Coloquio entre autoras

Blanca Berjano Rodríguez y Raquel Pons García

¿Por qué decidís presentaros a la convocatoria de Ménades «Relatos nada sexis»? ¿Cuál es vuestro concepto de lo sexy y cuál es vuestra forma predilecta de torpedear el prototipo a través de vuestra escritura?

Blanca Berjano Rodríguez: Bueno, yo no me presenté a la convocatoria porque fui quien creó el proyecto de “Relatos nada sexis” junto con la Editorial Ménades 😊 Desde hacía algún tiempo quería llevar a cabo un proyecto como este, en el que se desmitificara el erotismo y el amor romántico y en el que se visibilizaran nuevas voces, voces de mujeres que narraran historias con las que muchas nos podemos sentir identificadas, de modo que se creara una suerte de coloquio entre esas voces y se evidenciara un cúmulo de experiencias colectivas.

Mi concepto de lo sexi ha sido moldeado con los años; he tenido que desembarazarme de cánones de belleza mercantiles, de ideas prefijadas sobre el amor y el deseo que entrañan toda una serie de discursos patriarcales y heteronormativos con los que no estoy de acuerdo. He tenido que revisar y deconstruir mi deseo para vivir, hoy en día, “lo sexi” de una manera más sana y libre. En la escritura, tanto en prosa como en poesía, suelo evidenciar la violencia, los abusos y micromachismos que las mujeres vivimos solo por el hecho de ser mujeres. También procuro mostrar qué se esconde detrás de esos modelos amatorios-eróticos que nos han vendido como “normales” cuando en realidad no hacen sino perpetuar los arquetipos que tanto daño nos hacen.

Raquel Pons García: Por pura disidencia. Me pareció una oportunidad maravillosa para poner en palabras una parte del espectro de lo invisible, que raramente halla su espacio en la cultura, sobre todo en esa que llamamos mainstream. Poder escribir sobre este tema, que históricamente se ha reducido al ámbito privado, constituye una reivindicación en sí misma que no podía dejar escapar. Máxime teniendo en cuenta que, en mi vida, ejemplos de relatos nada sexis no me faltan.

Siempre que evoco el adjetivo sexy, mi mente proyecta de vuelta el sustantivo actitud. Ser sexy poco tiene que ver con lencería fina o coquetear con el humo de un cigarrillo, sino con la seguridad que tienes en ti mismx y que proyectas en los demás. Si a esa mezcla le añades inteligencia, misterio y un buen fondo literario, tienes todas las papeletas para ganarte este apelativo.

¿Cómo valoráis el conjunto de la antología? ¿Qué dos relatos, sin contar el vuestro ni el de vuestra compañera de coloquio, os han llamado poderosamente la atención? (¡mojaros, por favor!)

BBR: Creo que hemos logrado lo que perseguíamos: un compendio de relatos dispares y diversos escritos por mujeres. Aunque algunas de las autoras tenían ya alguna publicación, muchas de ellas son autoras noveles sin nada publicado anteriormente. Pese a ello, creo que se ha logrado un libro de cierta calidad literaria, con el que creo que todas las autoras nos deberíamos sentir orgullosas.

Es difícil elegir solo dos relatos, porque cada vez que releo la antología (que han sido muchas veces entre las distintas etapas de edición) encuentro algún detalle nuevo en algún texto que me cautiva. Es cierto que, cuando los leí por primera vez, me llamó la atención el relato de Sara Sánchez de Molina, «Fiebre del sábado noche». No me esperaba ese final tan brutal y apoteósico, como una suerte de venganza cósmica perpetrada por una mantis enfurecida. Creo que es un relato inspirador y poderoso. Y también me gustó mucho el de Silvia S. Muñoz; no solo porque está muy bien escrito y te hace empatizar con esa hermana pequeña desde el principio, sino porque visibiliza el testimonio de una voz lésbica, que es algo infrecuente en literatura.

RPG: Me fascina que esta antología, además de cumplir el objetivo de subvertir el discurso hegemónico sobre un tema tan tabú como el sexo, otorgue una perspectiva feminista plural y enriquecida a nivel de forma y contenido.

Habría preferido que fuerais algo más generosxs, porque elegir solo dos relatos es condenadamente difícil, pero no puedo dejar de mencionar Fiebre del sábado noche, de Sara Sánchez de Molina Santos. Me he sentido identificada con ese sadismo justiciero al más puro estilo Lola Vendetta, que recreo con frecuencia mentalmente al escuchar comentarios como los del espécimen que nos presenta.

También me ha cautivado Soléne Delrieu con Huevos y miel y el violento retrato que hace del sexo, del miedo y de la carga de complacer al otro. Resulta sobrecogedora la belleza que encuentra para narrar cómo en unos segundos un idilio puede transformarse en pesadilla.

¿Cómo creéis que se inserta el Feminismo en el ámbito de desmitificación del erotismo contado por voces masculinas? ¿Cuán importantes creéis que son el humor y la ironía como estrategias de ‘normalización’ de las relaciones sexoafectivas -en contraste con su recurrente idealización-?

BBR: Los distintos feminismos están llevando a cabo una labor muy importante a la hora de desmitificar y deconstruir el discurso erótico (hetero)normativo, en el que la mujer solo tiene una posibilidad dicotómica (madre-puta) y en el que otras identidades más allá de las normativas (hombre-mujer) no tienen cabida; es un proceso lento y paulatino, pero creo que cada vez más lectorxs tienen ganas de encontrarse con otros discursos que no sean los arquetípicos. Cada vez más personas necesitamos encontrar otros modelos, destruir los que están creados y que no permiten que los individuos con identidades y deseo divergentes ocupemos espacios y tengamos visibilidad.

Creo que es muy importante, por otro lado, visibilizar la realidad(es) de las relaciones sexoafectivas, romper con esas idealizaciones y esos moldes arcaizantes en torno al amor romántico de modo que podamos vivir nuestro deseo y nuestras relaciones de forma más libre y sana. El humor y la ironía son por descontado herramientas para atraer otro tipo de discursos y deconstruir los ya existentes; creo que es algo que se lleva haciendo desde siempre, pues desde la ridiculización de los moldes prototípicos y desde la ironía se puede hacer calar el mensaje. De todos modos, hay otras herramientas o estrategias para salirse de la narrativa romántica y del erotismo de best seller; en la antología hay algunos relatos muy crudos, convierten lo que en películas y libros se ha narrado de forma erotizada o morbosa en una verdadera tragedia, en un testimonio dramático y una experiencia que, por desgracia, compartimos muchas mujeres.

RPG: Desde mi punto de vista, se trata de reclamar el espacio propio y de aportar una visión plural, completa y sobre todo real de lo que hasta ahora se ha ido acumulando en el imaginario colectivo tras palabras como sexo, erotismo, placer, relaciones…

Por supuesto, el humor y la ironía son herramientas clave en este proceso, aunque no son las únicas. La presencia de voces femeninas debe abarcar todos los cauces posibles, independientemente del estilo, la forma o el soporte al que se adscriban.

¿Qué tres escritoras de no-ficción nos recomendáis? ¿Qué consideráis que les puede aportar Relatos nada sexis a las autoras noveles?

BBR: A las autoras noveles espero que esta antología les aporte motivación para escribir sin miedo a expresar aquello que deseen; creo que a veces nos autocensuramos porque pensamos: «uy, esto es demasiado feminista, o es demasiado íntimo…» Al final de lo que tenemos miedo es de que nos digan la famosa frase de «esto es claramente una voz de mujer», porque tradicionalmente «tener voz de mujer» en el ámbito literario se entiende como algo peyorativo, como si el tener voz de mujer impidiese contar con la calidad literaria suficiente. También, nos olvidamos de que ese relato o poema que hemos escrito le puede ayudar muchísimo a otra persona, del mismo modo que nos hemos podido sentir identificadas en las historias de otras y su valentía nos ha transmitido valentía. Si no fuera por todo el elenco de mujeres que he leído a lo largo de mi vida, yo no podría confiar tanto en mi voz como lo hago. Sé lo que hago gracias a aquellas que vinieron antes que yo y que alzaron su voz pese a los impedimentos sociales. «Relatos nada sexis» es en cierto modo un logro, porque antes era impensable que una editorial se interesara por publicar relatos antieróticos de autoras poco o nada conocidas. Significa que algo está cambiando en el mundo editorial y esto es muy positivo.

RPG: Empiezo por una de las lecturas más escalofriantes que recuerdo. Ella soy yo (Círculo de tiza), de Marta Suria Vázquez, nos narra un infierno de violaciones y abusos perpetrados por su padre desde su infancia hasta su juventud. Es un libro muy duro, pero a la vez todo un ejercicio de valentía y amor por la vida que debería estar en todas las librerías.

Estoy muy pendiente de la cuenta de Eugenia Tenebaum en Instagram y del libro en el que colabora, Las brujas que desaparecen (Libros com), que estaba previsto para finales de 2020 si no me equivoco. Además de Historia del arte, Eugenia estudia la vida con perspectiva de género, con un discurso que encuentro realmente enriquecedor.

Por último, os recomiendo a Adrienne Mayor y su obra Amazonas. Guerreras del mundo antiguo (Desperta Ferro). La documentación que hace sobre las fieras guerreras que mantuvieron a raya a los griegos es toda una fuente de inspiración, además de un ejercicio de justicia histórica.

Por su parte, pienso que Relatos nada sexis abre la puerta a nuevos espacios narrativos que pueden y deben ser cultivados con una perspectiva feminista. De algún modo, estos relatos se sitúan en el norte magnético del discurso sexoafectivo al que debemos apuntar.

Blanca, ¿cómo surge Castidad desde su estímulo creativo hasta su presentación final? 

Respuesta: Quería hacer la caricatura de una pareja hetero tradicional, chapada a la antigua, religiosa incluso, pero al mismo tiempo quería plasmar el testimonio de una mujer cualquiera (que he podido ser yo misma, o muchas de las amigas que han vivido esta situación) y que se entrega al sexo con su pareja anteponiendo el disfrute de él a su propio disfrute, sin saber cómo hacer para gozar, aceptando que ella nunca o casi nunca va a llegar al clímax, y que para colmo él jamás se va a preocupar por el placer de ella…Y una vez que está la frustración servida en bandeja, también quise plasmar esa vocecilla interior, inconformista, que resurge al final. ¿Es a partir de ese hilillo de voz que comienza la liberación de esa mujer? ¿Es gracias a ese murmullo que se gesta después el grito?

5.b. Raquel, ¿qué nos cuenta Maca sobre su autora?

Respuesta: Decía más arriba que ando servida de relatos nada sexis en mi vida. Con Maca hago un ejercicio de apertura y sinceridad que pone de manifiesto cuán necesario es conocer tu propio cuerpo y cultivar la cultura de la sexualidad y las relaciones con unx mismx y con lxs demás; un ejercicio pendiente para la chica que entra en aquel herbolario.

6.a. Pregunta Raquel a Blanca: «¿Qué obras literarias, audiovisuales o artísticas han influido en tu concepción del erotismo, tanto si reforzaban el discurso hegemónico heteropatriarcal como si hacían lo opuesto, cuestionarlo, rebatirlo o ironizarlo como hace Relatos nada Sexis

Respuesta: La lista de obras artísticas que han podido influir en mi concepción de lo erótico, tanto para defender el discurso hegemónico como para deconstruirlo, es bastante grande, ya que hoy en día todo está erotizado, desde los anuncios de perfume hasta los ensayos filosóficos. Esa lista se amplía si tenemos en cuenta que el erotismo está presente en muchas obras que lo utilizan como un elemento estético o narrativo más. Así, mi concepción del eros se ha ido configurando a partir de aquellas obras en las que aparece un elemento erótico que subyace o que acompaña a las otras escenas narrativas; por poner ejemplos conocidos: Fuegos, de Marguerite Yourcenar, El dios de las pequeñas cosas, de Arundhati Roy, o La mujer habitada, de Gioconda Belli… Hay obras a las que vuelvo una y otra vez, como El amante, de Duras (y la película basada en el libro que filmó junto a Resnais, Hiroshima mon amor); o la película Carmen, de Saura, que plantea una versión aflamencada de la femme fatale de Mérimée (y cuyo estudio me parece interesante).

Considero que precisamente la base de los discursos patriarcales, machistas o heteronormativos se evidencia, en las diferentes expresiones artísticas, a través de las imágenes que se describen como amatorias, eróticas o sensuales; por ejemplo, en las Metamorfosis de Ovidio se narran numerosas escenas mitológicas, escenas de violaciones que además están justificadas porque son los dioses, como Zeus, quienes las perpetran (aquí la falta de consentimiento ni se cuestiona). En efecto, en la ficción se suele entremezclar el erotismo con otros discursos, como la jocosidad y la burla en los Flabiaux medievales, o la perversión, el sadismo y lo grotesco en la obra del Marqués de Sade o en el Perfume de Patrick Süskind. Pienso también en el cine intimista de Bergman o en el del Fellini (en el que también hay un elemento erótico bastante grotesco…). La mujer pública, del director polaco Zulawski, me marcó bastante porque la erotización de la mujer se lleva a la exageración, roza lo esperpéntico. Para poder reconciliarme con mucha de las obras de ficción narradas desde el deseo erótico masculino y normativo y que me plantean bastantes contradicciones, fue bastante clave la obra de Virginie Despentes y sus reflexiones acerca del tema (el deseo reflejado en la ficción no tiene por qué ser análogo al deseo real). Aunque también recuerdo que cuando leí a Miller o la obra de Bukowski, pensé que necesitaba nutrirme de la visión de las escritoras, porque muchas escenas de sus textos eran enormemente machistas. Ahora estoy en un punto en el que me da pereza leer obras en las que el machismo o la violencia están normalizados y no se ponen en entredicho.

Por todo lo dicho anteriormente, de un tiempo a esta parte leo a más autoras, por un lado, para equilibrar la balanza (llevaba toda la vida leyendo a autores mayoritariamente), y por otro, para acercarme a otro tipo de discursos y encontrarme con otras voces que narraran temáticas como el amor y el erotismo desde otras perspectivas. Recientemente he leído a Forough Farrokhzad, una poeta iraní que fue censurada y considerada como perversa por su época por incluir en su poesía metáforas bastantes sensuales (aunque muchos de sus poemas son, en realidad, románticos). Una autora que me está gustando muchísimo es la francesa Annie Ernaux. También estoy conociendo la obra de Anaïs Nin (propiamente erótica), la poeta norteamericana Shanon Olds, o aquí, en España, las poetas gallegas Lupe Gómez y Miriam Reyes. Estxs son lxs artistas que me vienen a la cabeza ahora, aunque mañana se me podrían ocurrir más u otrxs diferentes, ¡el erotismo está por todas partes!

6.b. Pregunta Blanca a Raquel: «En tu relato, el personaje se achaca a sí misma la falta de deseo hacia su pareja, hasta tal punto que llega a tomarse ese hierbajo de desagradable sabor llamado «maca» con la esperanza de «curarse». ¿De dónde crees que surgen los sentimientos de los que hablas, como la culpa o la falta de cuidado hacia una misma? ¿Crees que la problemática que tratas puede entenderse como una experiencia colectiva de muchas mujeres?»

Respuesta: Mi impresión es que estamos cultivando la cultura de la culpa y esa falta de cuidado que comentas. No solo lo vemos en Maca, sino que es un tema recurrente en muchos otros relatos de la antología; esa necesidad de complacer al otro, el miedo a decir no o expresar lo que sientes o piensas, la responsabilidad erótica que asumimos las mujeres o nuestra ubicación como objetos pasivos en vez de seres sexualmente activas.

Además del contexto y las vivencias personales de cada una, indudablemente compartimos una experiencia colectiva que nos marca desde el inicio y que debemos replantear casi de forma autodidacta y paralela.

7. ¿Cuáles son vuestros proyectos literarios a corto, medio y largo plazo?

BBR: Nunca sabes qué va a pasar con las obras que creas; cada vez que termino un proyecto y que lo envío para su publicación, siento que lo estoy lanzando al abismo. Aunque por el momento he tenido suerte: mi primer poemario lo publicó la Editorial Ménades en 2019 y acabo de recibir un premio de poesía de la Fundación Caja Navarra que además posibilitará la publicación de mi segundo poemario (saldrá el año que viene en la editorial Luces de Gálibo). Estos dos proyectos poéticos se asemejan en que en ambos trato el tema de la condición de la mujer; aunque el primero («Ratas en el alféizar») es más autobiográfico, pues hablo de mis distintas experiencias como amante o como mujer (viajera) y cómo eso me afecta al cuerpo y a la mente. En el segundo libro («La barrera más bonita del mundo») me he centrado en el tema de la explotación sexual y de la condición de las mujeres migrantes en Mayotte, la isla en la que he estado viviendo y trabajando dos años. Algunos de estos poemas se pueden leer en revistas literarias como Kokoro, Campos de Plumas, Buenos Aires Poetry, y en enero aparecerán nuevas publicaciones en revistas, lo cual es positivo. Ahora mismo estoy empezando otros proyectos, pero todavía son pequeños engendritos, fetitos amorfos y a los que les queda mucho trabajo aún. Por último, recibí una beca para empezar los estudios de doctorado en Literatura Hispánica (que todavía no he podido disfrutar a causa de la pandemia); espero que una vez que vuelva a encontrarme en el ámbito universitario se amplíen un poco más mis horizontes y posibilidades en el mundo literario.

RPG: Estoy terminando mi primera novela, una salvaje historia autobiográfica sobre violencia de género que viví cuando tenía quince años. En el proceso vino un libro de cuentos y esta antología, así que no puedo decirte a ciencia cierta qué vendrá después. Aunque cuando le encuentre sello editorial, quiero explorar una idea inspirada en las amazonas del mundo antiguo para una ficción narrativa.

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