Esta aventura de recomendar es una auténtica tortura para mí. Por dos sencillas razones: la de la inseguridad que siento en mi vida general y que inevitablemente me lleva al “¿qué mierda vas a recomendar tú?” y la de la del atrofio electoral que padezco desde chiquitica y que me impide escoger solo diez “deloqueseas”. Lo único que realmente me haría sentir cómoda con esta publicación acabaría con un título similar a: “Un listado innumerable -que podría modificarse con el paso del tiempo- de libros infantiles, que más que una recomendación sería una expresión de agrado a día de hoy y desde hace algún tiempo”. Sim embargo, y a pesar de que no lo he llegado a consultar con los directores de Altavoz Cultural, tengo yo un lado perspicaz que me ayuda a saber que ese titular, por lo que sea, no vale.
En este caso, las recomendaciones están más centradas en la narrativa y la trama de las historias (junto con los insondables sentimientos de esta que escribe) que en otra cosa. Algún día os recomendaré los álbumes ilustrados infantiles más preciosos, pero hoy toca lo otro.
Dicho esto, y después de un “Amalia, ¡que te den!” autoinfligido, allá vamos con la lista de los libros infantiles con los que más me he divertido en mi vida de niña y en la de adulta que solo habla con niños durante cinco de los siete días que tiene una semana. El orden no tiene un significado más allá del de la jerarquía que otorga la memoria -que, en realidad, ya es bastante-. ¡Síganme!:
- “Cuentos en verso para niños perversos” (“Revolting Rhymes”) de Roald Dahl. Ilustrado por Quentin Blake.
He elegido este libro de Roald Dahl por escapar de “Charlie y la fábrica de chocolate” o “Las brujas”, que, aunque son, desde mi punto de vista, auténticas OBRAS MAESTRAS, son más conocidos y presentároslos me habría sonado demasiado banal.
Este libro es muy gracioso, cuenta los clásicos cuentos infantiles de una forma un poco más bestia. Los personajes van pasando por cuentos que no les tocan y Caperucita puede acabar siendo una mercenaria sin escrúpulos. Además, está escrito completamente en verso, tal y como dice el spoiler del título, lo que lo hace más dinámico y fácil de leer, y también lo convierte en un recurso útil para introducir a las niñas y a los niños en el mundo de la poesía.
Aquí podéis encontrarlo -pero en la librería que hay debajo de vuestra casa, también-: https://tinyurl.com/y29a255n

- “Momo” de Michael Ende.
Me regaló una amiga mía este libro por mi décimo cumpleaños, creo recordar, y durante mucho tiempo dormí abrazada a él. Es verdad que Momo es una niña capaz de hacer sentir bien a todos a quienes escucha; también a todo el que la lee. A mí me empoderó de una forma muy especial, como si fuera el libro la propia Momo, que te presta oídos y te tranquiliza. Es de esas historias que enseñan a las niñas y a los niños a sentirse importantes -no de una forma egoísta, sino más bien al revés- en un mundo en el que todo está a merced de los hombres grises, esos hombres malvados que viven de robarle el tiempo a las personas.
Aquí podéis encontrarlo -pero en la librería por la que pasáis de camino al trabajo, también-: https://tinyurl.com/y4hy6xj9

- “El secuestro de la bibliotecaria” (“The Librarian and the Robbers”) de Margaret Mahy. Ilustrado por Quentin Blake.
A mí me recuerda mucho a Roald Dahl en el estilo y la risa. A Quentin Blake me imagino que le debió de pasar lo mismo. En esta historia unos bandidos secuestran a una bibliotecaria y pretenden que el ayuntamiento pague un buen rescate por ella. Lo que pasa en la realidad es que a la bibliotecaria le pegan el sarampión y, como es lógico, ella se lo pasa a los malvados secuestradores, que se ven obligados a descubrir el maravilloso mundo de la literatura entre otras cosas.
Os recomiendo mucho a esta escritora. Tiene otros libros muy graciosos también como “Un lío de perros” y “The Great Piratical Rumbustification”, que no lo he llegado a encontrar en español, pero que también es superdivertido. Además, ella era una señora muy adorable y, aunque falleció hace unos años, podéis descubrirla ahora.
Aquí podéis encontrarlo -pero en la librería que hay saliendo de tu calle, llegando a la rotonda, a mano izquierda, también-: https://tinyurl.com/y2gxlnce

- “La increíble historia de Lavinia” de Bianca Pitzorno. Ilustrado (una vez más) por Quentin Blake.
Descubrí esta increíble historia trabajando en un cole. La biblioteca del barrio organizaba talleres de lectura con los centros educativos de la zona y a mi clase le tocó conocer a Lavinia.
El libro tiene una advertencia: “no es aconsejable para personas tiquismiquis”. Trata sobre una niña que vive en la calle y no tiene nada de nada de nadísima en la vida y que un día conoce a un hada, quien, para ayudarla a solucionar todos sus problemas, le regala un anillo mágico con un superpoder: el de convertir en caca todo lo que desee. Intentad leer esto con algún niño o alguna niña (o alguien con un pavo similar al mío) sin que se parta de risa cada vez que Lavinia transforma en caca alguna cosa.
Además, la historia te enseña muy bien eso de que “un gran poder conlleva una gran responsabilidad” y te muestra también el valor de las cosas no materiales de la vida, especialmente porque todo lo demás es susceptible de convertirse en un puñado de excrementos.
Podéis encontrar este libro aquí -pero en la librería que hay al lado de la entrada del parking del Mercadona, también-: https://tinyurl.com/yxmzsnuv

- “Cuentos de así fue” (“Just So Stories for Little Children”) de Ruyard Kipling
Un libro de cuentos SUPERCHULO y, quizás, no tan conocido, escrito por el maravilloso creador de “El libro de la selva”. Esta recomendación me gusta mucho hacerla porque tiene un montón de historias superfantasiosas sobre el origen de los rasgos más singulares de una serie de animales: cómo le salió la trompa al elefante, cómo le salieron las manchas al leopardo, o por qué los gatos son los animales menos domesticables del mundo.
El libro original, en inglés, es un recurso muy bueno también para clase de lengua extranjera (¡deformación profesional alert!) y además se puede leer en formato electrónico y gratuito en la web del “Proyecto Gutenberg” (http://www.gutenberg.org/ebooks/2781).
En español, hay una edición chulísima de Blackie Little (Blackie Books) con ilustraciones de Marta Altés y podéis encontrarlo aquí -pero en la librería de al lado de la cafetería donde a veces no se puede desayunar porque estamos en un estado de alarma, también-: https://tinyurl.com/y48jef4o

- “Un culete independiente” de José Luis Cortés. Ilustrado por Avi.
A mi hermana le encantaba este libro cuando era pequeña. Es la historia de un niño muy malo y desobediente que, por una cosa o por otra, todos los días acababa recibiendo un par de tortas en el culo. El culo, harto ya de ser castigado sin tener él culpa de nada, un día decide independizarse y abandonar el cuerpo de César Pompeyo.
El libro te enseña lo importante que es portarse bien y asumir la responsabilidad que tienes sobre tus actos. Os juro que este libro merece la pena, aunque sea por la ilustración que hay del culo, cuando ya decide montárselo por su cuenta, cogiendo las maletas y con su sombrero puesto. Genial.
Podéis encontrar este libro aquí -pero en la librería que creías que había cerrado porque llevas siglos sin poner un pie dentro de ella, también-: https://tinyurl.com/y53fpw44

- “Amalia, Amelia y Emilia” de Alfredo Gómez Cerdá. Ilustrado por Margarita Menéndez Gutiérrez.
Por supuesto, este libro ha formado parte de mi infancia porque una de las protagonistas se llama como yo y las otras dos se llaman como me llama a mí la gente que no se quiere aprender mi nombre.
El libro cuenta la historia de tres brujas muy excéntricas que viven en una casa desastrosa y que se unen para impedir que el ayuntamiento de Urbecualquiera destruya el bosque, al que van a recolectar ingredientes para sus pócimas, para construir una urbanización. Muy guay el mensaje de salvar el medioambiente, el de luchar contra el sistema y el de “la unión hace la fuerza”.
Os he recomendado el libro que está ilustrado por Margarita Menéndez Gutiérrez porque es el que tengo yo, pero como también tengo yo más años que las montañas, creo que esa edición ya no existe. Ahora hay otro ilustrado por Òscar Julve Gil y que podéis encontrar aquí -pero en la librería del barrio a la que ibas con tu madre a comprar las cartulinas para el cole o las “Vacaciones Santillana” para el verano, también-: https://tinyurl.com/y2zpnuca

- “La increíble historia de… La abuela gánster” (“Gangsta Granny”) de David Walliams. Ilustrado por Tony Ross
La unión Walliams-Ross es la más lógica del mundo, ya que a ambos se les considera herederos de Roald Dahl y Quentin Blake respectivamente, y yo no puedo estar más de acuerdo. El humor de David Walliams es absurdo e inteligente a partes iguales y tiene una forma maravillosa de jugar con la lengua para hacer que las cosas sean más graciosas. He elegido este, pero tiene muchos libros de la serie que en español se ha llamado “La increíble historia de…”. Puede gustaros mucho el de “La increíble historia de… El chico del millón” o “La increíble historia de… Mi tía terrible”.
Este libro cuenta la historia de Ben y su abuela, con la que se aburre muchísimo cuando tiene que quedarse con ella, porque cada viernes hacen las mismas cosas: cocinar todo tipo de guisos, que por muy variados que sean, SIEMPRE llevan repollo; o jugar al Scrabble. Hasta que un día descubre que la “aburrida” anciana tiene un secreto y empieza a tener cierto interés en descubrir por qué su abuela guarda un gran puñado de joyas dentro de una caja de bombones.
Esta historia es tan graciosa como entrañable, como todo lo que tiene que ver con las abuelas. La mezcla de humor y ternura hacen que sea buenísima para compartir entre niños y adultos, un estilo muy Pixar.
Podéis encontrar a la abuela gánster aquí -pero en la librería que te cruzas en el paseo desde donde dejas el coche hasta que llegas a casa de tu abuela, también-: https://tinyurl.com/y39h2ov2

- “Manolito Gafotas” de Elvira Lindo. Ilustrado por Emilio Urberuaga.
Para hablar de Manolito me faltan palabras. La colección de sus historias tiene unos ocho libros y yo no soy capaz de elegir uno de ellos, así que os los recomiendo todos. Elvira Lindo fue la mujer que me descubrió la sensación de devorar un libro entero en las horas que van de la mañana de Reyes hasta la hora de comer de ese mismo día. Los personajes están tan bien construidos que para mí eran como personas de verdad a las que conocía de toda la vida: El Orejones López, Susana Bragas Sucias, Yihad, La Luisa, El Imbécil… Frenadme, que no paro.
Manolito Gafotas es un desastre de niño y eso te ayuda enormemente en tu infancia cuando tú también lo eres; ya sabéis, lo del mal de muchos… Además, al estar las tramas situadas en un barrio normal con gente normal y con problemas reales que podrían ocurrir en cualquier casa, todo es más creíble y eso es genial encontrarlo en la literatura infantil.
Y ya está. No puedo hablar más de él, porque, insisto, no tengo palabras. Solo puedo decir que sus historias son muy entretenidas, divertidas y graciosísimas.
Podéis encontrar la colección entera aquí -pero en cualquier librería de Carabanchel Alto, también-: https://tinyurl.com/y4vmzq2h

- “El asesinato de la profesora de lengua” de Jordi Sierra i Fabra. Ilustrado por Pablo Núñez.
Acabamos con esta genialidad literario-didáctica. Aquí se unen dos de mis mayores pasiones: la literatura y la educación. A Jordi Sierra i Fabra lo conocí con sus libros más juveniles y mucho más intensos con los que pasaba mis veranos de joven adolescente. En esta ocasión, lo que tenemos es una historia algo más infantil pero muy entretenida y llena de intriga.
El libro es un paseo por la literatura universal. Un paseo que tienen que realizar los alumnos de Soledad, una profesora de lengua que ha amenazado a sus alumnos con nada más y nada menos que con asesinarlos si no son capaces de frenarla. Para eso tendrán que ir siguiendo unas pistas que “sin querer” les hará adentrarse en los libros y en el amor por la lectura.
Este tipo de historias no solo motivan a los niños. También hacen reflexionar sobre la profesión del educador, la vocación y el cariño que nos mueve para llevar al extremo la labor docente, lo que nos lleva a darlo todo para conseguir sembrar esas semillas que necesitan los alumnos para que germine algo tan maravilloso como el amor (al menos, el interés) por la literatura.
Podéis encontrar este libro aquí -pero en la librería que acaba de abrir la amiga del novio de tu compañero de clase de la universidad, aunque sabe que la cosa está fatal para ponerse a sacar adelante un negocio, también-: https://tinyurl.com/y55muezq

Amalia Torres,
coordinadora de La Marabunta