Bienvenida a Altavoz Cultural, querida Sara. Comencemos por los tres porqués: ¿por qué Arde, como obra y como título de la misma? ¿Por qué su estructura, su disposición interna? ¿Por qué InLimbo Ediciones como hogar para quemar sus páginas?

Muchas gracias, me hace mucha ilusión hacer esta entrevista para vosotros.

«Arde», de algún modo, eligió su propio nombre, y casi podría decir que su contenido. Mientras «Aullido animal», mi primer poemario, formó parte de un proceso relativamente rápido, con este tardé tres años en sentir que tenía al fin una obra completa y coherente. No me hacía mucha gracia que volviera a empezar por «A», de hecho… jajaja. Y apenas sabía de qué iba cuando me lo preguntaban. Pero «Arde» habla sobre la muerte. En la primera parte, la muerte de los seres queridos; en la segunda, la muerte de los amantes; y en la tercera, la muerte del sistema, a fin de que lo real pueda resurgir, purificado por el fuego. Respecto a InLimbo… la verdad es que no podría ser de otra manera. No sólo son una editorial amiga, sino que además trataron a mi libro con todo el cariño y el cuidado del mundo. Por ejemplo, la portada es de Pilar Lozano, y tengo el firme convencimiento de que no podría tener una más bonita y que plasme mejor mis intenciones.

¿Qué influencias artísticas, literarias o no, así como filosóficas eres capaz de autorreconocer de manera específica en Arde frente a otras que te acompañen fuera de sus límites editados?

Es una pregunta complicadísima, pero… creo que Dorothy Parker me inculcó la visión ácida del amor, y el cerrar los poemas de un golpe, como si dieses un portazo; de Jericho Brown cojo el hablar sobre lo cotidiano y reivindicar aquello que debería ser dicho pero suele esconderse bajo la alfombra, y quisiera pensar que hay algo de Vasko Popa, en las imágenes. Aunque no podría no mencionar a Leopoldo María Panero como un claro referente, la verdad es que creo que aún me queda mucho para llegar a ese nivel… jajaja.

Es Arde un artefacto arrojadizo, incluso letal para determinados ojos. También es íntimo, sospechamos que muy autobiográfico. ¿Qué primeros estímulos destacarías de su proceso creativo en forma de sentimientos o sensaciones? ¿Cuánta posproducción sobre su forma original has aplicado como contraste a esos impulsos y ardores tan naturales, tan espontáneos?

Extremadamente autobiográfico. De hecho, no hay nada en Arde que no sea cierto. Suelo escribir precisamente así, en forma de pequeños estímulos, como comentáis, que voy apuntando en notas del iPhone (aunque me avergüenza este hecho, por mi inclinación anticapitalista). Podría decirse que hago como una hilandera, simplemente dejo anotados los colores de los hilos (esos pequeños retazos de poemas), y luego surgen de carrerilla, y nunca suelo tocar nada. Del mismo modo que en el arte plástico, creo que, a menos que seas José Hierro, tocar demasiado el poema lo emborrona.

¿Quién deseas, por encima del resto, que lea este libro? Nos referimos a personas concretas, con nombre y apellidos; también nos referimos a estereotipos, colectivos o espectros densos que abarquen distintas almas. Contrariamente a ello, ¿para quién no consideras apto Arde?

Desearía que pudieran leerlo mi tatarabuela Regina, o mi bisabuelo Valentín, con su único ojo, y mis abuelos, pues sé que se verían reflejados en sus poemas y les haría ilusión. También todos aquellos que sufran por haberse creído el cuento del amor romántico, y quienes aún viven anclados en el prejuicio y juzgan a los demás, sintiéndose superiores. Y ojalá a todos ellos empezara a arderles el vientre, a algunos para matar las mariposas dañinas que tienen por dentro, para que puedan ser felices, a otros, para que el fuego continúe hasta el jergón.

¿Cuánta Asturias hay en Arde? ¿Cómo podemos detectarla los foráneos?

Aunque escribí la mayor parte de Arde fuera de Asturias, creo que hay mucha. Soy hija, sobrina y nieta de mineros, así que si os fijáis, seguro que podréis verme la nariz un poco tiznada por el carbón en alguna presentación, y las ansias de huelga, barricadas y dinamita no hay manera de esconderlas.

Resulta inevitable enlazar el poder de tus imágenes poéticas con tu vocación artística como ilustradora. Sin pretender ser simplistas ni conformistas, consideramos que la obra es un cuadro cuyos colores están muy meditados. ¿Se escribe mejor desde el dolor? ¿Se ilustra mejor la poesía con el negro y el rojo?

Sí, de hecho, supongo que será una afirmación algo polémica, pero creo que el arte y la infelicidad están muy vinculados, no sólo en poesía, sino en general. El arte debe nacer del grito, de la tristeza, del dolor, de la proclama, de la voluntad para cambiar el mundo. Si no, ¿para qué crear? Y lo que es más, ¿para qué consumirlo?

¿Cómo dirías que se inserta Arde en el grueso de la poesía actual y del mercado literario vigente?

No lo sé, no sé siquiera si quiero que se integre. No me malentendáis, hay gente haciendo cosas buenísimas en poesía en la contemporaneidad. Por ejemplo, adoro a Mónica Ojeda o a María Auxiliadora Álvarez, y me encanta la poesía de mi editora, Ana Martínez Castillo. Hay muy buena poesía, y especialmente muy buena poesía de mujeres, pero yo no hice Arde para que encajara en nada, simplemente necesitaba vomitar ese trocito del contenido de las tripas sobre el mundo.

¿Qué tres canciones podrían formar de la BSO del libro? ¿Qué directora o director te gustaría que lo llevara al cine?

Sin duda, como tres canciones, elegiría el «Into the night» de Julee Cruise para la primera parte, sobre los antepasados y la infancia; «Between the bars» de Elliot Smith para la segunda parte, sobre la destrucción del mito del amor romántico; y el «Devil got my woman» de Skip James para la tercera, sobre la destrucción y reconstrucción de la realidad, porque me eriza el vello siempre y me hace querer acercar las cerillas a las cosas de forma irresponsable.

Respecto a llevarlo al cine, podría remitiros a muchos de mis directores actuales favoritos: Lars Von Trier, Haneke, Park Chan Wook, Tarantino… pero como veréis, creo que nadie querría que rodaran su vida, por lo que ello implicaría, jajaja. Así que me conformaría con una de las marcianadas maravillosas de Jiim Jarmusch, o con Xavier Dolan, que siempre dirige en estado de gracia y sé que comprendería bien el fuego que subyace a las dos primeras partes. No soy nada exigente, ¿no? Jajaja…

Para terminar nos encantaría que les dejaras aquí a nuestras lectoras y a nuestros lectores un verso, una línea de entre tantas excelsas que contiene Arde, a modo de pequeño autohomenaje:

«Ayudadme a vencer a los hombres que persiguen al pájaro». 

Un abrazo, compañeros. Y muchísimas gracias de nuevo.

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