
-Cielo eléctrico-
Acercarte a este libro es una maravilla: lleno de bocetos, la historia original, entrevista al autor, con un formato maravilloso… La verdad es que Manuel es de esos libros que vale la pena tener en la vida.
Dicen que Manuel fue el cómic que en 1983 revolucionó la sociedad por visibilizar las relaciones homosexuales, que fue ilustrado por Rodrigo Muñoz Ballester, quien es después de cuarenta años uno de los nombres más reconocidos del mundo artístico, gracias a esta obra. Aunque es bastante personal, habla de su amor platónico por Manuel, un hombre que conoce un día en la piscina municipal y que, lo adelantamos en primicia, a día de hoy siguen teniendo contacto, logra tocarnos a todos con sentimientos tan universales como potentes.
Rodrigo cuenta su historia con Manuel en cómic al principio de este libro, con un dibujo academicista realizado con rotring que te deja boquiabierto, para luego dar paso a su narración, sacada de una entrevista donde nos cuenta sus impresiones: cómo fue hacer la escultura de Manuel (que revolucionó ARCO en el 83), lo cual es una autentica maravilla de camino para terminar en los bocetos del artista.
Si quieres vivir una de las obras maestras de nuestra Movida Madrileña y uno de los hitos del cómic español, Cielo eléctrico ha publicado este librazo que de un plumazo puede hacerte volar por las calles de Madrid.
Qué bonito, Rodrigo, de verdad. Qué bonito.
Entrevista al autor
¿Cómo sientes esta historia después de casi cuarenta años desde su publicación original?
¡Gracias a vosotros por la atención que me habéis dedicado!
Me llega con la ternura de lo que se ha vivido hace mucho tiempo y ante un Rodrigo casi irreconocible desde el de hoy, y no solo hablo del aspecto físico, sino de todo lo demás.
La escultura de Manuel es una auténtica pasada, y muy impresionante para la época, tanto como para que la directora de ARCO quisiera sacarla de allí. ¿Te la imaginas a día de hoy en una sala de tal magnitud?
Francamente no, y tampoco lo quisiera, tan acostumbrado estoy a verla a los pies de mi cama que para su próxima salida me gustaría un espacio recogido y en penumbra.
¿Qué poso crees que dejó para el público de la época esta historia de amor?
He recibido a lo largo de todos estos años testimonios de que la recuerdan, el último el del hermano de mi dentista actual, que para mi sorpresa no se había olvidado de aquellas figuras ni del corazón «incandescente»; ahora, no tengo idea de la repercusión a un nivel más general.
¿Cuánto de reconocimiento a tu trabajo bien hecho y cuánto de fortuna crees que hubo en aquella primera publicación teniendo en cuenta los entresijos del mundo del cómic? ¿Qué te gustaría cambiar de todo este viaje?
La verdad es que al publicarse en una revista que no era de cómics no participé de ese mundo; si se sigue sosteniendo imagino que será por el trabajo en sí. No cambiaría nada de aquella apasionante aventura.
¿Cómo ves este libro desde la perspectiva más íntima, con todo lo que guarda sobre tu historia con Manuel? ¿Qué ha sido de él?
Con cierta melancolía, porque aunque seguimos manteniendo una ligera relación telefónica, ni él se ha pronunciado sobre el libro que le envié ni yo he sido capaz de preguntarle; ya no trabaja y cuida de su mujer enferma junto con su hijo, que vive con ellos. También disfruta de los dos nietos de su otra hija, aunque no habitualmente porque están en otra ciudad.
¿Cómo ha cambiado tu estilo como artista respecto del contraste entre el cómic primigenio y esta versión definitiva?
Pues quizás no ha cambiado tanto como quisiera, y es un reto que tengo… ahora o nunca.
¡Abrazo fuerte a todos!