Entrevista a Mª Carmen Copete Góngora

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Bienvenida de nuevo a Altavoz Cultural, querida Mari Carmen. Hace un año tuvimos el placer de contar contigo para hablar sobre Literatura y Terror en unas Jornadas sobre Arte y Cultura del Escalofrío. ¿Qué te ha deparado la vida en términos literarios desde entonces?

Muchísimas gracias, estoy encantada de volver a encontrarme en este maravilloso lugar. Pues ¡han sucedido algunas cosas! Tuve la suerte y el honor de ganar el II Premio de Novela Corta El Proceso con la novela “Miasis”. Firmé ejemplares de La Ciudad mimética en la Feria del libro de Valencia en dos ocasiones, cosa que me hizo muy feliz pues fue un sueño cumplido. Concedí algunas entrevistas, una de ellas en la radio de Manises, y ahora mismo estoy enfrascada en dos proyectos que me tienen muy ilusionada. Uno de ellos verá la luz próximamente. El otro todavía está gestándose.

¿Qué supone para ti que Miasis haya resultado la obra distinguida con el II Premio de Novela Corta El Proceso, convocado y acogido editorialmente por Ediciones El Transbordador?

Fue un torbellino de sensaciones. A nivel emocional, sentí un orgullo tremendo y una alegría que todavía me duran. Y es que, creo, el asunto no es poca cosa. Al menos para mí. Saber que un jurado ha valorado positivamente mi historia y que, además, pensase que merecía ostentar el premio convocado por Ediciones El Transbordador es un hecho extraordinario. Lo siento como un reconocimiento al trabajo que hice, a la historia, a los personajes que pueblan la novela. También es un subidón de autoestima, algo que aleja de mí a ese horrible monstruo que es el síndrome del impostor.

A un nivel más profesional, significa un paso considerable en el camino literario que trato de labrarme. He logrado que me conozca más gente, y estoy muy agradecida por ello.

¿Cómo construyes desde cero el cosmos, en tanto en cuanto entorno, contexto y espacio, propio de Miasis? Tu capacidad de transmisión visual es extraordinaria.

Muchísimas gracias. Habitualmente, es algo que tardo un tiempo en planificar. Me gusta que cada elemento esté en el lugar preciso, que cada elección le dé un sentido a ese cosmos que es tan importante para la obra. Pero, en el caso de Miasis, tuve que cambiar el método y construir su mundo deprisa, pues contaba con una fecha límite. Por eso creo que tuve mucha suerte. Gran parte de Miasis y su cosmos se erigieron prácticamente solos. Intentaré explicarme un poco. Hay ocasiones en las que ciertas escenas salen solas, sin pensarlas demasiado y sin planificación alguna. Quizá un nombre apropiado que defina eso sean las famosas “Musas”. Realmente no lo sé. Solo sé que, cuando eso sucede, la narración fluye, envolviéndolo todo y construyendo la escena ante tus ojos. Los personajes se mueven y hacen cosas que uno no controla hasta que ha terminado de teclear. Entonces, te asustas o te maravillas. Lo modificas o lo dejas dependiendo de si la locura ha salido bien. En Miasis gran parte de la novela fluyó así.

Con respecto a otras cosas, como el estudio de las estrellas, la astrología, las sectas ocultistas, y especialmente el entorno, ese desierto de Tabernas, sí fue fruto de un proceso del todo consciente, lleno de documentación que aportara a la obra ese realismo también necesario.

Puesto el continente, hablemos del contenido: de forma muy elemental, ¿de qué trata Miasis, para quien no lo haya leído y tenga ciertos prejuicios alrededor de la narrativa poco convencional? Por otra parte, ¿cuál fue el primer estímulo que te causó esa chispa necesaria para querer ponerte a escribirla?

Voy a comenzar por esto último. Estaba viendo un documental, “Collective”, que trata sobre un catastrófico incendio que tuvo lugar en una discoteca de Rumanía hace ya algunos años. Hubo heridos con quemaduras graves, aunque no mortales. A pesar de ello, casi cuarenta personas murieron en el hospital debido a que los productos desinfectantes estaban diluidos y eran incapaces de hacer frente a las bacterias hospitalarias. De ahí surgió la chispa. De un vídeo que se filtró a la prensa donde se muestra a un paciente con una quemadura muy fea… y llena de gusanos. Recuerdo lo impactante que fue, y recuerdo que me dije: “Gusanos. Esa es la idea, es lo que quiero contar”. El resto de lo que ocurre en Miasis se gestó en torno a esa herida infectada, aunque ya nada tiene que ver con “Collective”.

Miasis cuenta la historia de Klaus, un odontólogo caído en desgracia debido a una negligencia, a quien convencen para unirse a una suerte de aldea eco-sostenible donde vivirá aislado, sin acceder a Internet o a su teléfono móvil, donde le pagarán solo por habitar el lugar. Puede parecer un paraíso, ¿verdad? No lo es. Pronto Klaus descubre la existencia de una plaga de moscas y gusanos que se extiende sin control, y unos archivos de vídeo que, de alguna manera, le abrirán los ojos y lo conducirán a los pies de un Dios primigenio. Todo eso aderezado con la presencia de una secta ocultista con anhelos de destrucción y renacimiento.

¿Qué referentes e ingredientes de tu imaginario sociocultural destacarías particularmente en torno a tu forma de confeccionar a ese maravilloso personaje protagonista que es Klaus?

Tenía claro que quería crear un personaje que no aceptase sus propios errores y, a la vez, que fuese lo suficientemente manipulable para que las vicisitudes de la historia lo condujesen adonde debían llevarlo y que eso surgiera de forma natural. Observo mucho a la gente de mi entorno, pero también me fijo en cómo gira la sociedad en el mundo, cómo responden las personas a ciertos estímulos y situaciones, cómo son con respecto a sus semejantes, cómo son sus problemas, sus adicciones, sus actos. Es de ahí de donde extraigo las pinceladas con las que confecciono a mis personajes. Me gusta que el lector pueda identificarse con ellos y por eso intento que sean realistas incluso en un entorno fantástico.

Miasis explota magistralmente las infinitas posibilidades de los sentidos, especialmente aquellas realidades que tienen que ver con texturas, olores y el efecto rompedor de la anomalía o lo extraordinario a los ojos. ¿Cómo seleccionas tu léxico a la hora de transmitir ciertas sensaciones, tales como el asco o lo insólito?

Ser capaz de transmitir sensaciones es muy importante para mí. Quiero que el lector sea parte de ellas, que pueda introducirse en la historia y experimente lo que viven los personajes. Para lograr eso, me resulta imprescindible describir aquello que necesito comunicar al lector. Siempre tengo a mano un diccionario de sinónimos y unas cuantas imágenes o vídeos explícitos para que me ayuden a darle forma escrita a la escena. Procuro omitir los menos detalles posibles, aunque sea crudo. A veces es necesario rozar un límite para transmitir más vivamente una sensación. Muchas veces, no es fácil a causa de la complejidad de la escena. Entonces intento hallar un símil para que el lector se haga una idea más sólida del concepto y pueda asimilarla mejor. Siempre cuido muchísimo la selección del léxico. Hay palabras que transmiten mejor que otras, que vibran incluso a solas. La clave es colocarlas donde causen un mayor impacto emocional.

¿Por qué decides seccionar la obra en dos grandes partes y, además, dividirlas internamente también? ¿Te sientes más cómoda en el formato relato, en las novelas de extensión más acotada, en obras más densas?

Siempre he trabajado mejor con obras extensas, pero con Miasis he conocido y disfrutado las bondades de la novela corta. Mi intención al dividir la historia en dos partes bien diferenciadas fue marcar una especie de antes y después en la manera en la que Klaus tiene en cuenta la realidad en la que vive. Al principio, lucha contra los gusanos y las moscas, se resiste a sucumbir, quiere trabajar y continuar con su vida el máximo tiempo posible. Entonces tiene lugar su catarsis y le resulta imposible concebir el mundo como lo hacía antes. Sabe que llega el final. Lo acepta yendo a su encuentro, y consintiendo aquello que antes le habría parecido una aberración.

En cuanto a dividir cada parte en otras más pequeñas, es pura comodidad lectora. Creo que a muchos lectores nos gusta dejar de leer cuando termina un capítulo o una escena (al menos, yo no puedo dejarlo a medias) y esa partición nos facilita la tarea.

A la vista, siempre cautelosa pero algo más esperanzadora, de la situación actual, ¿qué proyección promocional de índole presencial -en eventos, firmas…- le auguras a tu criatura los meses venideros? ¿Dónde puede encontrarte virtualmente nuestra comunidad lectora para no perderse tus próximos pasos?

Me encantaría poder presentarla y darla a conocer. Y firmarla, por supuesto, a todo aquel que quisiera acudir. Dado que la situación que todos conocemos está mucho mejor, espero que esos encuentros puedan darse en algún momento. Yo estaría muy feliz si así fuese.

Me pueden encontrar muy fácilmente. En Facebook soy Mari Carmen Copete. Y en Twitter e Instagram, @CordeliaPrym.

Mis redes son mi casa, y todos están invitados.

¿Consideras Miasis extrapolable a otras artes como el cine o la pintura?

¡Sí! Jajaja. Imagino que todos los escritores pensamos que nuestras criaturas merecen una adaptación, así que no sé si la respuesta sería demasiado objetiva. Aunque voy a intentarlo. Creo que Miasis quedaría muy bien en el cine, pues cuenta con una historia muy visual aderezada con un poco de body horror que siempre queda espectacular cuando se ve en imágenes. Tiene escenas que quedarían hermosas en una pantalla y un escenario sugerente, patrio, que cautiva. El desierto de Tabernas es muy bonito. Se pueden crear grandes planos en sus barrancos y en sus cárcavas.

Hace poco me dijeron que Miasis también quedaría genial en novela gráfica.

Para terminar: ¿qué mensaje deseas mandar desde Altavoz a quienes tengan interés en leer Miasis? ¿Qué les dices a quienes ya lo hayan hecho y hayan disfrutado de ello? Mucha suerte y mucho éxito.

A los que tengan interés, les diría que le concedieran una oportunidad porque van a gozar de una experiencia en la que van a poder introducirse a través de sus sentidos. Es una novela corta que se lee rápido, lo que, a veces, es un plus. Es cierto que no es una novela para todos los estómagos. Tiene escenas crudas, muy descriptivas. Pero, justo por eso, estoy convencida de que les gustará a quienes disfruten de ese tipo de literatura.

Y a quienes ya hayan leído Miasis, les invitaría a que me escribieran y me contaran sus impresiones, lo que más han gozado, lo que menos. Siempre es un gusto charlar y compartir esos ratitos con mis lectores. Además, me ayuda muchísimo a seguir aprendiendo.

Estoy muy agradecida a Altavoz Cultural por darme la oportunidad de hablar sobre Miasis.

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