Enhorabuena, querido David, por la publicación de tu obra No matarás (Ed. Titanium, 2020). Te deseamos lo mejor. ¿Cómo ha sido la espera y cómo crees que ha repercutido la situación social actual en el proceso?

Hola, amigos y amigas. Antes que nada, quería agradeceros que me hayáis invitado a este, vuestro espacio.

Muchas gracias, yo también espero que lo lean muchas personas. O, como mínimo, que los lectores y lectoras que se hagan con él lo disfruten y les haga pasar un buen/mal rato. Según se mire (risas).

Lo cierto es que ya tenía ganas de verlo publicado desde hace algún tiempo, pero como bien decís la situación en general no acompañaba demasiado.

De hecho, debo de confesaros que su lanzamiento de inicio estaba previsto para antes del verano. Pero tras hablar con la editorial, llegamos a un acuerdo y decidí retrasar la fecha de venta con la esperanza (iluso de mí) de que todo este problema que tenemos por desgracia todavía encima hubiera remitido o mejorado un poco. Sobre todo por la cuestión de las presentaciones en librería y otros locales, que siempre ayudan a complementar esa visibilidad (tan necesaria para cualquier trabajo) y también, de paso, para ponerle cara a tus lectores/as.

Pero lo importante es que en breve estará a la venta, y con eso me doy por satisfecho.

¿Cómo se gesta No matarás desde su concepción primaria hasta su entrega a la editorial? ¿Cómo fue su proceso escritural en tiempos y formas teniendo en cuenta su configuración final a partir de la intersección de diversas narraciones independientes, en tanto que autoconclusivas, si bien integradoras de un mismo trabajo: Heredarás la tierra, La mano alienígena y Redemptio?

Es muy curioso que me lo preguntéis, porque de inicio son, como bien decís, historias independientes, auto-conclusivas y que están escritas en diferentes momentos o etapas de mi proceso creativo (aunque en un breve y cercano espacio de tiempo). Sin embargo, en un primer momento no estaban concebidas para que formaran parte de un único tomo (o eso creía yo por entonces), y mi intención era publicarlas de manera independiente. Pero luego me di cuenta de que todas a su manera tenían varios denominadores comunes, como por ejemplo, la época en la que transcurren. Pero no solo eso, sino que también estaba la cuestión de la muerte, del crimen. En todas y cada una de ellas existe ese elemento sobre el que giran las tramas y que de alguna forma (aunque de manera implícita) también contienen una moraleja, y un momento final para la reflexión tras su lectura.

Así que tras meditarlo y madurar sobre la posibilidad, decidí enviar los trabajos a Titanium, y de ese compendio de conexiones acabó naciendo No matarás.

¿Qué se ofrecen mutuamente los protagonistas del matrimonio David P. Yuste-Editorial Titanium?

(Risas) Pues la verdad es que es un matrimonio que, como quien dice, a lo tonto ya tiene un año de vida, y parece que seguirá en pie (si seguimos en esta línea) durante bastante tiempo.

Creo que es una pregunta que nunca me habían hecho, y que en parte parece sencilla, pero por otro lado es difícil de responder. Tengo que recalcar que llevo relativamente poco en este mundillo, aunque también he tenido la suerte durante ese breve espacio de tiempo de conocer a gente maravillosa y que me han ayudado mucho. Por otro lado, está el aspecto del gran número de autores/as que gracias a Titanium están viendo su sueño cumplido de publicar su primera novela.

Aparte de todo esto, creo que sin duda lo mejor que ofrece esta simbiosis (ya no solo entre la editorial y yo, sino también con el resto de compañeros y compañeras que la conforman) es la gran piña/familia que ha nacido a raíz de entrar a formar parte de su equipo, y el “buen rollo” que tenemos entre los autores.

Pienso que para que una obra llegue a buen puerto es fundamental que haya entendimiento, y sobre todo, buena conexión entre la editorial y el autor. Sin eso no hay garantía de éxito, ya por no mencionar que todo el trabajo realizado por ambas partes no sirve de nada o para bien poco.

¿Qué lugares comunes del thriller podemos encontrar con cierta facilidad en No matarás? ¿Qué guiños o chispazos de autores leídos, subgéneros descubiertos, incluso ciertas huellas de tus gustos cinéfilos podemos rastrear?

Bueno, creo que si algo tiene en común No matarás con el thriller es tal vez que cada una de las historias contienen un cierto halo de misterio, pero también pequeñas raciones dosificadas de acción. En este libro hay también por supuesto mucho suspense y terror. Eso era algo que no podía faltar dado el contexto del trabajo.

En realidad y a decir verdad, soy de los que piensan que el thriller y el terror son géneros que no están tan alejados si obviamos por supuesto los elementos sobrenaturales y otras cuestiones que pueden acercar un texto más a lo fantástico, y de hecho sería un “palo” que más adelante me gustaría tocar si tengo la oportunidad.

En No matarás hay un poco de todo, para qué engañaros. Yo soy muy fan de Stephen King, y de su hijo Joe Hill, y creo que eso se deja entrever de alguna manera en la forma de contar mis historias. Quizás sobre todo en Heredarás la tierra, que toma como punto de partida esos espacios rurales tan comunes en la narrativa del Maestro del Terror y que aquí se trasladan a España, dándole también un toque más costumbrista.

Y en lo referente al cine, como buen cinéfilo y amante del terror y la ciencia ficción, es inevitable que siempre trates de emular todas esas cintas que has visto a lo largo de décadas. De hecho, no sé si esto le ocurrirá al resto de compañeros y compañeras de letras. Pero cuando me siento a escribir, mi mente trabaja a partir de imágenes. Me explico, a medida que voy desarrollando las ideas las voy visualizando mentalmente como si fueran fotogramas que completan las distintas escenas de una película, lo cual creo que le otorgan mayor dinamismo a las descripciones y a las acciones. O al menos así me lo parece.

¿Qué podemos conocer de David P. Yuste a través de los personajes de No matarás? ¿Qué tres cualidades destacarías de tu forma de crear personajes en general y cuáles de aquellos construidos previamente a esta nueva obra dirías que han aportado ciertas reminiscencias en la elaboración de No matarás?

(De nuevo risas) Teniendo en cuenta que las tres obras hablan sobre la muerte y el crimen, eso de inicio no dice precisamente nada bueno de mí. Bromas aparte, creo que si hay algo que me identifica con todos los personajes es el contexto en el que se mueven y la época que me ha tocado vivir: la música, la moda, el cine… Me apasiona todo lo relacionado con los ochenta, y creo que eso se deja ver con bastante claridad en todos ellos.

¿Tres cualidades? Mmm… Creo que la principal es la profundidad. Me gusta que mis personajes no sean planos, que tengan gran cantidad de matices y caras, y que puedas empatizar con ellos. Ponerte en su lugar pese a que estén cometiendo un crimen o alguna acción que no sea del todo lícita, o incluso, por qué no, llegar a encariñarte de él. También creo que siento debilidad por los antihéroes, y sobre todo por los villanos. Así que supongo que inevitablemente todos o la mayoría, suelen tener un lado oscuro. Y otra cualidad en mi forma de crear personajes supongo que es, aunque pueda parecer raro, que procuro no tomarle afecto a ninguno de ellos. De esa manera, siempre que leas algo mío nunca sabrás cuándo alguno de ellos puede desaparecer de escena de la forma más terrible o truculenta. Lo cual hace también la lectura más imprevisible.

Y para acabar, creo que más que algunos personajes en particular, todos en conjunto han aportado de alguna manera su granito de arena. Escribir para las distintas convocatorias lanzadas desde El Círculo de Lovecraft, por ejemplo, me ha ayudado mucho en cuanto a estudiar escritores reconocidos y a fijarme en su manera de desarrollar las historias y actores que en ellas aparecen. Así que opino que todo ese conjunto de desafíos e individuos escritos tanto para ellos como para otros proyectos han terminado por definir esa manera de abordar esta tarea.

Volvamos a la compleja y elegante intersección: ¿cómo fue la labor de documentación para afrontar con garantías La mano alienígena?

Partamos de la base de que siempre que realizo un escrito me gusta documentarme al máximo, e intentar dentro de lo posible que ningún cabo quede suelto. Es decir, si una historia está situada, por ejemplo, no sé, en el siglo XII, no puedo poner al alcance de cualquier ciudadano corriente un libro así sin más. Sobre todo si tenemos en cuenta que la imprenta no fue inventada por Gutenberg hasta el 1440, y que los textos antes de dicha innovación normalmente eran realizados a mano por personas que sabían leer y escribir.

Es algo que parece obvio, pero a veces no lo es tanto. Tal vez sea un poco “quisquilloso” para esto, pero alguna vez me he encontrado un Oopart (objetos fuera de su tiempo), si me permitís la broma, en una novela. Es como estar viendo una película de romanos y descubrir que uno de los centinelas que custodian la entrada amurallada que da acceso a la ciudad porta un reloj de pulsera en su muñeca. Es algo que me descoloca bastante. E imagino que no soy el único al que le ocurrirá.

Por supuesto, estamos trabajando en el campo de la ficción y lógicamente eso nos da un gran margen y licencias para jugar con los conceptos y con los eventos. De lo contrario las historias que desarrollamos no tendrían cabida. Pero pienso que si, por ejemplo, estás escribiendo sobre una época determinada, debes ser lo más riguroso posible. Al menos en lo que concierne a esos elementos inamovibles de los que hablaba antes.

Pero volviendo a la cuestión y siendo franco con vosotros, la tarea de documentación suele resultarme bastante gratificante. No niego que haya que dedicarle bastante tiempo y alguna vez que otra te entren ganas de lanzarte de cabeza contra un muro. Pero como bien apuntáis en la pregunta, es la única manera de afrontar con garantías un texto y que sepas que puede funcionar.

¿Hallamos en Redemptio una suerte de «epílogo» al conjunto? ¿Cómo decidiste la estructuración de No matarás en este sentido, en cuanto al remate final?

Podría decirse que sí, ya que es la obra que pone la guinda al pastel y que sintetiza todo lo que en las páginas de este libro aparece.

De inicio, fue una cuestión que me costó bastante. Pero como os comentaba antes, y después de darle varias vueltas al asunto, decidí que tanto por las connotaciones como por su final, Heredarás la tierra debía ser la primera. Las otras dos, por su contenido, ya cayeron por sí solas y encajaron en su lugar como las piezas en el Tetris, llegando al bonus final que es Redemptio.

¿Qué te atrae, idílicamente, de un asesino como villano literario? No podemos resistirnos a preguntarte por tu elección entre el Universo King y el Universo Carpenter en estos parámetros, así como pedirte que nos confieses cuánto hay de gótico en tu forma de producir terror.

Lo que más me atrae de un asesino como villano literario es que puede ser cualquiera. En ello reside la gracia. Hasta el personaje de inicio más simple, sencillo, o con una vida más plena o dichosa, en cualquier historia puede alcanzar esa motivación si el escritor le aprieta lo suficiente. Y ya no solo eso, sino las cuestiones morales que aborda cada actor cuando se convierte en criminal y la manera en que se enfrenta a las diferentes situaciones y dilemas que surgen dependiendo de su rol. Todo eso da mucho juego. Es algo que me encanta.

Mientras que no me pidáis que elija entre uno de los dos, porque eso sería algo extremadamente difícil. Por no decir cruel… (De nuevo risas)

A ver, es una pregunta que no me resulta nada fácil responder, que conste. Para empezar porque ambos han colaborado juntos ocasionalmente, y además John Carpenter ha adaptado algunos trabajos de Stephen King para la gran pantalla. Lo fácil sería elegir solo uno, como, por ejemplo, Michael Myers de Halloween. Pero es que después tenemos esa entidad del espacio que me fascina y que es el villano por excelencia en The Thing (a pesar de ser una reinvención de otra película clásica anterior, surgida a su vez de una novela). Incluso el mal que se representa de múltiples maneras y en sus diferentes facetas para atormentar a Sam Neill en La boca del miedo…

Y por otro lado, en cuanto a lo que respecta a Stephen King, me sucede un poco lo mismo. Por un lado tenemos al incombustible Jack Torrance en El resplandor, también me encanta Pennywise de It, o podría elegir perfectamente a la aparentemente inofensiva, y de inicio encantadora, Annie Wilkes de Misery. Eso por no mencionar alguno más contemporáneo, como el pastor Charles Jacobs de Revival.

En lo referente a cuánto hay de gótico en mi forma de producir terror, supongo que tres de las características que podríamos identificar y que tengo en común con este estilo son el uso recurrente de numerosos elementos sobrenaturales (aunque no siempre y cada vez menos), que normalmente intento crear una atmósfera de misterio previa (algo que por otro lado potencia el efecto posterior de terror), y las fuertes emociones que de una forma u otra consiguen atrapar a mis personajes. Algo que rara vez no sucede en mis historias.

Heredarás la tierra extiende una base sobrenatural como contexto clave para el desarrollo de los diferentes escenarios, pues, entre otras cosas, nos presenta el espacio en el que se desencadenará cada una de las partes de la obra. ¿Qué es lo que más te ha gustado y lo que más te ha costado de la realización de ese primer pilar descriptivo? ¿Crees que es un subgénero -el sobrenatural- particularmente complejo a la hora de escribir desde una originalidad aislada de todo cliché?

Lo que más me gustó sin duda fue afrontar el reto de crear un mini universo sobre el que girara todo. Es decir, un pueblo inventado que late y tiene vida propia, con sus propios habitantes, locales y particularidades. Lo que en la fantasía (un género que apenas abordo, ya que me cuesta bastante. Lo reconozco) se conoce como Worldbuilding. Era la primera vez que lo hacía. Y de hecho es posible que en un futuro (y me estoy aventurando a contar demasiado) veáis cómo ese entorno ha evolucionado con el paso de los años y de qué manera esos cambios afectan a las historias que puedan nacer derivadas de ello. Quién sabe…

¿Lo que más me costó? Supongo que ir introduciendo esa base sobrenatural y poder aplicarla sin conflicto en cualquier escenario mientras que el personaje principal iba interactuando con dichos escenarios y personajes que aparecen a lo largo de la novela, haciendo que a la vez no desentonara, o resultara demasiado rimbombante o incluso inapropiada.

He de reconocer que a la hora de escribir sobre este subgénero, el sobrenatural, es bastante difícil no darte de bruces con algún cliché o incluso con algún recurso que no se haya empleado ya anteriormente. De hecho, al igual que opinan muchos otros compañeros y compañeras, soy de los que opinan que en el terror prácticamente está todo inventado. Es la manera en que encajas las piezas, y las ensamblas con otras nuevas mientras que abordas una historia desde una perspectiva diferente lo que le da vigor, frescura y hace novedosa en sí una idea.

¿Cómo valoras el panorama editorial actual, especialmente en lo concerniente a los géneros «oscuros», aquellos a los que Érica Couto-Ferreira se refiere acertadamente mediante el término «literatura del temblor»? ¿Qué consejo les darías a aquellos autores aún no publicados que sueñan con ver su nombre en el escaparate de una librería?

Es cierto que, por un lado, la situación que vivimos está haciendo especial daño a las editoriales pequeñas o de corte independiente, que en gran parte son las que apuestan por los géneros “oscuros”, y sobre todo, por los autores y autoras nacionales (aunque tampoco quiero generalizar, ya que hay de todo en el mercado). E igualmente debo reconocer su valentía, pues pese a todas estas adversidades siguen luchando con uñas y dientes por sobrevivir, y continuar sacando títulos.

Sin embargo, me aventuraría a decir que hasta la llegada del Covid-19 eran géneros florecientes y cada vez más en auge. Así que creo que una vez superemos entre todos esta terrible pandemia (lo cual espero que sea pronto) “la literatura del temblor” volverá a resurgir y brotar con más fuerza. Porque aquí sí me gustaría recalcar que la responsabilidad de que todo esto acabe no solo es de los gobiernos y las naciones, sino también de los ciudadanos (algo que por desgracia parece que una vez acabado el confinamiento a muchos se les ha olvidado). Si todos y todas somos más responsables, será más fácil ponerle freno y salir todos a una de ésta.

El mejor consejo que puedo darle a esos autores que quieren ver sus trabajos publicados es que perseveren, que no se rindan. Pero sobre todo que no les dé miedo lanzarse de cabeza a la piscina. Yo mismo durante años tuve ese mismo temor y escribía exclusivamente para mí. Solo tras la insistencia durante mucho tiempo de personas de mi entorno cercano que leían lo que hacía, me animé a enviar relatos a concursos y manuscritos a editoriales. De no ser por eso, es más que probable que muchos de los escritos que tengo publicados hoy (ya sea en físico o digital) seguirían guardados en una carpeta del escritorio de mi portátil.

Vayamos un poco más lejos: ¿Cómo nace tu relación con Chica Sombra y cómo es su David P. Yuste en comparación con el autor de No matarás?

Pues mi relación con Chica Sombra nace en parte de la amistad y el afecto que le tengo tanto a Tamara López, su directora, como a su marido Tony Jiménez. Dos escritores, por cierto, con un gran talento. Fue fruto más de la casualidad o causalidad, o puede que de ambas. Yo vivo en un pueblo de Guadalajara cercano a Madrid. Y a primeros de año el redactor que cubría los eventos en la zona para la Web tuvo que dejarlo por cuestiones personales. Así que podría decirse que estaba en el lugar adecuado y conocía también a la persona indicada. Tamara me lo propuso tras ganar un concurso para ver un espectáculo a través de Chica Sombra, y yo acepté encantado. Y hasta hoy.

Pues creo que no nos diferenciamos tanto como podría esperarse. Si bien es cierto que desarrollamos funciones diferentes, no se alejan tanto de lo que podríamos pensar de inicio. A los dos David les gusta la perfección, si es posible, entrar a narrar de la manera más completa posible. Y, sobre todo, la perseverancia. Soy muy “cabezón” y obstinado a veces, y eso hace que siempre intente mantener un ritmo y ser constante. Intento parar lo menos posible. Y eso me convierte casi en multitarea, ya que mientras realizo una reseña puedo andar enfrascado en un relato o novela, a la vez que estoy dándole vueltas a una entrevista para un director de cine o incluso recopilando documentación para un artículo.

Compartimos cariño y admiración por Dentro del Monolito, plataforma con la que también colaboras: ¿cómo surgió ese enlace y en qué te repercute el hecho de formar parte de proyectos conjuntos como este a la hora de desarrollar tu carrera como autor? Por otro lado, ¿qué puedes decirnos de la integración de Héctor R. Asperilla -autor de la magnífica portada- y de Amparo Montejano -maravillosa escritora, autora del prólogo- en No matarás?

En esta ocasión la unión con Dentro del Monolito nació gracias a la iniciativa del “dire”, José Luis Pascual. Durante largo tiempo había dirigido él solo la página, y pensó que había llegado el momento de ampliar este proyecto. Lanzó una convocatoria a través de las RRSS pidiendo posibles redactores, y como fan de la web, no me lo pensé. El resto ya lo sabéis. Desde hace varios meses colaboramos juntos un gran equipo de escritores, y además nos llevamos genial. Incluso a veces se nos ocurren ideas muy locas y planes de futuro que hacer todos juntos, cuando todo esto del coronavirus se calme un poco. Así que este vínculo que hemos creado es algo que se sale meramente de lo profesional, ya que compartimos gran cantidad de inquietudes y aficiones.

Pienso que colaborar con determinados proyectos para Dentro del Monolito ha sido un salto evolutivo en mi forma de ver la escritura, y ha ampliado mis miras. Hasta ese momento había tocado de manera muy tímida el género del artículo (tan solo había escrito uno hasta la fecha, y fue en 2019 junto al compi de letras y amigo, Tony Jiménez para Pako Mulero y su estupenda Cabina de Nemo). Así que afrontar este nuevo reto y ver que no se me daba tan mal como podría esperar, me hizo ver otras facetas que abordar más adelante. De hecho, al igual que el thriller (lo cual mencioné antes), me gustaría tocar en un futuro cercano el género del ensayo. Eso si consigo que alguien apueste por mí antes. Yo lo dejo caer, por si alguna editorial lee esto (sonrisa pícara).

Contar con dos grandes como Héctor R. Asperilla y Amparo Montejano ha sido algo grandioso en todos los sentidos además de un enorme honor. Héctor es un profesional como la copa de un pino, aparte de un portentoso ilustrador, y se involucró en el proyecto desde el primer momento hasta el final, en el cual estuvo maquetada la portada. Y tengo que decir, y no es peloteo, que es un tío sensacional. De hecho, nos llevamos bastante bien y hablamos siempre que podemos. Tanto es así que, aunque él se lo toma a broma, lo he nombrado de manera oficial mi ilustrador de cabecera. Así que por mi parte, y siempre que me lo permitan, me gustaría contar con él en el futuro para cualquier proyecto que surja.

Y de Amparo, ¡qué os puedo decir que no sepáis ya! Es una bellísima persona, además de una gran amiga. La quiero mucho al igual que a José, co-director de Círculo de Lovecraft. Eso por no decir que es una escritora fabulosa.

Creo que sin ese maravilloso prólogo y sin esa portada (¡la cual me parece brutal!), el trabajo no hubiera tenido el mismo carácter ni la misma fuerza. A mí parecer, lo hacen más redondo y terminan de impregnarlo con esa energía que yo quería que tuviera.

Estoy muy satisfecho con el resultado, la verdad.

En https://davidpyuste.wordpress.com/ encontramos una densa trayectoria de éxitos, premios, reconocimientos, colaboraciones… ¿Afrontas igual un proyecto como No matarás que la presentación a un certamen o premio, en tanto en cuanto ambos «están hechos por y para ti pero también para alguien (jurado, editorial, lector…)»? ¿En qué te fijas a la hora de acudir a una convocatoria en detrimento de otras?

Como bien apuntáis, lo más importante cuando abordo un proyecto es que a mí me guste y que yo me sienta satisfecho con el resultado. Citando las palabras de un gran amigo y compañero de letras: “escribo lo que me gustaría leer”.

Pero al margen de esto, sí que es cierto que cuando abordas un proyecto personal, ya sea una antología, una novela, tienes mayor margen de movimiento. Siempre que te presentas a un certamen o concurso tienes que ajustarte a una extensión (algo que cada vez llevo peor) o a una temática concreta. Y eso te limita en cierto modo. No obstante, como os comentaba al principio de la pregunta, lo más importante y lo primero es que yo esté contento con el trabajo, al margen de que sea o no para un premio.

Pues he de reconocer que al principio de comenzar mi andadura por estos lares tan complejos como son los certámenes literarios me presentaba prácticamente a todo lo que veía y me llamaba la atención (cosa que le ocurre al 99% de todo el que con ilusión empieza a adentrarse en el mundillo de la escritura, y se atreve a dar un paso más allá). Con el tiempo, te das cuenta de que no todas las convocatorias están hechas para todos y para todas. Así que paulatinamente se despierta en ti de alguna manera una especie de sentido arácnido (llamémosle sentido común) que te va guiando, y te dice para cuáles estás más capacitado y para cuáles, no.

Terminamos con este bombardeo directo al corazón del autor:

–*¿Qué tres palabras te gustaría saber decir en todos los idiomas? ¿Qué tres usarías para describir No matarás y qué otras tres sueles utilizar como autor -más allá de mecanismos gramaticales- en el grueso de tus textos?

Tres palabras en todos los idiomas: amor, terror y superación.

Para describir No matarás: impactante, sorprendente y variedad.

En mis textos suelen abundar: carmesí, bermejo y desconcierto.

–*¿Qué banda sonora de tres canciones le pondrías a No matarás? ¿Qué otras dos representan el momento en el que te sientas a escribir, al margen del cometido específico?

Esta es fácil, ya que en las tres obras que componen este libro aparecen varias canciones que de alguna manera sirven en la narración como hilo conductor: El ritmo del garaje (Loquillo y los trogloditas), Maniac (Michael Sembello) y The Times They Are A-Changing´ (Bob Dylan).

Aquí la cosa se complica. Una que debo nombrar sí que tiene que ver con el cometido de escribir (lo sé, os estoy haciendo un poco de trampas. Espero que me lo sepáis perdonar), pero creo que es muy representativa en cuanto a la tarea se refiere. I´m Shipping Up to Boston (Dropkick Murphys), ya que de alguna manera soy como ese marinero confundido que ha perdido algo y debe encontrarlo. Ese algo lo asocio siempre al momento de releer lo último escrito el día anterior para recuperar el hilo de la narración, y de paso repasar y pulir los fallos que pueda encontrar.

Ahora sí (y para ser justos), vamos con las dos que me pedíais:

–Je Veux, de Zaz.

–Imagine, de John Lennon.

–*¿Dónde -ciudad, rincón, paraje- recomendarías leer No matarás a los fetichistas de la lectura inmersiva?

Cualquier pequeño pueblo recóndito y semi abandonado, de esos que apenas cuentan con una docena de habitantes. Que busquen una de las muchas casas rurales que se ofertan y se encuentran en este tipo de aldeas (las cuales poseen un gran encanto y a mí particularmente me encantan). Una vez instalados, que elijan un lugar cómodo y apacible donde sentarse, y puedan disfrutar de la lectura mientras escuchan los sonidos de la naturaleza que se abre camino entre las escasas construcciones hechas en otro tiempo por el hombre.

–*Comparte con nuestros lectores: a) un miedo; b) un vicio; c) una manía molesta; d) un buen consejo recibido; e) una cualidad de tu yo más gaditano.

a) La soledad.

b) El café.

c) Necesito completo silencio cuando veo una película. Si alguien habla mientras estoy concentrado y me despisto, la vuelvo hacia atrás hasta el momento en el que me han interrumpido. Algo que crispa los nervios de algunos allegados y allegadas mías. Esto es verídico: muchos no quieren sentarse conmigo a ver una película si yo no la he visto con anterioridad (más que una risa, una carcajada).

d) No abandones nunca.

e) La verborrea incontinente que siempre me acompaña, como a la mayoría de mis paisanos (no me gusta hablar. Creo que la entrevista, aunque esté escrita, lo demuestra).

–*Envíales un mensaje a las personas que más quieres, otro a tus lectores y otro a tu futuro yo de 2030.

A los que más quiero: gracias por apoyarme y animarme a continuar. Siempre os estaré agradecido, ya que fuisteis vosotros los que me impulsasteis y me hicisteis meterme en este mundillo.

A mis lectores: lo primero, que espero que disfruten de No matarás y les guste la mitad al menos de lo que yo he disfrutado escribiéndolo. Y también que apuesten por las editoriales independientes y por los autores y autoras (no nos olvidemos que tenemos muchas y muy grandes, y que lo hacen sensacional) nacionales, que en España hay un enorme talento literario. Pero, sobre todo, que no se dejen llevar por las corrientes o modas y elijan sin miedo por sí mismos lo que quieren leer más allá de las opiniones de otros.

Y ya lo último: ¡seguid siendo fieles a Altavoz Cultural! Que se lo merecen.

A mi futuro yo de 2030: Que se cuide un poco más (algo que ya estoy empezando a hacer), y que se quiera también más. Y que tanto si le ha llegado el éxito como si no, que siga siendo el mismo tío humilde que creo que soy a día de hoy (al menos eso espero. Os lo podrán decir mejor que yo los que me conocen), y que no cambie nunca. Ni por nada ni por nadie.

¡Muchas gracias por tu tiempo, David!

Muchas gracias a vosotr@s. Ha sido un enorme placer pasar este ratito en vuestra compañía.

Un abrazo enorme para todo el equipo de Altavoz Cultural.

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