Un verso obligado entre tantas memorias:
ese beso de noche recuerdo de Venecia,
esperar en mi cama para ver cómo te vas
y aquella promesa de estar siempre juntos.
Pintarse los labios de rojo.
Creer que de ti depende todo.
Pensarse demasiado viejo.
Ahora brillas ausente
y yo me apago sin ti.
No, no quiero defraudarte:
intento vivir sin vida.
Me siento del revés,
golpea un dolor agudo
y no sé qué es…
El amor a veces quema
y tú me estás secando.
Soy hierba seca que prende
en las noches solitarias.
Las expectativas a veces engañan.
Pensar que puedes ganarle al mundo
es una actitud que daña.
Sin más lágrimas que soltar
sólo queda tinta negra.
Sin otra opción, sin ti:
una niña liberada.