-Junio 2021-

MESA VERSO

Mercedes L. Caballero

Irene Nicolás Martínez (La Carmensita Editorial)

Marina y Carla (Índigo Editoras)

¿Qué opináis de la mal llamada ‘literatura femenina’ y de la invisibilización de la misma hasta nuestros días?

Mercedes L. Caballero: ¿Qué quiere decir exactamente literatura femenina? ¿Dirigida a las mujeres? En este sentido, ¿qué se supone que ha de tener una obra literaria para que guste a las mujeres? Todas las preguntas que se me ocurren están preñadas de estereotipos castrantes y reduccionistas. Creo necesaria la leyenda de “literatura hecha por mujeres”, porque siempre ha existido, pero también su invisibilización. Las mujeres, en el emprendimiento, también en lo literario, han permanecido en una sombra que aun hoy sigue vigente de varias maneras. Hay que seguir trabajando para que la luz sobre nosotras sea un hecho natural y no un accidente por el que se cuela, como una rendija.

Irene Nicolás Martínez: Me parece que el apellido femenino es una creación del capitalismo y el machismo porque ahora las mujeres estamos de moda. Aunque creo que hay que verlo desde varias perspectivas porque, aunque estemos de moda, no lo están todas. Las voces de las mujeres racializadas, de las mujeres pobres, de las mujeres trans, y un largo etcétera, siguen sin interesar, así que, aunque estuviese bien utilizado ese apellido, es erróneo, porque solo nos importan las historias de mujeres blancas cis de clase alta que nos cuentan lo dura que es su vida. Y partiendo de esa base de invisibilización a una gran parte de las mujeres, el hecho de que le tengas que añadir un apellido a literatura para diferenciarla del genérico nos convierte, de nuevo, en una zona aparte de lo universal. Hemos sido siempre esa nota en el margen, ese “vamos a dar la historia y la historia de las mujeres vendrá en la siguiente hoja hablando solo de ellas sin ponerlas en correlación con el mundo”. Nos hacen sentir que no estamos aquí, que todas nuestras historias están aparte, que necesitamos un punto y final para poder empezar a hablar porque nuestra perspectiva no es la perspectiva.

Marina y Carla (Índigo Editoras): La cuestión de la ‘literatura femenina’ es controvertida. A veces confundimos las subjetividades femeninas con la literatura escrita por mujeres, y no es sencillo articular una respuesta cerrada a nada que tenga que ver con la identidad. Lo que sí tenemos claro es que la escritura de las mujeres y otras identidades por fuera de la construcción del universal masculino (hombres-blancos-cis-heterosexuales) ha estado históricamente invisibilizada y que es nuestro compromiso sacarla de su lugar de silenciamiento, pues solo abriéndonos a la diversidad de las voces el mundo literario respirará mejor. 

¿Cómo creéis que avanza la literatura escrita por mujeres en cuanto al contraste entre la poesía y otros formatos?

Mercedes: En la poesía el arquetipo de musa, encarnado en la mujer, siempre ha estado mucho más latente que en otras artes (al mismo nivel que la pintura). Hoy en día sigue habiendo cierta resistencia a desechar el término asociado a la mujer, a pesar de que fue hace muchos años cuando Safo levantó la voz y propuso la lírica desde otro lugar. La voz, precisamente, y la conciencia, ese desde dónde escribo, es fundamental a la hora de escribir. A la hora de hacer feminismo desde la escritura aún más. Para todas, todos, todes.

Irene: Creo que, como he comentado anteriormente, avanza a zancadas porque ahora es lo que la gente quiere leer, pero habrá un momento en que ya no sea así, y es ahí cuando se verá si realmente ha habido un cambio o si somos otro producto más. A mi modo de ver, creo que tenemos que aprovechar este momento para instalarnos y que nadie nos mueva. En muchísimas editoriales sus novedades están llenas de historias escritas por mujeres, y eso me hace sentir un poco mejor con este mundo.

Índigo Editoras: La cuestión de los géneros siempre es compleja para el mundo editorial. La novela está a la cabeza, y nosotras trabajamos con literaturas «marginales» como el diario, las cartas, etcétera. En cuanto a la poesía, la pensamos en una instancia particular: ha aumentado considerablemente el interés por el género entre las personas jóvenes, pero todavía resulta una cuestión minoritaria. Además, la poesía siempre ha sido un género considerado elitista o «para unos pocos» por cómo se nos ha acercado desde niñas. Por suerte esta realidad está cambiando y la poesía está cada vez más cerca de nosotras. Además, hay una poesía actual muy interesante y hay poetas silenciadas que están empezando a reivindicarse, demostrando que siempre —desde Safo hasta nuestros días— hubo poesía de mucha calidad escrita por autoras. Todo esto reconcilia al género con quienes eligen qué leer. La poesía está detrás del resto de los géneros como una suerte de raíz; es una forma de mirar el mundo y de llevar el lenguaje más allá de sí mismo. Tenemos que cuidarla, siempre. 

¿Creéis que ya se ha superado socialmente el conflictivo concepto de ‘musa’ destinado a la mujer poetizada?

Mercedes: En absoluto. Se ha desvanecido gracias a la presencia de mujeres poetas, como también se da la presencia de mujeres juezas, por ejemplo. Se desvanece conforme se disuelve el patriarcado y la misoginia en la sociedad, la poesía no permanece al margen de una realidad. Pero todavía existen quienes desde lo romántico cosifican a la mujer reduciéndola a un rol que solo contiene pasividad.

Irene: No. Creo que eso sigue existiendo, lo podemos ver en todas esas cuentas de Instagram en las que solo salen mujeres medio desnudas porque es lo que le hace aparecer la inspiración al fotógrafo de turno o con el poeta que solo sabe escribir que folla con muchas mujeres y que el desnudo de la mujer le hace sentir en otra galaxia y chorradas varias. Está claro que ya somos muchas las que escribimos y hemos pasado de ser pasivas a coger el pincel, el bolígrafo o la cámara de fotos y sentarnos a crear, pero tenemos mucho que mejorar. Sigue habiendo muchísima gente que piensa que por ser mujeres haremos peor las cosas, con menos calidad, por lo que tenemos muchas losas que quitarnos de encima. Al final son muchísimos años en los que se nos ha recordado nuestra incapacidad para crear, que simplemente podemos posar delante de las cámaras. El síndrome de la impostora es mucho más habitual en nosotras que en ellos, y eso es un buenísimo ejemplo de todo lo que queda por mejorar.

Índigo Editoras: Para nada. Estamos mejorando y hay una gran concientización, una labor muy buena de divulgación por parte de los feminismos dentro del mundo literario. Pero falta infinidad de trabajo por hacer. No solo en esto: en todo lo que está atravesado por el paradigma patriarcal. Las mujeres todavía se entienden más como objetos que como sujetos, y es lo que tenemos que seguir derribando.

¿Cómo creéis que han contribuido las rrss en la difusión de la literatura escrita por mujeres, siendo una herramienta que inevitablemente supone un contraste generacional (por ejemplo, entre autoras consagradas y autoras noveles)?

Mercedes: Cualquier herramienta de difusión o comunicación puede servir para fomentar un buen posicionamiento y visibilidad, en este caso de mujeres creadoras. En este sentido, las redes sociales cumplen una función de altavoz fundamental, sobre todo en autoras más jóvenes, porque su accesibilidad a las redes se presenta de una manera más orgánica. Se puede vivir ajena a las redes sociales, en ocasiones es hasta saludable, pero sabiendo que se renuncia a una vía más para estar. Un buen uso, como sería un buen uso de todo, es la fórmula. Hace poco leí en Instagram una frase de la artista Linnéa Johansson que me encantó: “pensé que era una revolución, pero solo era un hashtag”. Concentra mucho sobre lo que algunas pensamos de las redes sociales. Su importancia está ahí, pero no solo existe lo que le sigue a una almohadilla. El trabajo desde el feminismo debe integrarse en cada gesto, profesional o personal.

Irene: A mi modo de ver, creo que han contribuido positivamente. Al final son una forma de llegar a más gente totalmente gratis, cosa que muchas editoriales pequeñas o escritoras que acaban de empezar agradecen, si no, no podría haber tanta variedad editorial. Es un pozo sin fondo en cuanto a instantaneidad y búsqueda constante de novedades, pero muchas veces las editoriales pequeñas se valen de las redes sociales para ser más conocidas, pues hay periódicos que solo quieren hablar de los que ya tienen el mundo cogido por el mango, así que es una forma de hacerse ver cuando se está empezando. Hay artistas consagradas que tienen ya una base de lectorxs y creo que no les hace mucha falta, lo que sí que me gustaría es que el formato tradicional de los periódicos se abriese a estas novedades editoriales, ya que hay mucha gente mayor que se entera de los libros por esa vía, y se están perdiendo muchas lecturas porque algunos no saben utilizar las nuevas tecnologías o prefieren seguir leyendo en papel.

Índigo Editoras: Las RRSS siempre son un «arma de doble filo». Por un lado, han logrado expandir considerablemente el conocimiento sobre las escritoras, han supuesto una herramienta fundamental para la recuperación de gran parte del legado invisible de nuestras antecesoras y han «democratizado» el acceso de las nuevas voces al panorama literario. Y por supuesto, como siempre pasa con las redes, han facilitado la banalización y la absorción de discursos por parte del mercado. Siempre hay que estar en estado de alerta y no perder nunca el pensamiento crítico. Eso sí: las redes son maravillosas también, nos han acercado a muchas escritoras y lectoras que están lejos geográficamente. Tampoco hay que olvidar una realidad que existe, que es la de la brecha digital y la falta de recursos de muchas mujeres en el mundo que no permiten que la información llegue de forma equitativa para todas. 

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