iré haciendo recitales allá donde me inviten! Es un poemario muy recitable, hay poemas escénicamente interesantes.