El mes de febrero es mi segundo mes favorito del año; el primero es octubre, porque empieza con mi cumpleaños y acaba con Halloween y eso, claro, es imbatible; pero es que febrero es Carnaval. Todo febrero es Carnaval. No es lo mismo decir que febrero es Carnaval que decir que el Carnaval es en febrero. Se me entiende, ¿no? 

Hay muchos carnavales, mucha fiesta en todo el mundo para celebrar el último día (los últimos días) antes de que empiece la cuaresma. Decidme si no es bonito eso. La liberación de los cuerpos antes de la penitencia. Es todo una hermosura y un derroche de libertad y de soltura de riendas que tiene su magistral y máximo exponente representativo, siempre desde la opinión de una servidora, en la ciudad de Cádiz. 

El Carnaval de Cádiz es pura fiesta, alegría y jácara (tomad esa); pero más que todo y que nada, el Carnaval de Cádiz es TALENTO del que se escribe con mayúsculas y con el tamaño de un complejo palaciego de la Edad Media. En Carnaval se crean y se presentan una cantidad de coplas, una cantidad de letras y una cantidad de música, que a poco que tengas un corazón, te lo llena de emociones. De todas las emociones. ¿Sabéis contar emociones? Pues todas. 

Cada año (bueno, este año no, por lo que sea…), en Cádiz, el Gran Teatro Falla alberga el Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas (COAC), por el que pasan agrupaciones de coros, cuartetos, chirigotas y comparsas; con más o menos calidad -porque para eso es un concurso- pero, a fin de cuentas, todas maravillosas. Tan buenas como si la comida de tu abuela fuera sonido, voz y palabras. 

También las calles se abarrotan de gente compartiendo arte, denuncia y crítica social, los sentimientos más profundos del pueblo (y para el pueblo) más humano. Y siempre con el age, la guasa y esa forma tan auténtica de saber ponerle palabras a las cosas que solo se tiene en Cádiz.

Y a mí es que siempre me pasa, cuando descubro una tapa que está buenísima o una serie que me encanta, que necesito que todo el mundo la pruebe o la vea. Necesito compartir las cosquillitas esas que da el placer, que se parecen más a la sensación de tener a veinte personas en tu barriga dando un abrazo “apretao”. Mucho gusto, mucho gusto. Eso es lo que me da el Carnaval.  

Como hoy es el Carnaval la tapa que quiero que la gente disfrute (por si no habíais atado cabos todavía), os presento a un autor a quien yo admiro millones. Es un clásico chirigotero, es un chef de las palabras, un maestro de las letras, es la pera limonera (tengo una edad y las expresiones envejecen conmigo), es divino de la muerte, es hasta radiactivo, escuchadme. Es un gigante, es canijo, y no lo voy a llamar “señor” hasta que no sea mayor. Hoy viene, al rugir de La Marabunta, Antonio Pedro Serrano, el Canijo de Carmona.

(A mí aquí me pegaría un aplauso, así que os dejo unos segundos para el vítor).

Tenemos que organizar bien esta entrevista, porque yo ya soy desordenada con todos los demás aspectos de mi vida y necesito pilares fuertes que aguanten mi caos. Por lo tanto, os traigo, por coherencia y paz mental, una estructura chirigotera. Arrancamos.

La Presentación

Antes de meternos en faena y con un “muchas gracias por echarme cuentas” por delante, preséntate a nuestras/os lectoras/es. ¿Quién es Antonio Serrano “El Canijo de Carmona”? ¿Qué punto fuerte tienes para presumir?

Pues Antonio Serrano es un chaval de barrio, un hijo de familia obrera que se crio en un barrio de Sevilla que se llama Parque Alcosa. Un barrio periférico. No en la Sevilla del centro.

El chaval siempre quiso ser matemático y se le daban bien los estudios, pero al final, por esas cosas de la vida -buscar una salida, un empleo…- se metió en Informática y hoy en día es ingeniero informático. 

De lo que me siento más orgulloso (a parte de mis hijas) es de hacer Carnaval. Sin familia y sin ningún lazo de sangre allí, Cádiz me enamoró con 14 años y empecé a interesarme por el Carnaval de Cádiz, a escribir y a seguir una trayectoria que ni yo mismo soñaba. Simplemente, hoy en día soy reconocido como un autor del Carnaval de Cádiz de los más seguidos. Yo me siento muy orgulloso de la gente que me sigue y de conectar con tantos aficionados. Ya no solo en Andalucía, sino por toda España 

Preséntanos al Carnaval gaditano como si fuera un hijo que enseñas a las vecinas para alardear de lo grande y lo guapo está. 

Bueno, el Carnaval de Cádiz más que un hijo es un legado. Nos han legado una tradición que viene de muchas personas. Muchos ya no están y muchos son ancianos y todavía forman parte de ese legado que tenemos ahora. 

El Carnaval de Cádiz es la forma de hacer las coplas con ingenio, con doble sentido, con ironía y con el código y el punto de vista que siempre tiene Cádiz sobre las cosas. No es de cualquier manera. Es como Cádiz ve las cosas. Esa es la visión gaditana: ingenio, doble sentido, ironía y, por supuesto, la crítica social, que es fundamental en el Carnaval. Sin la crítica social del pueblo, no habría Carnaval del pueblo; habría espectáculo, pero se quedaría solo en eso. 

Empezaste a participar como componente y autor Carnavalesco siendo muy joven y, sin querer parecer insolente -Dios me libre- llevas muchos años de letras maravillosas. ¿Cómo decides que le quieres regalar ese talento al Carnaval? ¿Por qué al de Cádiz?

Yo creo que esto prácticamente te lo he respondido antes. En realidad, con 14 años uno se enamora y yo, en vez de enamorarme de otra persona, me enamoré del Carnaval de Cádiz. Un romance que dura todavía y del cual es muy difícil despegarse, porque es algo que se siente, y no se puede evitar lo que se siente. En fin, me podría haber dado por el heavy metal, que también me dio un tiempo, pero es que hasta al heavy metal lo desplazó el Carnaval de Cádiz. 

Los Pasodobles

El Carnaval es calle, es pueblo, es denuncia, es la máxima expresión de la libertad y la máxima libertad de expresión. En ese sentido, parece que hemos evolucionado, pero mi sensación es que solo lo parece. ¿Qué piensas tú? ¿Crees que en los últimos años se está juzgando más al milímetro lo que se dice y se están midiendo más las palabras? 

Esta es una pregunta muy buena, porque yo coincido con tu diagnóstico de que “lo parece”. Creo que esa sensación nos la llevamos mucho más desde las redes sociales. Las redes sociales prácticamente se han convertido en un sitio donde vamos a indignarnos, a sentirnos “ofendiditos”. Es un “ofendidómetro”. 

Empezamos a escribir -se empieza a escribir- en Carnavales, desde hace algún tiempo, igual que se habla en Twitter o en las redes sociales, con una comunicación efectista muy parecida al tweet, con desarrollos demasiado cortos para expresar una idea que a lo mejor es más compleja. Yo creo que se nos ha pegado esa forma de comunicarnos, la que se nos ha instalado con las redes sociales: mensajes cortos, verdades absolutas, “yo me indigno”, etcétera. Y parece que hemos olvidado un poco conversar sin estar en el tweet, de una forma sosegada, tranquila y con un poquito de cabeza. 

El Carnaval es también arte, literatura y música, por supuesto. ¿Quién o quiénes son tus referentes? ¿El Carnaval bebe solo del Carnaval?

Mis referentes en el Carnaval son todos, porque todos nos retroalimentamos de los compañeros, de nosotros mismos, de la tradición, etc. En realidad, es un proceso muy grande del cual todos comemos y al cual todos aportamos y servimos, a la vez, de inspiración y de referencia a los posteriores, a los que vengan después. 

El Carnaval no bebe solo del Carnaval, aunque todo el proceso sea así. Siempre el Carnaval ha bebido de muchísimas fuentes, porque, al final, enriquecemos el Carnaval cuando le aportamos cosas, ya sea musicalmente, en los tipos o en la forma de hacer humor. A lo mejor tú te has inspirado en Les Luthiers, por ejemplo, y en esa forma de hacer humor. Por eso, el Carnaval, lógicamente, se alimenta también del mundo. No solo de las noticias y de los contenidos, sino de la forma de hacer las cosas. 

También nos alimentamos de lo que nos gusta, del cine… Por ejemplo, pienso que en nuestra chirigota Los que salimos por gusto, el popurrí es como una road movie, lo que pasa es que, como el proceso es muy conocido por nosotros, podemos hacerlo con humor, porque sabemos todo lo que estamos hablando y podemos decirlo con el doble sentido y con la ironía. Así que TODO, todo lo que sea arte, representación humana… Todo nos influye. 

Los Cuplés

Decía William James que “el sentido del humor no es más que el sentido común bailando”. ¿Qué es para ti el humor y qué función crees que tiene en la sociedad? ¿Se puede uno reír de todo? 

El humor es una herramienta importantísima a la hora de transmitir, ya sea conocimiento o ya sea una idea. Por eso lo utiliza tanto la publicidad, los medios de difusión.,. Utilizan el humor constantemente para que el mensaje llegue de una forma más segura y se quede más grabado en quien lo recibe. 

Yo creo que se debe uno reír de todo, pero con ingenio y con un arte con el que nadie pueda sentirse, en un momento dado, ofendido ni de alguna forma humillado. 

Todo tiene su humor si se hace bien y si se hace con el cariño y con el cuidado necesarios. Eso es muy importante. Pero no se puede atacar a los inocentes, a las personas que no se puedan defender por su estado psíquico o por su estado físico… No me parece que hacer eso sea humor, me parece que eso es de ser mala leche.

¿Cómo crees que influye el uso de las redes sociales al Carnaval?

El uso de redes sociales al Carnaval le ha dado todavía más popularización y difusión y eso a la fiesta le viene bien por la parte de la difusión y por el contacto con los aficionados, pero también le viene mal, porque en las redes no todo el mundo sabe comunicarse o hablar bien y se van mucho a la frase corta, a los desarrollos poco elaborados, las afirmaciones totales… Y eso que ocurre en las redes sociales de manera global, también acaba influyendo en el Carnaval, como en toda manifestación.

El Popurrí

Ya que ese año nos hemos quedado sin Carnaval en Cádiz, podemos aprovechar para ponernos nostálgicos. ¿Qué actuación, tuya o de cualquier otra agrupación, recuerdas con más ternura? ¿Cuál recomendarías a alguien que quiere descubrir el Carnaval?

Yo siempre recuerdo un clásico, Los cruzados mágicos, que revolucionó la modalidad de la chirigota en el año 1982 y su popurrí, que explica cómo es un día de playa en Cádiz. Pero, para entender eso, a la gente le diría que visite de verdad la playa de Cádiz en verano. Así lo podrá comprender todo y sacarle el jugo y el doble sentido de lo que eso significa. Para mí el popurrí de Los cruzados mágicos es una gran obra maestra.

Recomendaría, del cuarteto Tres notas musicales, la parodia de la reina Sofía. No se puede explicar mejor lo que es el Carnaval de Cádiz que escuchando esa parodia, llena de dobles sentidos, de ironías y de sátira y crítica a la monarquía. Fue la primera crítica en serio que se hizo a la monarquía en el Carnaval de Cádiz 

¿Qué tipo has disfrutado más? 

Yo creo que el tipo con el que he disfrutado más ha sido Ricas y maduras. Aquello fue una locura. Era una locura vestirse de fruta (¡Vestirse de pera!) y hacer un personaje era totalmente surrealista y absurdo, vamos. Era un tipo valiente y yo en el Carnaval de Cádiz admiro mucho la valentía. No perder la tradición, ¿eh?; seguir con la tradición, ser valiente y renovarla, que es lo más difícil.

¿Con qué disfraz has estado más incómodo en el más literal sentido de la incomodidad? 

El disfraz con el que me he sentido más incómodo, sin lugar a dudas, es uno que sacamos en el 86 de una chirigota que se llamaba Los burros del arriero, que era todo como de tela de peluche, un mono enterizo. Y ahí se pasaba mucho más calor que en otros tipos que a priori son más aparatosos como, por ejemplo, en Contigo aprendí. Es mucho más molesto el calor, porque nos quitábamos el mono ese, con la tela que era como las de las fundas que se ponían antes los asientos de los coches, y es que salía humo del disfraz. Era horroroso. 

Recomiéndanos: 

  • Una película: Sin ninguna duda, La naranja mecánica, que es mi película fetiche, y eso que tengo muchas, pero esa es fundamental. 
  • Una serie: Me gustan muchísimas, pero te diría una muy antigua, que para mí es básica: Yo, Claudio. Hace poco la volví a revisar y es maravillosa; ahora una gran desconocida, porque es de hace muchísimo tiempo, pero esa serie ya me impactó mucho cuando era niño. 
  • Un libro: La Biblia, porque quizás sea el mejor libro de ciencia ficción que existe. Aunque es verdad que ha sido muchas veces copiado, como en E.T.: alguien que viene del cielo, los niños se acercan a él, cura, hace milagros y luego vuelve al cielo. 

¿Tortillita de camarones o cazón en adobo? 

La tortillita de camarones está muy bien, pero con el adobo lo que pasa es que te pringas menos las manos. Ahora, si una tortillita está hecha como te la hacen, por ejemplo, en El Faro… Pero es que eso es muy difícil porque no todo el mundo sabe hacerlas, que hay que echar la mitad de harina de garbanzo y la mitad de harina de trigo, ¿sabes? Pero mira, teniendo los dos bien hechos, me quedo con el cazón en adobo. 

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