COLOQUIO SOBRE LEGADOS Y FORMAS DEL TERROR
¿Cómo se gesta vuestra participación en la antología homenaje a Clark Ashton Smith y qué es lo que más os satisface de esta experiencia? ¿Qué creéis que puede aportar esta obra al continuum de la Literatura de género?
Nieves Mories: Amparo Montejano, directora de nuestro querido “Círculo de Lovecraft”, se puso en contacto conmigo y me lanzó la propuesta: su temática, condiciones, cómos y porqués. Confieso que, antes de contestar, tuve que investigar bastante a Clark Ashton Smith porque, aunque conocía su existencia… no le había leído. ¡Primera pregunta y ya me he lanzado a la hoguera! Su biografía y poemas me fascinaron, no pude por más que aceptar. Y me alegro mucho, ya que después me hice con todo lo que pude de su obra y encontré una figura tan interesante como imprescindible para conocer la literatura de género actual, que, por desgracia, permanece a la sombra de otros ni mucho menos tan valiosos como él. Podría decir que es lo que más me satisface, el enriquecimiento personal a partir de esos textos y, a través de ellos, la reivindicación de ese autor maravilloso, que es lo más interesante de esta antología/homenaje.
Román Sanz Mouta: Pues arranca con el mensaje de José R. Montejano invitándome a un proyecto que me describió con todo detalle y exacerbada pasión, contagiándome ya de inicio. Y conmigo pensando: ¿He leído a C.A.S.? ¿Cuánto hace que lo leí? ¿Seré capaz de escribir algo en esa línea que además suponga un reconocimiento digno?
A la vez que desarrollaba todo este tipo de internas reflexiones, la inercia ya había contestado por mí de forma afirmativa, y me estaba documentando sobre esos inicios de ideas que dejó este mito por desarrollar, escogiendo un par que me resultaron sugerentes. A partir de aquí, con frecuente contacto con José, con Amparo, con Pedro (gracias, 2Cabezas), y mucha documentación, empezó la aventura.
Lo más satisfactorio, aparte del orgullo que supone compartir páginas con los titanes y titánidas que me acompañan en este viaje, es ser partícipe de otra pequeña muestra de rebelión dentro de nuestra literatura, para dar relevancia a uno de los autores principales del género, quizá opacado por otros de más afamado renombre.
Creo que supone seguir completando el mapa de autores y autoras clásicos a los que no todos hemos leído, y poner a disposición de un nuevo público, quizá más joven, quizá con menos accesibilidad a textos apócrifos, para que C.A.S. ocupe el lugar que le corresponde dentro del panteón de lo horrible. La gente que lea esta colección se va a llevar una sorpresa con el contenido, por el talento de los ponentes, y por lo que puede ofrecerles Clark Ashton Smith, al que esperemos que este compendio anime para descubrirle.
¿Cuál fue el primer estímulo, la chispa que encendió la escritura del relato que firmáis? ¿Qué tres cualidades accesibles desde vuestro autoconocimiento diríais que refleja el texto acerca de vuestro estilo, entendido como el conjunto de las formas habituales de vuestros propios textos?
NM: La primera idea, tal cual se concibió esta antología, surgió del mismo Clark Ashton Smith, ya que utilizamos fragmentos de sus anotaciones, sus propias ideas sin desarrollar, para crear algo nuevo tomándolos como base. El que escogí, “A gift from the beloved”, me pareció especialmente perturbador y muy adecuado para mí, por la temática y el tipo de terror que me interesa. A partir de esas breves líneas surgió “Madeleine”. No soy buena analizando mis propios textos, definir tanto mi estilo como sus cualidades me cuesta mucho, pero, aunque con este relato opté por el camino nada fácil de poner patas arriba mi habitual forma sencilla y directa de escribir, sí que tiene en común la temática principal: la cara oculta de los sentimientos que consideramos más puros y cómo podemos vernos empujados al abismo de la atrocidad en nombre de ese arma tan peligrosa que es… el amor.
RSM: El estímulo es la invitación en sí misma, unida a lo evocadores que me resultan los mundos y la imaginería del homenajeado, pues suponen continentes, criaturas de todo tipo, descensos al centro de la tierra, montañas ciclópeas, viajes improbables, entidades bizarras dentro de cualquier tipo de realidad no circunscrita solo a la fantasía… Muy hermanado, además, con Lovecraft y su círculo. Leyendo esos fragmentos desde los que íbamos a enraizar nuestros cuentos se me salían las órbitas de los ojos con tanta maravilla. ¿Mi historia? Metaficción; dos periplos enfrentados; el guerrero y el brujo, destinos que confluyen con una musa de fondo. Me imbui saboreando cuevas, desiertos, océanos, naufragios, batallas, invocaciones. Ha sido tan divertido como perturbador.
Sobre mis supuestas cualidades, decidí apostar por la línea del señor Smith; meterme en su piel trasladando mis códigos de lenguaje habituales a sus dominios. Enrevesado, musical, alterando cambios de ritmo, jugando con los simbolismos y los dobles sentidos. Eso unido a la atemporalidad. Siempre quiero implicar tanto como afectar al lector, que se traslade dentro de aquello que lee siendo reconocible. Pero me confieso nefasto para hablar de mi literatura, disculpas de antemano. ¿Tres cualidades? Sonoridad, ritmo frenético variable, narración inesperada e inclusiva.
Debo reseñar que en la antología se verán otros ejemplos, como Santiago Eximeno, Amparo Montejano o Nieves Mories, que han arrancado a Smith de sus lugares comunes y se lo han llevado a sus propias obsesiones, mezclando la prosa de forma prodigiosa.
¿De qué formas creéis que ha evolucionado la simbología del Terror y la Fantasía Oscura desde aquella época del llamado Círculo de Lovecraft hasta nuestra Literatura contemporánea? ¿Qué elementos clásicos o tradicionales soléis acoger vosotros como autores y cuál habéis pretendido potenciar desde una cierta originalidad propia?
NM: Tanto la simbología como las formas han evolucionado en distintas direcciones hasta volverse prácticamente irreconocibles. Eso sí, las raíces, raíces son y todo parte de la misma tierra que fertilizaron esos que estuvieron antes que nosotros. La literatura de terror moderna no surge de forma espontánea porque, antes que escritores, somos lectores. Personas permeables que se nutren de esos clásicos y que, una vez delante del folio en blanco, los homenajeamos aun inconscientemente: desde novelas más canónicas a series policíacas de televisión con dobles y triples lecturas.
¿Personalmente? Vuelvo a remitirme a que soy pésima en mi autoconocimiento como autora y creo firmemente que definirme es limitarme. Un buen amigo me dijo una vez: “tú escribe, que ya te pondremos nosotros las etiquetas” y es a lo que me limito. Pero elementos clásicos… ahí están. Son los Grandes Temas del arte y no hay más. Y me encanta ponerlos patas arriba.
RSM: Pues la evolución viene marcada por un factor: el aumento del umbral de asombro del lector. El paso del tiempo y las diferentes formas de ocio actuales cambiaron el paradigma. Debido a ello, la ficción de género ha tenido que evolucionar y reinventarse para poder competir, probando nuevas maneras de contar una historia más que nuevas historias en sí (que también). Las voces narrativas, la perspectiva. Al ser más complejo impresionar al lector, debemos dotar a la literatura de género de mejores armas para quedarse en la mente una vez cerradas las páginas; que todo aquello contado tenga un poso de verosimilitud plausible. Teniendo en cuenta, y eso sería otro debate, que se han llegado a separar más los caminos de la mal llamada literatura contemporánea y nuestro querido terror, fantasía y ciencia ficción, de manera discriminatoria.
Hay infinidad de elementos válidos en esta era, pero insisto en cambiar la arquitectura de los escritos en forma y fondo; imaginar otros senderos narrativos, convertir una obra de letra en poliédrica y multidimensional. Transformar la lectura en una experiencia, de modo que vayas encajando las piezas, y el miedo o el asombro se formen sin darte cuenta para explotar en revelación. Siendo gamberro y provocador, para lo que es necesario apoyarse en cierto sentido del humor inevitable, y añadiendo pizcas de otras corrientes literarias, todo desde un estilo propio. Y un apunte importante: hay que conocer las reglas para saber cómo quebrarlas.
El objetivo a conseguir es dejar patitiesos, la novedad es el cómo conseguirlo. Una voz diferencial que demuestre que escribir es compartir. En ello estoy y sigo.
¿Qué consejo les daríais a quienes desean ver sus textos publicados en antologías colectivas, revistas temáticas y medios similares?
NM: No tengo consejos. No me gusta darlos. Mi visión del mundo literario es pesimista y, lo primero que creo, aunque suene horrible, es que, por mucho que lo deseemos, no vamos a conseguir todo lo que nos propongamos. En los últimos años se han puesto de moda estos eslóganes tipo “conseguirás lo que quieras si lo intentas lo suficiente” y es una gran mentira. Puedo extenderme mucho matizando esto, por supuesto, pero hay muchos, muchísimos factores que influyen en el proceso de publicación de un relato o una novela. Y no todos dependen de una misma. Lee. Escribe. Aprende. Escucha. Repite los pasos anteriores hasta que no puedas más y después sigue repitiéndolos. Aun así, nadie te garantiza nada.
RSM: Leer mucho, muchísimo, todo lo que puedas. Tener unos cimientos fuertes y variados para luego especializarse en el tipo de literatura que te guste. Eso aportará una riqueza y contexto que hará mucho bien a tus historias. Luego, seleccionar bien las convocatorias, crear cuentos específicos para las mismas, atender bien a las bases, saber qué se busca y lo que gusta. Y escribir y escribir y escribir. Y conseguir un número de adeptos betacero, que sean tan variados y exigentes como constructivos, para que aprendamos a aceptar la crítica y la incrustemos en el método, usándola para perfeccionar el texto en cuestión y el estilo en general. Poco a poco conseguiremos nuestra propia voz, siendo reconocibles entre millones, únicos. Es un trabajo arduo y satisfactorio. Lo prometo. Recordad que no está todo inventado.
Nieves, hemos gozado con Agujeros de sol y, sorpresa, estamos gozando con Asuntos de muertos. Nos encantaría conocer tus referentes más ocultos, no los obvios, sino esos que te hacen sentirte especial pensando que en ellos has descubierto una joya rara, una fuente insólita. Por otro lado, quisiéramos saber qué diferencias existen entre tu proceso de creación de un relato y tu proceso de creación de una novela en términos de tempo narrativo y gestación del impacto terrorífico en el lector -dada la obligada distinta extensión y su consecuente contraste en cuanto a complejidad-.
Respuesta: ¡No me siento especial para nada! Y, ni mucho menos, creo que mis referentes lo sean. No son raros, no son insólitos. Simplemente… son míos. Eso los convierte en valiosos y quizá únicos (muchísimas veces hablo de experiencias propias), pero ¿especiales? Para nada.
La principal diferencia en la creación de un relato, una novela o una novelette es la forma que tengo de planteármelo. No tengo un método de escritura convencional; ni los diagramas o los guiones elaborados están hechos para mí. Más bien lo perfilo de una forma más audiovisual: videoclip, mediometraje o largometraje. Todos los formatos son igual de complejos y de apasionantes, solo hay que saber (o intuir) qué añadir y qué podar.

Román, te hemos leído y te leemos en dos planos complementarios apasionantes: como autor y como analista. ¿Qué consideras que le aporta tu óptica crítica a tu faceta literaria y cómo dirías que contribuye tu creatividad como autor a la elaboración de tus textos críticos? Asimismo, nos gustaría saber qué tres obras te han impresionado sobremanera en lo que va de 2021 y qué tres aún no publicadas estás aguardando con especial entusiasmo.
Respuesta: Escribir y leer son indivisibles. Necesitados el uno del otro. Cuando aprendes a leer con visión crítica, es cierto que pierdes en parte una pizca del disfrute inocente, pero también captas mejor los entresijos, las artes más escurridizas, y eso amplía la capacidad de aprendizaje, apreciando al detalle los mejores manuscritos. A más lectura, mejor comprensión, mejor escritura; a más nuevo monstruo transgresor al que accedes, y que esté perpetrando algo diferente, más conocimientos albergas. No para plagiar, sino para ver cómo podrías hacer tu prosa mejor, integrando nuevos engranajes.
Sobre los textos críticos, intento mostrar un abanico sobre todo lo que ofrece el título comentado en cada ocasión, sin tender al despiece cruel. No reseño libros que no me gustan, solo hago apuntes sobre lo cuidadoso que se debe ser al elegir una lectura y las características de la misma, por si no tiene afinidad contigo (tempus fugit). Buscando que el lector tenga suficientes elementos de juicio previo, sin destripes, para saber qué le espera.
Pues ya me han impresionado «El Jardín del Tallador de Huesos», de Dilatando Mentes y Sarah Raid. Y venía emocionado por «Los Últimos Días de Jack Sparks», fantabulosa obra de Jason Arnopp, publicada por Obscura. O «Meedling Kids», por Edgar Cantero en Insólita; Lovecraft, Scooby Doo, el apocalipsis… Qué bueno. Y llevamos solo unos meses del 2021.
Sobre qué espero con ganas, pues al erudito Abercrombie y su «Problema de la Paz», con Runas. Las dos nuevas obras de la inquietante Anna Starobinets, un ejemplo de lo dicho a lo largo de esta entrevista, porque domina todo género y código con maestría; a sus pies. La «Tumba Abierta» de Joe Hill y Nocturna. «El Morador» de Daria Pietrzak, con Dilatando Mentes, me inspira curiosidad. Lo que sea que escriban T.E. Grau y Philip Fracassi… Vamos a tener un año apasionante dentro del género.

Pregunta Román a Nieves: «Desde la posición de lector y admirador (con curiosidad de escritor), y sabiendo de lo lesivo de tus historias, ¿cuáles son las herramientas, mecanismos e inspiraciones para forjar tales historias y sumergirte en ellas (llevándonos de la mano), y cómo sales y las exorcizas para desterrarlas pasando a la siguiente, en caso de hacerlo -pues cada historia se queda con uno en parte-? Y me refiero tanto a cuentos como a manuscritos largos. Concretando en «Madeleine», encuentro en tu texto del CAS la nostalgia y lo inevitable que me sugieren siempre tus creaciones, de la mano de un personaje con voluntad imperturbable. ¿Cómo llegas desde esta historia a confluir con Clark Ashton Smith? Reconozco que me ha encantado esa misiva del protagonista que no es nada sin su otra mitad, y la revelación terrible que conlleva. ¿Qué te ha parecido la adaptación al medio sonoro por Noviembre Nocturno?»
Respuesta: ¡Ay, Román, muchas gracias! Y qué bonito eso de “lesivo”, es un concepto muy adecuado. Pero me planteas la pregunta desde un punto muy convencional. Me explico: una vez que escribo una historia esta va fuera de mi mente. La descarto. No me llevo nada de ella porque ya lo he dado todo, hasta las tripas. Me he quedado vacía. Ese exorcismo, ese buceo de profundidad lo realizo mientras escribo, no al revés. Creo que por eso consigo eso que llaman “tono”. O personalidad. O qué sé yo. Confieso que la mayor parte de las veces no sé ni lo que hago, salvo vestirme con otra piel, disfrazar lo que ya tengo dentro y vomitarlo en palabras. Soy una nostálgica patológica, confluir con CAS fue tan fácil…
La adaptación de Noviembre Nocturno no puede ser más increíble. A veces me preocupa que quien locute uno de mis textos no dé con la nota correcta (si no son sencillos de leer, mucho menos de narrar en voz alta), pero, en este caso, estoy maravillada. Hubo momentos, mientras lo escuchaba, que pensé: ¡pero qué frase tan bonita! Luego me di cuenta de que la había escrito yo y, bueno, me reí mucho. También me da un poco de vergüenza, no voy a negarlo.
Pregunta Nieves a Román: «¿Qué te parece el estado actual de la literatura de género en España, ahora que tenemos la dificultad añadida de una pandemia? ¿Y su futuro? Haznos de pitoniso: ¿algún pronóstico para el corto-medio plazo?»
Respuesta: Me parece que existe un impulso fuerte dentro de un círculo creciente, tanto en editoriales dedicadas al género, como en festivales y publicaciones, nativas o de importación. Y tenemos los lectores más acceso a material nuevo y antiguo. Además de recuperar formatos web y revistas digitales para dar visibilidad a nuevas voces e imaginarias de una cantidad ingente de autores. Porque nos multiplicamos.
Pero a la vez intuyo que el género se retroalimenta de sí mismo, y que seguimos siendo parias, sobre todo los escritores, en comparación con la literatura contemporánea o el Best Seller, sean lo que sean esas definiciones. Lo que se refleja en número de ventas, presencia en librerías y exposición en los medios convencionales (más durante la pandemia, con los lanzamientos del 2020 ahogados antes de nacer). Es un círculo vicioso, por mucho que la calidad no tenga nada que envidiar al realismo. Y se subestima la capacidad de crítica social, de reflexión y análisis que tiene la literatura de género y la de terror en particular. Existe un compromiso con la realidad y los problemas de la misma (sociales, afectivos, mentales), enmarcados en universos fantásticos o rodeados de terrores incognoscibles. Y, aun así, se consideran historietas de miedo o de naves espaciales o de bárbaros con espadas, casi una segunda división dentro de las letras. Injusto, porque les arrebata su valor. Así es como se percibe, costando recortar esa distancia. Y eso que la expansión del género por la adaptación a pantallas grandes y pequeñas nos debería acercar poco a poco al objetivo de igualar las cuotas y disfrutar de la misma consideración, sin necesidad del filtro que supone la catalogación de género. Aunque quizá sean paranoias mías…
Considero, en base a todo lo que puedo leer, que tanto el momento como el nivel del género escrito en castellano es fantástico, de verdad. Otra cosa es que a todas esas voces emergentes se les dé la oportunidad de sobresalir publicando con una exposición suficiente, o simplemente publicando. Porque es evidente que hay muchos más escritores y escritoras que oportunidades y editoriales.
Por ello hay que promover todos los proyectos colaborativos posibles, incluso organizándolos uno mismo (atreverse, moverse, ofertar). Participar en certámenes y antologías de forma que te lean (y es muy difícil que te lean, incluso cuando compran tus obras o las descargan), y fomentando la equidad en las selecciones de las mismas. Y dejar de proteger al lector para empezar a provocarle. Porque si no ofreces algo diferente, el lector no sabe si puede gustarle o no. Ahí escatimamos, faltos de riesgo y presos del mercado, escritores, editoriales, librerías… todes.
Con todo, soy optimista, y gracias a la fidelidad de los aficionados, que también somos nosotros, y esa voracidad para ofrecer y devorar productos, seguiremos emergiendo hasta ocupar nuestro lugar, en algún trono oscuro o sima abisal. El increíble talento de las prosas en nuestro país, algunas de ellas incluidas en esta antología, me lleva a pensar así. Vienen curvas divertidas, y lo vamos a pasar en grande, escribiendo y, sobre todo, leyendo.
¿Qué proyectos literarios tenéis a corto y medio plazo?
NM: A corto plazo, para este año, tengo algo pendiente con Dilantando Mentes. Y, para el año que viene, bueno, El Transbordador ya ha anunciado que apostarán por el proyecto en el que he trabajado con el más que genial Francisco Jota-Pérez. Y me temo que no puedo hablar mucho de ninguna de las dos publicaciones, lo cual no me gusta nada, porque tengo muchísimas ganas de charlar horas y horas sobre ellas.
¡Un abrazo enorme y muchísimas gracias por todo!
RSM: Aparte de la publicación presente, participio en otras dos colecciones que cobran realidad física ya mismo, una de Space Opera («Alice y los Muchos» en «Dentro de un Agujero de Gusano») y la primera publicación de Dentro del Monolito («Miedos», en la colección T.Errores I). Espero también la resolución de varias convocatorias, además de intentar colocar algunas novelettes de esas de diez mil palabras que se quedan a medio camino de nada.
Pero, lo más importante, muevo por editoriales una maravillosa novela decimonónica de piratas y horror cósmico, «El Último Canto del Kraken» (interesados, solo silbad y acudiré). Me hace mucha ilusión y espero que encuentre pronto casa; lo merece.
Y ando revisando el último manuscrito de miedo, «Incavación», protagonizado por niños en la costa asturiana, sito en la actualidad, y que se enfrentan tanto a una entidad heredada como a la inconsciencia de los adultos. Al estilo King.
Siempre atareado, historias no faltan, quizá algo de suerte a la hora de que vean la luz. Pero lo importante es perseverar, tener algo que contar, y saber compartir estas locuras con lectores y lectoras de manera que las sientan tanto como yo lo hago cuando las escribo.