-Jornadas de la Mujer-

Bienvenida a Altavoz Cultural, querida Aurora. Nos gustaría comenzar esta entrevista preguntándote por qué tres experiencias personales consideras que han marcado tu vida especialmente hasta hoy. 

Encantada de poder echar una mano.

Cuando empecé el instituto, con 12 años, entré en un coro muy pequeño. Tuve la inmensa suerte de tener una directora de coro y profesora de canto maravillosa, que me enseñó el potencial que podía tener mi voz. Me enseñó a cuidarla, a respirar y a trabajar correctamente. Me enseñó a respetar los límites naturales que ponía mi cuerpo,  y a entender esas barreras. Ella fue la persona que plantó la semillita que más tarde he intentado regar.

Probablemente, el día que intenté entrar en la RESAD y vi que no estaba en las listas me marcó mucho también. Supongo que fue mi primer gran fracaso. Estuve un tiempo muy frustrada y perdí la motivación. Pero gracias a no haber sido admitida en la RESAD empecé a formarme en doblaje. A veces, las mejores oportunidades llegan de los momentos más inesperados.

Si tengo que elegir un tercer momento que me haya cambiado a nivel profesional, diría que fue cuando me avisaron para participar en la primera gala de los Premios Irene de Doblaje. Fue justo cuando empecé a trabajar en este mundillo, y supuso una oportunidad increíble para mí. Me sentí muy valorada por los que entonces eran mis profesores de doblaje, y fue una experiencia super enriquecedora.

¿Cómo inicias tu carrera profesional dedicada al mundo del doblaje? ¿Qué fue lo más difícil de aquellos primeros pasos?

Cuando me rechazaron en la RESAD, recuperé el sueño que tenía de niña de «poner voz a los dibujos animados». Encontré una escuela que parecía fiable, hice una clase como oyente y terminé de enamorarme. Ese día ya no tuve ninguna duda; sabía que quería dedicarme a hacer eso. Me parecía magia.

Lo más complicado cuando empiezas suele ser la interpretación. Pegarse al original es mucho más difícil de lo que parece. Encontrar en algún lugar de tu cuerpo la voz de un actor o una actriz americano, o francés, o  coreano parece imposible. Pero un día haces click y todo empieza a adquirir mucho más cuerpo.

En mi caso particular, mi voz no parece corresponderse con mi edad. No es que tenga voz de señora de 60 años, pero tampoco me suelen quedar bien las chicas jóvenes. Me siento más cómoda con mujeres maduras que con adolescentes, por ejemplo. Y al principio siempre me daban papeles de niñatas de instituto, que me quedaban fatal. Hasta que un día un profesor se dio cuenta de que no es que fuese mala actriz, sino que los papeles que me daban no encajaban con mi voz.

¿Qué virtudes debe atesorar una buena actriz de doblaje según tu criterio?

Saber interpretar, desde luego. Eso es lo más importante, lo demás va después. 

También creo que hay que intentar imitar la voz del original al máximo. Tu trabajo no es realizar una nueva interpretación, tu trabajo es que nadie se dé cuenta de que tu voz en castellano no es la de ese actor o esa actriz que está hablando a cámara.

¿Cómo valoras la evolución de la figura de la mujer dentro del ámbito profesional del doblaje? ¿Crees que hay igualdad de oportunidades y justo reconocimiento?

Me encanta poder decir que sí, a nivel laboral estamos en igualdad de condiciones al ciento por ciento. Somos una de las poquísimas profesiones donde hombres y mujeres cobramos igual. Porque nuestro sueldo está establecido según el número de takes que hacemos. El take es la unidad de medida que usamos en doblaje para dividir los guiones. El precio del take está determinado por el Convenio de actores de doblaje y es igual para todos nosotros, independientemente de la edad, el género o los años que lleves en la profesión.

La única crítica que puedo hacer es a la industria cinematográfica. Y es que aún falta mucho camino. Cada vez hay más papeles femeninos interesantes, y ya no solo podemos ver películas donde las mujeres se limitan a ser mujeres. Pero hay que seguir desarrollando papeles femeninos interesantes.

¿Qué conclusiones sacas de la experiencia de haber doblado al personaje de Priya para Red, de Pixar? ¿Has percibido diferencias, más o menos notables, entre el doblaje dedicado a personajes femeninos y el doblaje dedicado a personajes masculinos?

Priya fue un personaje muy divertido de doblar. Me sacó totalmente de mi zona de confort. Trabajamos la voz para sacar mi registro más grave. Me siento muy orgullosa de haber puesto voz al primer personaje abiertamente bisexual de Disney. Trabajar con Disney de por sí es diferente a trabajar con otros clientes. El flujo de trabajo y la dinámica me resultaron absolutamente nuevos. Pero me encantó.

El 90% de los papeles que he interpretado han sido masculinos. La mayoría de los trabajos que he hecho han sido de niños chicos. Noto más diferencia en edades que en género. 

¿Consideras que el ámbito del doblaje ligado a personajes infantiles tiene facilidad para complementarse con otras facetas de la profesión o que, por el contrario, peca de cierto encasillamiento? 

Los niños no dejan de ser niños. Hay muchas tramas en las que por lo general no vemos niños, como es lógico. No obstante, he hecho muchos tipos de niños, y cada uno, por muy pequeña que fuese su intervención, es único. Los niños son muy genuinos, y permiten sacar partes de ti que normalmente no sueles dejar a la vista, o al oído… 

He hecho niños malos, niños tontos, gordos, pequeños, mayores, ladrones, e incluso pirómanos. No es lo mismo ponerle la voz a Billy el niño cuando es un chaval que a Corn el unicornio. Los matices son absolutamente diferentes y cada uno es un reto. No me siento encasillada, la verdad.

¿Qué consejo le darías a esa persona que desea convertir su afición en profesión y comenzar su propio camino en el doblaje?

Que tenga paciencia y aprenda a ser resiliente. Tiene que saber recibir muchos noes, y muchos portazos. Es una carrera de fondo. No le vas a gustar a todo el mundo, y eso es importante repetirlo. Pero también hay que ser muy humilde y entender la profesión como un arte. Hay que entender que aprender de los que llevan años trabajando es un privilegio. Nosotros, los novatos, tenemos que aprender a coger las oportunidades que se nos presentan y trabajar con el mayor respeto posible. Es una profesión difícil pero sumamente satisfactoria.

¿Qué proyectos tienes a corto y medio plazo? 

Jajajaja. Eso, queridos, es un absoluto secreto. Una vez se firma contrato de confidencialidad, la sala de doblaje es una tumba. Lo que pasa en sala se queda en sala.

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