-Clementine Lips-

Algo está cambiando. Estamos al principio de la ola, así que queda mucho por hacer, pero las voces se alzan cada vez más fuertes para denunciar un sistema arraigado en la opresión y en la discriminación, en unos roles preestablecidos que tienen más que ver con intereses económicos y de poder que con la personalidad real de la gente. Estoy hablando del sistema psiquiátrico. Habiendo estado dentro del mismo por mi antigua profesión, vi claro el patrón: las enfermedades mentales derivan del trauma. El trauma es lo contrario a la eficiencia: requiere tiempo, calma, escucha para ser abordado, para poder vivir con él sin que nos reviente la vida. Es mucho más fácil decir que es algo biológico y darnos una pastilla (así no hace falta mirar de frente el abuso infantil, la negligencia parental, el abandono, las agresiones, la inestabilidad, la inseguridad y un largo etcétera). A ver si así nos callamos y seguimos trabajando, y el sistema (económico y político) puede seguir funcionando. Pero las y los oprimidos hemos llegado a las instituciones que nos pisotean, y aunque sigue sin ser un ambiente fácil, vamos cogiendo altavoces. Vamos escribiendo libros que cuentan nuestra historia, no la del hombre blanco que nos llevaba al manicomio, que nos ponía las esposas o nos administraba una lobotomía. A veces son otras quienes nos llevan: como dijo Simone de Beauvoir, «el opresor no sería tan fuerte si no tuviese cómplices entre los propios oprimidos». Aquí van algunas recomendaciones de nuestras propias historias.

Sexy but psycho de la Dra Jessica Taylor, publicado por Constable (de momento solo está disponible en inglés). Recomiendo lo siguiente: leed un par de libros de la lista antes de leer este ensayo, y después releed esos mismos o leed un par más, y veréis el cambio. Lo que cuenta la Dra Taylor en este libro lo tenemos delante todo el tiempo, pero no lo vemos. El mensaje que nos llega de todas partes es diferente (opuesto) y por lo tanto caemos víctimas de la historia única. No se nos ocurre pensar de manera distinta. Ni siquiera yo misma lo vi en su momento. Sí, caí en la cuenta de que las «enfermedades mentales» eran algo más social que biológico, pero no di el siguiente paso, aunque algo rondaba mi cabeza, hasta que leí este libro: las enfermedades mentales no son realmente enfermedades, sino respuestas naturales al trauma. Y como nadie escucha ese trauma (ni siquiera nosotras mismas, a veces), acabamos teniendo reacciones perjudiciales para nosotras mismas. O, simplemente, no actuamos como se espera de nosotras y eso implica que se nos tilde de «raras» o «locas». Resumiendo, este ensayo es absolutamente fundamental, porque, citando a la propia autora, «psychiatry is the patriarchy with a prescription pad and a pen full of ink» (la psiquiatría es el patriarcado con un bloc de recetas médicas y un boli lleno de tinta».

Los continentes del adentro de María Elena Morán, publicado por Ménades Editorial: Los continentes del adentro es un libro sobre lo que la locura nos da y nos quita. Sobre personajes que no son ni buenos ni malos, son supervivientes -del patriarcado, de la negligencia, del trauma-. Es un libro que me ha disparado una flecha al corazón por lo especial que ha sido para mí leerlo y verme ahí. Comprenderme. A riesgo de sonar a cliché, si tienes problemas con tu familia, lee este libro.

Azul capitana de María Fornet, publicado por Cáprica Ediciones: este fue el primer libro que leí con una nueva perspectiva, un «frame shift» en mi manera de observar a quienes habían pasado o estaban pasando por una crisis de salud mental. Fornet consigue humanizar a un personaje que muchas personas dicen que al principio «cae mal», pero luego va abriéndose un hueco en su corazón. Es precisamente ese proceso lo importante de este libro. Una recomendación al cien por cien, pero tened una caja de pañuelos al lado.  

Permafrost de Eva Baltasar, publicado por Penguin Random House: ya hablé de este libro en el post sobre libros que hablan de sexualidad, y es que no puedo dejar de recomendarlo cuando hablo de algún tema que tiene que ver con él. Es una obra magistral, con una caracterización de la narradora brutal. Diría que se disfruta, pero esa no es la palabra, porque el disfrute está muy lejos en este libro. Ese es el objetivo. Si quieres zambullirte en el agotamiento vital que supone una depresión, pero también saber lo impredecible que puede ser, lo invisible que es incluso a los ojos bien entrenados, te recomiendo este libro. Y si simplemente quieres leer una novela muy bien construida, también.

El amigo de Sigrid Nunez, publicado por Anagrama: es difícil describir este libro. Hay muchas cosas entremezcladas, pero todas están cohesionadas, tienen hilo conductor y sentido. La novela se mueve en el gris del duelo a una persona que distaba mucho de ser perfecta. Disecciona con maestría lo difícil que es llorar a alguien en el mundo actual, porque llorar no es eficiente ni productivo. Trata de honrar nuestros sentimientos aunque sean feos, aunque no sean políticamente correctos.

Todo lo que no te conté de Celeste Ng, publicado por Alba Contemporánea: este libro es un poco diferente… Es una mezcla entre novela intimista y thriller, un cambio en el panorama de la novela negra. Concretamente, este libro trata lo emocionalmente difícil que puede ser estar en una comunidad en la que eres «diferente». Es uno de los pocos thrillers que tienen en cuenta el aspecto de género y de raza de manera responsable y que le da un giro a la trama tradicional de crímenes escabrosos, que es algo casi adictivo y que despersonaliza a las víctimas. 

Conversaciones entre amigos de Sally Rooney, publicado por Literatura Random House: Rooney traza con maestría la relación entre el estado psicológico de alguien y las relaciones que mantiene. La autolesión la reconocemos cuando es física, pero también puede ser mental. Cuando pensamos que no nos merecemos más, y volvemos una y otra vez a las relaciones que nos quedan pequeñas… ¿acaso no es autolesión lo que estamos practicando? La maravilla de este libro es que las «enfermedades mentales» son solo un componente más de la personalidad de los personajes y estos mantienen una relación realista (ni perfecta ni terrible) con su propia mente.

El baile de las locas de Victoria Mas, publicado por Salamandra: este libro recomiendo leerlo después de haber leído Sexy but psycho. Es una experiencia «interesante» ver cómo, efectivamente, es el trauma lo que lleva a la mayoría de las mujeres a un manicomio (ahora un centro psiquiátrico). Cambian los tiempos, pero apenas cambia la realidad de las mujeres. Es un libro sencillo que se lee muy rápido, si queréis empezar la maratón tranquilamente.

Viaje al manicomio de Kate Millet, publicado por Seix Barral: este libro, un clásico de la crítica contra el sistema psiquiátrico, no podía faltar en la lista. Resumiéndolo muy mucho, este libro es la prueba física de que cuando te ponen la etiqueta de «loca» (generalmente porque eres incómoda), da igual lo que hagas porque nadie te escuchará. Serás por siempre «la loca», y todo lo que digas que no sea acorde con lo que el resto quiere oír será simplemente una muestra más de lo loca que estás.

Ratched, creada por Evan Romansky: primera (y única) aportación masculina a la lista. Sé que hay libros escritos por hombres que tratan las «enfermedades mentales» y que lo hacen con gran éxito (Por si las voces vuelven de Ángel Martín es un ejemplo de esto), pero admito que no leo mucho a hombres ya… Y no a propósito, es algo subconsciente, como antes lo era solo leer a hombres. Me interesan las historias de mujeres sobre mujeres. Pero esta desviación de mi patrón creo que merece la pena. Hablar de enfermedades mentales es ciertamente difícil y generalmente triste, pero en Ratched (que es una serie de Netflix y no un libro) se consigue aunar todo esto con la emoción de un thriller. ¡Un thriller (más o menos) responsable! Aquí las personas con «enfermedades mentales» lo que tienen en realidad es (adivinadlo) trauma. Y ese trauma se muestra y se respeta. Cae en ciertos tópicos, pero aun así dista de ese asesino en serie perturbado que asesina mujeres porque tiene «mommy issues». Y tiene representación lésbica de la que ha superado ya el «Dead Lesbian Syndrome», aunque no por mucho…

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