
¿Qué le falta y qué le sobra al mercado editorial actual?
Marta Castaño: Al mercado editorial actual le faltan muchas cosas: le siguen faltando muchas voces jóvenes, voces de muchos países de los que no conocemos casi literatura, muchísimas voces de mujeres y miles de voces contemporáneas de calidad (y no porque no las haya). Además y aunque soy partidaria de que exista una oferta para todos los gustos, creo que sobra literatura de poca profundidad.
Lara Losada: Creo que al mercado actual le falta diversidad. Más voces de mujeres. Mujeres jóvenes, mujeres mayores, mujeres trans, mujeres racializadas, personas LGBT+. Siento, al menos en lo que yo leo, que cada vez más se está llenando un espacio y creando una literatura que sale de los cánones establecidos. Sin embargo, creo que aún queda mucho trabajo por hacer. A la vista de lo que molesta que una mujer venda mucho (para crispación de quienes creen que la literatura escrita por mujeres es algo menor reducido a un público femenino, *ejem* señoros y que se trata de un tipo específico de literatura *vergüenza ajena*), gane premios o manifieste sus ideas políticas, aún nos queda mucho por lo que pelear.
Respecto a qué le sobra diría que nada. Creo que hay espacio y cabida para tod_s y que la diversidad de opciones siempre será beneficiosa. Obviamente a mí no todo me gusta, pero para eso somos agentes activos, como lectora no consumo lo que no me gusta/interesa. Si tuviera que decir qué sacaría del mercado actual sería lo contrario a mi anterior respuesta: todos aquellos libros/autores que manifiesten ideas discriminatorias hacia cualquier persona o colectivo por razón de género, nacionalidad, clase, orientación sexual, etc.
Carla Penna: Al mercado editorial actual le sobran libros y escritores y le faltan oportunidades para los noveles.
Irene W.: Pues, al no llevar demasiado en el mercado editorial, no sabría exactamente qué decir. Tres meses no es demasiado tiempo para poder sentir que algo sobra o falta, aunque es cierto que he notado que las editoriales hacen que importe la edad que tengas, y es algo que no me gusta nada, de ahí que mi pregunta haya ido por ese camino. También creo que sobra saber el número de seguidores de lxs autorxs y que, aunque ahora estamos en el boom de publicación a mujeres, seguimos faltando muchísimo, y no veo a las no normativas.
¿Es la autoedición una aliada, una mentira o una enemiga?
M.C.: Algunas experiencias de autoedición que conozco resultan ser bastante decepcionantes. En muchas ocasiones las editoriales que ofrecen esta opción no sólo no se hacen cargo de prácticamente ningún paso como editorial, sino que además cobran a los autores por publicar su libro. Con este formato el escritor se encuentra con el dilema de que si quiere publicar, tendrá que pagar por ello. Personalmente creo que lo ideal sería que ningún escritor tuviera que pagar por ser publicado.
L.L.: No creo que la autoedición sea una mentira. Creo que es una opción magnífica y totalmente válida para quien quiera ver su obra en el mercado. Que una editorial publique tu obra no la convierte en buena, así como tampoco la convierte en mala no ser seleccionada. Entrar aquí en criterios (además subjetivos) me parece absurdo. Lo que sí creo es que un_ autor_ debe investigar mucho antes de autopublicar su propia obra y, si es posible, contar con más ojos y más manos para realizar el trabajo. Creo que sólo sería una “enemiga”, por decirlo así, en el caso de que no se consiguiera sacar partido a la obra, la promoción y distribución fallaran y el/la autor_ sintiera que ha perdido dinero. Por eso recomiendo investigar antes absolutamente todos los aspectos, cuánto te va a costar, cuántos ejemplares vas a hacer, cuántos crees que puedes vender, cómo lo vas a poner en el mercado, si tiene una buena edición, cómo los vas a enviar, etc. No hay que lanzarse a lo loco por el deseo de ver tu libro publicado, ese es mi consejo, tomar el tiempo que sea necesario.
Ah, me explota una vena si no menciono aquí a esas supuestas “editoriales” (no lo son) que piden dinero al autor o asumir unas ventas mínimas por publicar su libro y que se llaman así mismas de “co-edición”. No existe tal cosa, es una trampa, os están timando. Juegan con la ilusión y la inexperiencia de las personas. Huid.
C.P.: La autoedición es una opción coyuntural que surge del contexto actual en el que no es fácil encontrar editoriales que apuesten por autores desconocidos. Mientras haya una editorial responsable detrás de la publicación y las condiciones estén claras entre autor y editor, pienso que es un camino válido.
I.W.: A mí la autoedición me parece una aliada, yo misma he autoeditado un par de fanzines. Muchas veces se envían manuscritos a una serie de editoriales, y al no recibir respuesta, se autoedita, y en ocasiones esa autoedición puede hacer que editoriales descubran voces nuevas que estaban escondidas.
¿Cómo creéis que se respalda exactamente aquello de “cuidar al autor”? ¿Qué entendéis al respecto y qué haríais vosotras bajo esa premisa?
M.C.: En nuestra editorial entendemos que cuidar al autor es un proceso de cariño y dedicación, es acompañarle en la creación de su obra desde que nos presenta su manuscrito y lo elegimos hasta el último momento en el que el libro saldrá a la venta y la realización de la campaña posterior. Es conversar con él/ella sobre su obra, su manera de escribir y de entender el mundo a través de su propio lenguaje, es mimar su trabajo durante todo el proceso, que suele ser más bien largo. Y es, por último, ayudar a que su libro vea la luz y se posicione en librerías para que los lectores tengan acceso al mismo. También creo que es muy importante que tras la publicación se realicen eventos en torno a la obra y una campaña adecuada de publicidad de la misma.
L.L.: Siempre digo que en mi editorial somos una familia y lo digo porque así es como lo siento. Cuando digo que cuido a mis autor_s lo que quiero decir es que les implico en todas las partes del proceso, forman parte del trabajo creativo, de las revisiones antes de imprimir, se realizan diseños basados en sus ideas (o en ideas comunes), cuidamos que el libro final sea lo más suyo posible, acudimos a presentaciones, les hacemos saber cuántos ejemplares hacemos, cuántos venden, lo de que pagamos no debería hacer falta ni decirlo pero aquí obviamente cobra todo el mundo (no compréis libros de explotadores, porfi), nos conocemos mutuamente y trabajamos de forma conjunta para sacar el proyecto adelante en todos los aspectos, incluida la promoción, difusión, estrategia en redes sociales…
Creo que trabajamos con respeto y cariño y eso es también lo que nuestr_s autor_s nos devuelven. Tenemos una relación maravillosa y la suerte de habernos conocido tod_s en un evento. Que también se conozcan y lean entre ell_s es algo importante para mí porque se genera una red de apoyo, incluso de amig_s, lector_s, escritor_s y artistas en general que pueden colaborar junt_s en proyectos.
C.P.: Más que “cuidar al autor” para mí es “cuidar a la obra”. Autor y editor deberían trabajar juntos, en equipo, para sacar adelante una obra que merece ser publicada porque está mucho más allá de ellos: incumbe a la sociedad, aporta, transforma, moviliza, dispara interrogantes, emociona.
I.W.: Creo que cuidar a la autora y al autor es escuchar lo que tienen que decirnos. Es normal querer ganar dinero, todas queremos que nuestras editoriales sigan a flote, pero también considero muy importante tener en cuenta que estamos tratando con los libros de personas, con sus creaciones, sus letras. Puede que sea porque, como he comentado al principio, sea nueva y no entienda demasiado (desde luego, me queda mucho camino por recorrer), pero sé que lxs autorxs nos están cediendo una parte suya, y creo que escuchar cómo les gustaría llevar el tema de la publicación, dónde realizar las presentaciones, etc., etc., es una manera de hacer que se sientan a gusto, segurxs. Yo también soy escritora y al final trato a mis autoras como querría que me trataran a mí mis (futuras e hipotéticas) editoriales: dándome voz y voto en lo que concierne a mi libro.
¿Es la literatura que consumís como lectoras la misma que tratáis profesionalmente? ¿Vuestro criterio nace de vuestro gusto propio?
M.C.: Rotundamente sí. Yo en concreto en la actualidad busco casi siempre leer lo máximo que pueda de mujeres contemporáneas, aunque también leo a mujeres de otras épocas porque al final muchas de sus obras son la fuente de la que bebemos las que escribimos hoy en día.
Diría que nuestro criterio nace desde nuestro propio gusto y viceversa. Creo que todo se retroalimenta, cuanto más lees de una literatura concreta, más conoces de esa literatura, más indagas, más encuentras y con eso vas construyendo un gusto propio que va también evolucionando con el tiempo y las lecturas.
L.L.: Pretendo que mi editorial sea, al final, una biblioteca personal. Jajaja, es broma. Bueno, no del todo. Un poco sí. Entiendo que hay manuscritos muy buenos que quizá yo no leería porque no son de mi interés personal o que siento que no encajan con la línea editorial. Quiero que mi editorial sea un reflejo de las lecturas que yo compraría: sí. Pero siempre estoy dispuesta a arriesgarme, ampliar horizontes y emocionarme con cosas distintas. Salir de la zona de confort es lo que al final nos hace crecer, y yo espero seguir creciendo.
C.P.: La literatura que consumo es diversa porque estoy en una fase de apertura. Aún me falta camino para estar especializada. Aunque evidentemente lo que leo me marca y mi gusto propio también para elegir lo que expongo profesionalmente.
I.W.: Desde que me dijo Lana de sumarme al carro de La Carmensita me he sumergido enteramente en la poesía. Ha sido el año que más poesía he leído, y seguiré así porque es un mundo que, aunque ya me gustaba, ha sido ahora cuando he descubierto todo el potencial que esconde. Aunque también leo muchísimo ensayo feminista y novela; sobre todo las autobiografías, me encantan. Mi criterio es un mejunje art attack entre lo que me gusta, lo que creo que gusta y lo que sé que gusta.
Marta Castaño: ¿Cuáles son los retos que tienen que asumir las pequeñas editoriales para llegar a la sociedad actualmente?
L.L.: Creo que el mayor reto al que nos enfrentamos, en mi caso al menos, es la distribución. A las editoriales independientes o pequeñas nos resulta difícil entrar en un mercado tan competitivo y, muchas veces, no contamos con los recursos necesarios para poder competir con “los grandes”. También creo que otro reto se da al presentar al lector_a un poemario de una editorial que desconoce y de un_ autor_ que también desconoce. En ocasiones recurrir a lo que ya conocemos o nos suena de algo es la opción más segura. Pero creo que aquí juega también un papel diferenciador la propia editorial, así que es a la vez un reto y una ventaja con la que poder jugar.
C.P.: Las pequeñas editoriales tienen que asumir varios retos para llegar a la sociedad actualmente. El primero es estar en el mercado: abrir sus puertas físicas y/o virtuales para ser detectadas como tales. El segundo es que los autores confíen en ellas para enviar sus manuscritos. El tercero es hacer una buena selección de las obras a publicar porque la inversión suele ser importante en comparación con los beneficios a corto y mediano plazo. Y más aún cuando se trata de autores noveles o poco reconocidos. El cuarto es trabajar en consonancia con los autores durante el proceso de edición. El quinto es publicar buenos resultados. El sexto es asumir la edición, venta, distribución y difusión con un equipo pequeño porque los presupuestos no dan para tanta gente. Y el séptimo es esperar que todos los esfuerzos tengan su recompensa en un período corto de tiempo para continuar creciendo.
I.W.: Creo que los pequeños retos son tanto económicos como sociales. Las pequeñas editoriales al final se tienen que hacer hueco entre gigantes que ya tienen su espacio, las personas las conocen y, por ende, las compran, así que tenemos que hacernos oír entre un murmullo, darnos a conocer, ir creciendo poco a poco y no dejar de plantar semillas.
Lara Losada: ¿De qué manera la escritura de las mujeres puede ser un arma política?
M.C.: Creo que cualquier expresión artística realizada por mujeres de hoy en día y las realizadas por otras muchas que nos precedieron es ya de por sí un arma política, una llamada de atención al mundo, una reivindicación de que siempre ha habido y hay mujeres artistas, escritoras, poetas y de que ahora es el momento en el que está saliendo todo a la luz y se está dando a las mujeres la importancia que siempre merecieron en el ámbito cultural y literario.
Desde mi punto de vista, una de las maneras en las que la escritura de las mujeres es una eficaz arma política es aquella escritura que habla de esas propias mujeres, de su vida, de su cuerpo, de su forma de ver y sentir el mundo. Pienso que es muy necesario que esa escritura íntima llegue e interese no solo a todas las mujeres, sino también a todos los hombres.
C.P.: Creo que en la medida en que las mujeres logremos mostrarnos a través de lo que escribimos incidiremos también en el ámbito político. Pero nuestro lugar no puede ser ni el del segundo plano, ni el de la confrontación permanente. Debemos encontrar las formas que nos acerquen los contenidos para entendernos en el vínculo con los hombres, en la interacción social. Mientras nos conozcamos como mujeres podremos revelarnos a los demás y así tendremos poder.
I.W.: Que las mujeres nos acerquen a su realidad es ya un arma política, es la manera de decir que aquí estamos, que aquí seguimos, y cómo hemos estado hasta ahora. Nos han tenido silenciadas (y continúa), así que escribir y que nos publiquen es la manera más directa de salir al mundo y concienciar a la política.
Carla Penna: ¿Cómo desde la Literatura podemos poner nuestro granito de arena para pensarnos como sociedad?
M.C.: Creo que la literatura suele ser en sí misma un reflejo fehaciente de la sociedad en la que vivimos. El mundo literario no debería tener fronteras, debería ser un mundo en el que quepamos todos, un mundo en el que tengan cabida libros escritos por personas, independientemente de su procedencia, raza, sexo, orientación sexual, etc.
En Liberoamérica, por ejemplo, aportamos nuestro granito de arena con la revista, ofreciendo un espacio global en el que damos voz a multitud de autores y autoras y con la editorial construyendo un puente, dando oportunidades y dando a conocer al mundo literario nuevas voces, sobre todo mujeres jóvenes tanto de España como de diversos países de Latinoamérica.
Pienso que con cada perspectiva literaria individual podremos construir una perspectiva más amplia de cómo es la sociedad en la que vivimos y hacernos una idea de cómo podemos cambiarla o mejorarla a través del arte y las letras.
L.L.: Sinceramente, no considero que la literatura tenga que tener el fin de transformar la sociedad o de hacernos pensar siquiera. La opción de leer algo por mero entretenimiento es algo que, ahora que caigo, solía hacer mucho de adolescente y he ido perdiendo, pero es igual de válida. Si tuviera que decir qué me gustaría que la literatura pudiera ayudarnos a “repensar” sería nuestra propia historia como humanidad. Los errores que repetimos. Nuestro lugar en el mundo como personas diferentes e iguales en derechos. Que nos hiciera tambalear un poquito la comodidad de nuestra posición. Escribo esto desde mi comodidad, claro, qué fácil decirlo. Ojalá la literatura nos hiciera más generos_s.
I.W.: Creo que el hecho de escribir sobre lo que nos pasa, lo que nos falta, lo que nos ha pasado y lo que podría pasarnos es una manera increíble de poner sobre la mesa todo lo que podríamos cambiar, todo lo que hemos cambiado y todo lo que necesitamos para cambiarlo.
Irene W.: ¿Pensáis que de cara a la publicación hay que darle importancia a la edad? ¿Por qué?
M.C.: La premisa de nuestra editorial es publicar a gente joven. Creemos que es altamente necesario que se publiquen y se lean autores contemporáneos, aunque uno de los criterios que tenemos también muy en cuenta a la hora de escoger esas obras es la calidad literaria de las mismas. Nacimos como una plataforma para lanzar al mundo literario sobre todo a mujeres jóvenes que no habían tenido la oportunidad de ser publicadas o solo en contadas ocasiones. Personalmente, como ya he dicho en anteriores preguntas, pienso que conocer y leer lo que escriben autores jóvenes es sinónimo de conocer la sociedad en la que vivimos y la sociedad que viene.
C.P.: La verdad es que no había pensado en la edad. Pienso que cada una de las autoras y autores tienen su momento de madurez en lo que están intentando transmitir. Más que en la edad, yo haría hincapié en la convicción que debe tenerse para pensar que es el momento de publicar. Y esa convicción junto con la actitud hará la diferencia.L.L.: Estoy pensando… Es cierto que alguien que escribe de forma continua es más probable que escriba mejor a los 30 que a los 19. No porque tenga más vida (aunque puede ser un factor), sino porque también tiene más práctica y, seguramente, más lecturas. Creo que existe una tendencia a decirnos que somos “demasiado jóvenes” cuando la realidad es que si fuera una mujer de 50 años que escribe también dirían que soy mayor para hacerlo (tod_s sabemos que la edad otorga autoridad si eres un hombre, no una mujer). No sé por qué le estoy dando tantas vueltas. No, no creo que la edad sea un factor que se deba tener en cuenta a la hora de publicar un libro. Si se tiene para publicarlo o para leerlo, añado esto a las cosas que tenemos que cambiar
L.L.: Estoy pensando… Es cierto que alguien que escribe de forma continua es más probable que escriba mejor a los 30 que a los 19. No porque tenga más vida (aunque puede ser un factor), sino porque también tiene más práctica y, seguramente, más lecturas. Creo que existe una tendencia a decirnos que somos “demasiado jóvenes” cuando la realidad es que si fuera una mujer de 50 años que escribe también dirían que soy mayor para hacerlo (tod_s sabemos que la edad otorga autoridad si eres un hombre, no una mujer). No sé por qué le estoy dando tantas vueltas. No, no creo que la edad sea un factor que se deba tener en cuenta a la hora de publicar un libro. Si se tiene para publicarlo o para leerlo, añado esto a las cosas que tenemos que cambiar.
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