Participan:

Elia Barceló

Clementine Lips

Laura Marcilla

Noviembre 2021 – Altavoz Cultural

Altavoz Cultural: ¿Cuáles fueron las obras que incidieron originalmente en la construcción de tu personalidad? ¿Cuáles son hoy tus obras de cabecera?

Esta pregunta es dificilísima porque siempre he leído muchísimo y tengo un gusto muy variado, así que se me vienen a la cabeza docenas de nombres y de títulos cuando me preguntan algo así. Algunos de los primeros libros que recuerdo con más cariño son los de Enid Blyton que heredé de mi madre, así que supongo que contribuyeron bastante en mi formación. Probablemente también el terror victoriano, que es uno de los pocos géneros que puedo leer continuamente sin cansarme y que siento que siempre me ha atraído de forma natural por su mezcla de crudeza y sutileza. En cuanto a mis obras de cabecera (y también es parte de mi formación), los libros de Terry Pratchett han sido una constante en mi vida y los revisito regularmente. Pratchett tenía una sensibilidad especial para entender a los seres humanos y, sobre todo, la capacidad de presentar sus problemas de forma divertida e irónica, con mucha profundidad pero sin cinismo. Es algo que admiro muchísimo y esa admiración ha estado ahí durante casi veinte años y sigue a plena potencia. Si hay una influencia que ha hecho que mi acercamiento a la historia sáfica tenga el tono que tiene, sin duda es la de haber aprendido, al menos un poquito, de Terry Pratchett.

Elia Barceló: ¿No te has planteado desarrollar esas historias tan interesantes y convertirlas en novelas históricas? ¿Qué te aporta el ensayo que no pueda darte la ficción?

Sé que hay escritoras que lo hacen brillantemente (entre ellas Sarah Waters y Emma Donoghue, que son dos de mis escritoras en activo favoritas), pero yo ni me lo he planteado. Creo que introducir historia sáfica en la literatura tiene muchos beneficios de cara a la divulgación, pero implica ofrecer los hechos reales con una buena cantidad de ficción y creo que no me sentiría cómoda gestionando esos límites. Además, como estudiante de literatura siempre me han interesado los “engranajes” de una historia más que la historia en sí, la parte que consiste en evaluar el material que tienes y hacerle un envoltorio a medida, así que me lo paso bien partiendo de historias tan diferentes y encontrando la forma de hacerlas lo más amenas y cercanas posible, cada una a su manera.

Clementine Lips: Supongo que por el tema del libro la mayoría de las lectoras son mujeres, pero durante el mismo se utiliza en múltiples ocasiones el masculino genérico. ¿Es por algo en concreto?

Desde donde yo lo veo, tanto los libros como los hilos han funcionado siempre bajo la misma premisa que el salón de Natalie Clifford Barney: es por y para mujeres sáficas, pero todo el mundo está invitado. A veces me dirijo explícitamente a las lectoras de la comunidad, pero normalmente le hablo a un público general porque me gustaría que estas historias llegaran a cualquiera que tenga curiosidad por aprender o pueda encontrarlas enriquecedoras.

Laura Marcilla: Para las mujeres lesbianas y bisexuales tener referentes durante la infancia y la adolescencia puede marcar una enorme diferencia. ¿Recuerdas la primera figura lésbica que fuiste consciente de conocer? ¿A cuál de todas las mujeres que has estudiado te hubiera gustado conocer en persona?

Creo que Safo fue la primera, pero de un modo bastante genérico e intangible. La primera que supuso un impacto fue Virginia Woolf y recuerdo bien que Orlando fue un antes y un después en mi adolescencia. Antes solo recuerdo ver películas y leer novelas en las que yo era principalmente la que ponía la lectura queer (nunca me arrebataréis Los Caballeros las Prefieren Rubias).

¡Y la segunda pregunta es imposible de responder! Cuando estoy investigando la vida de una de las señoras que acaban en hilo, voy a tope y sin frenos. No me importa lo que hicieron bien o mal, si son buenos o malos ejemplos, si fueron o no ilustres en su campo. Los días, semanas y meses (y a veces años) que paso aprendiendo sobre ellas estoy enamorada hasta las trancas. Hay matices que hacen que algunas historias me resulten más queridas, pero, aunque suene a cliché, no puedo elegir.

Altavoz Cultural: ¿Tienes pensado seguir escribiendo sobre mujeres o te planteas hacerlo sobre hombres homosexuales?

¡No, nunca! Tengo varios conocidos que investigan en ese campo y siempre tengo curiosidad por saber lo que leen y descubren, pero jamás se me ocurriría hacerlo a mí. Primero, porque este es un trabajo que hago desde el corazón, así que siempre lo hago en parte para mí y lo que me apasiona es recuperar historias sobre mujeres. Segundo, porque es un trabajo que hago contra la invisibilidad, que históricamente es un problema mucho más prevalente en las relaciones entre mujeres que en las que fueron entre hombres. Y tercero, porque investigando todos estos años he descubierto que, a menudo, cuando encuentro algún texto que se dice “de gays y lesbianas” generalmente incluye… ¿Una mujer sáfica? ¿Dos? Aunque afortunadamente la cosa ha mejorado mucho con el tiempo, soy muy consciente de que ese desequilibrio en el material divulgativo y académico todavía existe y me gusta pensar que estoy poniendo mi granito de arena al respecto.

Elia Barceló: ¿Por qué la homosexualidad femenina ha sido -históricamente- siempre ignorada? Ni siquiera perseguida y castigada como la masculina; ¿simplemente ignorada y a veces incluso «permitida»?

Esto es mucho más complejo y tiene muchos más matices de lo que se puede explicar deprisa, pero lo voy a explicar deprisa y los dioses de la academia me perdonarán las generalizaciones. En el ámbito de la cultura occidental se consideraba que el deseo sexual era algo sano y natural en los hombres pero no en las mujeres, de las que se esperaba que fueran más recatadas. Lo que hicieran dos señoras cuando estaban solas no era demasiado importante porque difícilmente iba a considerarse sexo sin un hombre de por medio. Cambiaba la cosa si esas relaciones interferían en sus deberes sociales como mujer, si la mujer se negaba a casarse y para mantenerse “invadía” un espacio tradicionalmente masculino. Las pocas veces de las que tengo constancia que se ha ejecutado a una mujer por comportamiento homosexual ha sido siempre por hacerse pasar por hombre para casarse con otra mujer, así que irónicamente muy rara vez era el sexo lésbico lo que se estaba castigando. Todo esto, unido a la destrucción y pérdida de documentos para censurar información, nos ha dejado bastante pelados en cuanto a documentación legal al respecto.

…esto oficialmente, en cuanto a documentos legales y oficiales. No oficialmente y a nivel de calle, las relaciones entre mujeres han sido perfectamente reconocidas en todas las épocas. Todo el mundo entendía las bromas que se hacían en la prensa desprestigiando a ciertas mujeres por “safistas”, todo el mundo entendía cuando se rumoreaba que una mujer no se casaba por “apegos antinaturales” y todo el mundo sabía por qué las dos señoras que llevaban la sastrería de dos calles más abajo no querían casarse.

Clementine Lips: Durante el libro aparecen varias veces relaciones románticas entre mujeres que distan bastante en edad. ¿Cómo se vive esto dentro de la comunidad lésbica hoy en día? ¿Sigue normalizado, se ve con buenos ojos? ¿O se defiende la idea también para las relaciones entre mujeres de que la diferencia de edad crea una jerarquía que puede ser muy tóxica?

Es difícil comparar lo que pasaba entonces con lo que pasa ahora porque se pierde muchísimo en el traslado de conceptos de una época a otra, como siempre pasa con la historia. Históricamente era en parte imitación del matrimonio heterosexual, que se daba normalmente entre una mujer joven y un señor más mayor. A día de hoy debe haber muchos factores de por medio, pero pienso que principalmente hay un componente de aprendizaje. Casi todo lo aprendemos de nuestra familia o nuestros profesores o nuestros amigos, pero la orientación sexual no es algo que siempre hay en nuestro entorno cuando estamos formándonos, así que es algo que mucha gente comienza a aprender a ciegas y bastante perdido. Creo que hay cierto matiz de buscar o transmitir experiencia en esos casos. Y por supuesto este tipo de inercia tiene muchas papeletas para convertirse en una relación tóxica, aunque no creo que la práctica sea tóxica por naturaleza ni en todos los casos.

Laura Marcilla: Tu libro es una herramienta maravillosa para hacer educación sexual y visibilizar la homosexualidad femenina. Pero tú también eres visible y activista en tus redes y en tu vida diaria. ¿Qué consejo darías a las personas que desean hacer esto mismo pero no saben bien cómo dar el paso o temen las repercusiones de hacerse visibles?

Si temen las repercusiones probablemente hay una buena razón, así que en ese caso les recomendaría que buscaran otro momento para dar el paso. Si lo que tienen es sencillamente el vértigo que todos tenemos cuando hay que salir del armario una y otra vez, lo único que puedo decir es que en la vida hay que salir del armario muchísimas veces y la práctica, como en casi todo, hace al maestro. No todas las salidas son fáciles, pero todas cuentan al final y si estás en una situación donde puedes permitírtelo sin poner en riesgo tu bienestar o tu salud, creo que lleva a una mejor calidad de vida. Ser visible en casa significa estar cómoda en mi espacio personal, ser visible con mis amigos significa normalizar mi experiencia y ser visible delante de mis alumnos es importante para algunos de ellos que nunca han tenido un profesor o un adulto que les oriente que esté fuera del armario. Como he dicho antes, creo firmemente que cada paso cuenta y que cada vez que somos visibles, sin importar en qué ámbito, estamos haciendo un mundo un poco mejor para las que vendrán después.

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Un comentario sobre “Rueda de prensa a Cristina Domenech

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