
El miedo compartido es menos miedo. Desirée de Fez ha escrito el libro que todos los que tenemos miedos querríamos escribir. Por supuesto, la representación colectiva se hace aún más sólida conforme especificamos, rasgo a rasgo, aquello que define -biológica, social, física y familiarmente- a la autora: es una obra íntima, femenina, emocionalmente fascinante. Hemos reído, suspirado, bajado la cabeza, torcido el gesto, aprendido y disfrutado, hemos disfrutado mucho conociendo de su propia mano, de sus propios miedos a la crítica de cine que nos enseñó hace años cómo amar el género de terror, cómo ver más allá a través de sus ojos y sus palabras, cómo sobrevivir a esos visionados que tanto placer a través de la angustia nos han aportado. Desirée ha sido una suerte de ángel de la guarda contra nuestras pesadillas, a medio camino entre la heroína de acción que machaca al monstruo y la ingeniosa final girl que se las busca para llegar al final del sueño y despertar. Es nuestra Jamie Lee Curtis barcelonesa. Y, si de algo más puede servir este texto, que sea para que sepa que la queremos mucho.
Durante su lectura notas que nunca te suelta la mano… o que tú no se la sueltas a ella. A esa niña, a esa adolescente, a esa mujer, a esa madre, a esa profesional, a esa escritora. Entremos juntos a su corazón, a su grito:
Desde Poltergeist hasta The Love Witch pasando por Carrie o La Noche de Halloween, el recorrido por aquellos títulos que, de un modo u otro, asientan una visión cinéfila del miedo de nuestra protagonista es tan enriquecedor como entrañable como metáfora vital. Paralelamente a esa función identificativa, Desirée recoge minuciosamente una buena serie de obras dirigidas por mujeres -lo cual nos resulta casi previsible en calidad de seguidores de sus publicaciones periódicas, pero no por ello menos gratificante-. El tono requerido por unas “memorias” vitales no resulta incompatible con esa magia ensayística que envuelve sus críticas y sus comentarios más profundos acerca de la mecánica de los diferentes escenarios que revisitamos a través de la obra: debajo de la capa de piel, Reina del grito es el libro definitivo de y sobre crítica cinematográfica.
El paralizante miedo a transmitir, como una terrible herencia -casi una enfermedad-, ese miedo que roza lo congénito a sus hijos, tan bien detectado en antecedentes familiares femeninos y siempre evitado como discusión terapéutica común, es compartido con el lector con una naturalidad aplastante, como si la catarsis fuera el siguiente punto de encuentro entre la voz que busca oyente y el oído que necesita sus palabras para, personalmente, saciar una conversación con una desconocida admirada, la cual dirige su discurso hacia temas como la tan dramatizada relación nuera-suegros, el hecho de que una chica vuelva sola a casa de noche o la menstruación y la crueldad adolescente con textura de táctel.
Cuna en Sitges, el mapa de calor de nuestra scream queen es denso y precioso. Sin movernos del sitio hemos volado a infinidad de rincones a través de sus páginas, y hemos alcanzado su alma entre bastidores, con una delicadeza fabulosa.
Concluyes su lectura encantado de haber buceado por un paisaje tan lúcido y de haberlo hecho descalzo. Vestida con una extraordinaria edición de Blackie Books (gracias por todo a Raül y Júlia), Reina del grito ya es historia del cine.