
Bienvenida a Altavoz Cultural, admirada Katherine. Antes de comenzar a desgranar tu apasionante trayectoria literaria nos gustaría conocerte mejor más allá de tu faceta como autora: ¿qué intereses, pasiones y placeres configuran tu vida además de aquellos vinculados a la Literatura? ¿Quién es Katherine Vega desde lo no-literario?
En lo no-literario soy una apasionada de la música y me paso la vida en Spotify, en conciertos, bailando en discotecas y hasta me permito el lujo de practicar la danza en una escuela y creer que lo hago medianamente bien. Siempre digo que si tuviera que elegir entre música, cine o literatura, elegiría la música por encima de todo. Irónicamente, nunca he tenido la paciencia de aprender a tocar instrumento alguno y dudo que llegue a hacerlo.
Aparte de eso me dedico a salir con mis amigas, escuchar podcast de crímenes, ir al gimnasio, hacer directos sobre cine, viajar con mi pareja, besar a mis gatas hasta que me aburran… eso sería mi día a día, además de escribir y leer, ¡claro!
¿Qué tres experiencias vitales ligadas a la Literatura dirías que han sido especialmente relevantes para ti?
La primera y que más en shock me dejó fue cuando leí por primera vez A sangre fría cuando era una cría. Siempre he sido una rata de biblioteca y en mi casa pronto acabé con todos los libros adecuados a mi edad, así que me fijé en la colección de clásicos de la literatura que tenían mis padres en el comedor y elegí el clásico de Truman Capote. Sin saberlo, empezaría así mi obsesión por el true crime.
La segunda fue cuando gané mi primer premio literario, que me dio el Ajuntament de Sabadell por un relato. Tenía 16 años y salí a recoger el premio con una camiseta de Manowar, para horror de mi madre.
La tercera está relacionada con una historia que publiqué en Wattpad, Any Way The Wind Blows, que trata sobre Freddie Mercury. A día de hoy acumula más de 270K visualizaciones y sigue. El caso es que una de mis lectoras organizó un viaje a Londres, donde ocurre gran parte de la novela, y se dedicó a visitar todos los sitios que yo nombraba en ella y a subirlo a Instagram. Fue un momento muy emocionante como escritora vivir algo así. Fue entonces cuando me dije: ¿y si te pones en serio a escribir, en serio de verdad?
Vamos primero a la etapa más reciente: ¿Cómo se gesta Music Is My Radar? ¿Cómo ha sido tu experiencia en torno a la antología?

Music Is My Radar nació el verano de 2021. Durante fines de semana solía quedar con mi compañera y amiga Mia Krasset para hacer citas de “escribición”: vaya, que quedamos por las noches para cada una ponerse a escribir lo suyo y lo vamos comentando o dándonos ánimos por WhatsApp. Una noche le dije que no paraba de escuchar Blur, que estaba en un Blurcle del que no podía salir y que tenía muchas ganas de escribir algo ambientado en el Reino Unido de los 90 con la batalla del britpop de fondo. Así nació el primer relato que confomaría Music, que es No Distance Left To Run. Entonces fue cuando dijimos que podríamos ponernos el reto de escribir relatos inspirados por canciones. Y fuimos creando Music.
Fue muy divertido para mí ir jugando con diferentes géneros, pasar de la fantasía oscura a la romántica dependiendo de la canción elegida. Todo un reto.
De una inspiración musical a otra: ¿Cómo fue el proceso creativo de Heartbreak Hotel [véase RESEÑA al final de esta entrevista], tu espectacular novela publicada con Dimensiones Ocultas?
Fue de los más duros, la verdad. Tenía que crear un mundo distópico que tuviera sentido, sin descuidar la trama principal que transcurre dentro del Simulator Hotel y sin olvidarme de la personalidad real de Elvis Presley, que debía encajar con la acción y todo lo demás que envuelve la historia. Hubo momentos de duda, de no saber como seguir, de releer lo escrito y pensar “pero quién coño va a leer esta locura de novela”.
La idea me parecía buena y me lo sigue pareciendo. Escribirla fue otro asunto. Pero al final logré llevarla a buen puerto -creo-, ha recibido críticas positivas y los lectores me han pedido secuela o spin off, incluso. Y eso es una buena señal.
¿Cómo te has sentido en el terreno de la Sci-Fi? ¿Qué parte de tu imaginario habitual se ha adaptado de forma natural y qué nuevos elementos has tenido que incorporar para salvaguardar la credibilidad que exige el género?
Lo bueno de la Sci-Fi, así como la fantasía, es que te da un margen muy amplio para imaginar locuras que no tendrían cabida en otros géneros. Puedes crear tus propias normas, tu propia sociedad y eso da muchísima libertad. Es evidente que en la ciencia ficción el componente científico debe tener su peso y estar bien introducido, esa es la mayor dificultad con la que me he topado. Pero nada que no se solucione con un poco de investigación y documentación.
Mi editor oscuro, Roberto Carrasco, siempre me dice que hago algo muy bien: mezclar el new adult con varios géneros y meter ingredientes que a priori no encajan pero que de alguna manera logro que tengan sentido, como un clon de Elvis metido en un hotel londinense liándose a tiros. Y si lo dice mi editor…
¿Cómo trabajaste el espacio en el que se desarrolla Heartbreak Hotel en cuanto a la distribución y elaboración de sus escenarios?
La acción de Heartbreak Hotel se desarrolla básicamente dentro del Simulator Hotel, un hotel muy peculiar en el que a cambio de dinero pueden crearte un clon de tu famoso favorito y puedes hacer con él lo que quieras, desde pasar una noche romántica a trocearlo en cachitos y comértelo.
Al ubicarse la novela en Londres, tenía muy claro que no quería describir el Simulator Hotel como un edificio futurista. Por eso elegí el edificio Liberty de Londres, que es de estilo Tudor, y le añadí algunas modificaciones para convertirlo en el hotel que tenía en mente. Estudié sus planos, sus plantas y su distribución para describir cómo está organizado el Simulator Hotel y que se acercase lo máximo posible al edificio real y a sus alrededores.
Como curiosidad, debo decir que me reí mucho al verlo aparecer en la nueva película de Cruella y le grité a mi pareja: ¡mira, es el Simulator!
¿Qué rasgos de los personajes principales le destacarías a alguien que no haya leído aún la novela? ¿Cómo fue la creación de Myra, su excelente protagonista?
Lo que más me ha comentado la gente es descubrir la realidad de quién es Elvis. Y es que creo que pocas personas, más allá de sus fans más acérrimos -entre los que me cuento, claro-, conocen la verdadera personalidad de Elvis Presley. Elvis era un tío muy de la broma, de jugar con el público y hacerlo reír, de divertirse y de liarla un poco. También era un hombre que creía en la justicia y en ser generoso con aquellos que no habían tenido tanta suerte como él. Hay cientos de anécdotas suyas en ese sentido y creo que mucha gente no conoce esa faceta suya. Todo eso se ve reflejado en el clon de Elvis de Heartbreak Hotel, desde su lado más gracioso al más altruista. Y liante.
De Noel e Isabella no puedo decir mucho sin hacer spoilers de la novela, me temo. Sobre Leon Parker, el Gran Arquitecto, el antagonista, puedo destacar que no es un malo al uso. Es un científico con sus propios demonios que considera que lo que hace no es una villanía, sino el propio avance de la ciencia y que el mundo debe aprender a vivir con ello.
Crear a Myra, coprotagonista de Heartbreak Hotel junto al clon de Elvis, fue un proceso delicado. Quería una heroína que no fuera precisamente valiente. Myra no lidera revolución alguna, sino que se ve envuelta en ella casi sin querer. Es una mujer derrotada por el sistema y que tiene demasiados problemas como para tener ánimos de luchar contra nada. Está harta de todo, vive en un barrio de mala muerte y apenas llega a fin de mes. Lo último en lo que piensa es en derrotar a una malvada corporación que crea clones para venderlos al mejor postor. Y creo que ese es su rasgo más interesante, que no es una heroína al uso.
¿Qué dirías que es lo mejor de ser escritora en España? ¿Y lo peor? ¿Qué cosas crees que deberían cambiar?
Lo mejor es el gran apoyo que hay entre nosotras. Hay una comunidad muy bonita entre las escritoras y nos damos fuerzas cuando el camino se vuelve complicado. Así sientes que estás un poco menos sola.
Lo peor es saber que por ser una escritora de género se te va a leer menos y se te abrirán menos puertas que a un compañero escritor. Eso es así y es algo que tengo asumido.
El mundo editorial en España apuesta poco por nuevos talentos y es difícil llamar a las puertas de ciertas editoriales, que ni siquiera dan la oportunidad a gente muy válida. Pero al final, esto es un negocio como cualquier otro y hay que aprender a vivir con ello.
¿Cómo logras distribuir tu calidad en tal diversidad de géneros, temáticas y formatos? ¿Qué dirías que te cuesta mantener de esa capacidad camaleónica y cuál es tu verdadera zona de confort, si es que la tienes establecida?
¡Una pregunta para la que no tengo respuesta! No sé si logro distribuir mi calidad en la diversidad de géneros en los que me muevo, eso deberían decirlo aquellos que me leen. Lo único que puedo decir es que como lectora consumo de TODO. Me da igual si es un thriller, romántica, terror, ensayo, histórica. Bebo de todos los géneros y eso creo que me ayuda a sentirme cómoda escribiendo cualquier cosa. No tengo zona de confort, por así decirlo. Me da igual escribir un western que lanzarme a relatar cómo funciona la mente de un asesino en serie.
¿Qué te aporta la edición tradicional que no te aporte la puramente digital y viceversa: qué te ofrecen plataformas como Amazon o sellos como Cherry que no encuentres en sellos editoriales de espíritu clásico? Creemos que tu respuesta puede conciliar dos perspectivas que siempre se han comportado de manera antagónica.
Sinceramente creo que hoy en día ser una autora híbrida entre ambas perspectivas es la opción ideal. Con la edición tradicional llegas a librerías, firmas y eventos culturales que la autoedición difícilmente te aporta. Vamos, que te da un prestigio que al final como autora necesitas sí o sí. Si además caes en manos de editoriales como Dimensiones Ocultas, en las que os tratan super bien a ti y a tu manuscrito, no puedes pedir más. Y una necesita ser mimada de vez en cuando por una buena editorial.
Por otro lado, la autopublicación o trabajar con editoriales como Cherry, que se mueven en Amazon, te da la oportunidad de que tus libros lleguen a todo el planeta, porque la plataforma de Kindle es inmensa. Además, permite que lectores potenciales lleguen a tu libro a través del propio algoritmo de Kindle, te da varias alternativas de promoción, etc. Es muy interesante combinar ambas opciones para llegar a diferentes tipos de lectores: los tradicionales y los digitales.
Regresando a tu estantería de autora: ¿cómo viviste la autopublicación de Algo malvado? ¿Qué valoración haces del recorrido de la obra desde tu posición actual?

Fue muy emocionante lanzar mi primer libro al mundo. ¡Y aterrador! Yo me sentía muy cómoda en Wattpad, donde tenía mi comunidad de lectores y mucha libertad para escribir sin filtros, pero lo de Algo malvado se sintió muy serio de repente. Recuerdo que cuando finalmente el libro apareció disponible para comprar, quise correr a la cama y esconderme bajo el nórdico.
Ahora que el libro lleva ya año y medio publicado, me sigue sorprendiendo porque se continúa vendiendo, leyendo, reseñando y recomendando. Con perspectiva creo que tiene cosas que ahora escribiría de diferente forma, pero es mi bebé turbio y me ha dado muchísimas alegrías y lectores que ahora me siguen en redes sociales y se leen cualquier cosa que publique. La valoración es muy positiva.
¿Qué ventajas y qué inconvenientes experimentas al enfrentarte al formato novela en detrimento del formato relato? ¿Cuál dirías que te resulta más cómodo, respecto de cómo condiciona su extensión, a partir de tu dedicación profesional a la redacción de contenidos?
Como soy una obsesiva de la ambientación y la documentación, siempre voy a preferir la novela porque me permite asentar mejor las bases de una historia. Una novela te deja que los lectores se encariñen y odien mejor a los personajes y puedes envolverlos con la historia poco a poco hasta que queden atrapados.
En cambio, en un relato todo es mucho más concentrado y tienes que convencerlos en muy pocas palabras. Es todo un reto, la verdad. Mi trabajo como redactora de contenidos me ayuda a condensar ideas en pocas frases, y creo que eso ayuda cuando me toca escribir un relato corto. Pero, siendo sincera, prefiero escribir una novela. La disfruto más.
¿Cómo se insertan las redes sociales en tu faceta literaria?
¡Como un dolor de cabeza! Pero como escritora tienes que tener redes sociales, claro. Mi mayor problema fue averiguar cómo quería enfocarlas, si de forma super profesional específica como mandan los manuales de marketing o un poco a lo punkarra. Y siendo como soy, elegí la última opción.
Hablar de tu trabajo y de tus historias en redes sociales está genial, pero la gente también quiere conocer a la persona que las escribe. Por eso en mis redes subo fotos de lo que leo, de la cerveza que me tomo con una amiga, de mis gatas, de algún concierto al que voy, de la música que estoy escuchando, de mis vacaciones. Vamos, de lo que me apetece sin cortarme. Creo que es la mejor forma de que un lector conecte contigo: conocerte más allá de tus letras.
Obviamente esta es mi opinión y mi forma de hacer las cosas, pero hay miles y cada escritora debe encontrar la suya. Lo principal es que te sientas cómoda en tus redes sociales hagas lo que hagas.
¿Qué ingredientes básicos debe tener según tu criterio una novela romántica actual? ¿Qué fue lo más complicado de escribir Perdiendo el camino?

Los tiempos han cambiado y la literatura romántica debe estar a la altura de ello, de las nuevas sensibilidades que vivimos las mujeres en nuestras relaciones personales. Por ello considero que el género de la romántica debe mostrarnos tal cual somos: cada una con nuestros complejos, con nuestras libertades, nuestros fallos y nuestros aciertos. En definitiva: mujeres reales y diversas. Ese es el ingrediente principal.
Como lectora del género, siempre pido una trama mínimamente realista y reducir el drama innecesario. Y no romantizar los comportamientos tóxicos, por favor. Eso me hace dejar un libro al instante, a no ser que esté leyendo dark romance.
Y enlazando con Perdiendo el camino… Escribí esa historia para librarme de mis propios fantasmas. Fui una mujer maltratada física y psicológicamente y quería reflejar eso en una novela romántica en la que la protagonista se va liberando de esa pareja que abusa de ella mientras empieza a conocer otro tipo de amor, uno de verdad. Fue difícil escribir escenas que yo misma había vivido en mis carnes y mostrarlas al mundo, pero pensé que quizá había chicas en mi situación que necesitaban leer una historia así.
¿Qué grado de autobiografismo, sea más o menos directo o indirecto, tiendes a incluir en tus textos?
Depende de la historia, pero intento que lo mínimo posible. Hay escenas que he vivido en mi vida real y que adapto a algunas novelas, claro, es imposible que no sea así. Pero intento que los personajes y sus vivencias sean diferentes a las mías porque creo que eso enriquece mucho más una historia y también sorprende más a un lector que te conoce de tus redes sociales. De todas formas, una escritora bebe de la vida real que la rodea y siempre hay detalles que se cuelan en tus personajes.
¿Cómo son, independientemente, tu rutina lectora y tu rutina creadora? ¿Te alimentas de otras obras -sean literarias, audiovisuales…- durante tus procesos escriturales?
Sigo bastante a rajatabla la norma de Stephen King: lee las mismas horas que le dedicas a escribir. Normalmente son dos o tres horas al día para lectura y escritura.
Algo que hago mínimo una vez a la semana es tumbarme a oscuras en la cama a escuchar música con los cascos, siempre antes de irme a dormir. Me viene genial para vaciar la mente y a la vez llenarla de escenas, dependiendo de la canción que esté escuchando. Es la manera que más diálogos y soluciones a tramas me ha dado. Es un momento sagrado para mí. También consumo muchísimos documentales de todo tipo.
¿Qué consejo le darías a esa autora novel que desea comenzar a dar sus primeros pasos hacia la construcción de su propia carrera literaria?
Que se informe bien de las editoriales a las que quiere enviar sus manuscritos. Hay muchas que van a lo que van y no todo vale. No tengas prisa por recibir un “sí” de cualquier editorial. Hay opciones como la autopublicación. Investiga y sopesa qué camino quieres seguir. Si quieres autopublicar y no sabes por dónde empezar, acude a Blanca de Revenga Ediciones. Una de las mejores profesionales con las que he trabajado y que me guió a la hora de sacar adelante Algo malvado o Music is My Radar. Y lee mucho. No puedes escribir mínimamente bien si antes no eres una gran lectora.
¿Qué proyectos tienes a corto, medio y largo plazo? ¿Dónde puede encontrarte, leerte y seguirte nuestra comunidad?
A corto plazo tengo la publicación de un libro sobre el asesino en serie Jeffrey Dahmer, que formará parte de la saga American Killers junto con Algo malvado. No puedo desvelar título ni fecha de publicación, pero quiero que vea la luz en diciembre de 2022.
Para 2023 espero que salgan dos novelas románticas muy distintas entre sí: una ambientada en el ambiente rockero de los 80 en Los Ángeles y la otra tiene lugar en el Helsinki actual y trata temas tan duros como el suicidio o la violencia vicaria. Ambas novelas están ya terminadas y en proceso de ver en qué editorial terminan apareciendo.
Tengo varios frentes abiertos para escribir durante el 2023, pero me he propuesto terminar un manuscrito que dejé a medias hace años, un western lleno de sangre y venganza que me hace ojitos y que me apetece muchísimo finiquitar.
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Heartbreak Hotel
Katherine Vega
-Dimensiones Ocultas-

Dimensiones Ocultas ha parido una bomba que suena a Elvis y derrocha bendita locura: la culpable se llama Katherine, se apellida Vega y en esta casa ya llevamos tatuada su sangre negra, su tinta, como automáticos fans tras el estallido neuronal que nos ha causado Heartbreak Hotel.
El dominio de la figura del mito de Tupelo sobrepasa con mucho el fanatismo musical que nos acostumbra al cansino recitado de la discografía completa del artista para ofrecernos un maravilloso acercamiento a la persona, al atractivo ser humano tras el personaje mediático. La autora nos regala un conocimiento extraordinario del modus vivendi del genio del rock con vistas a dibujar un coprotagonista mucho más auténtico, creíble, sólido, que nos seduce de manera natural.
Vega tiene muchas virtudes como escritora, pero quizás la más notable, tras realizar un somero recorrido por sus diferentes obras, sea la de atesorar identidad propia. Heartbreak Hotel es aguda, valiente, oscura cuando debe, satírica, asquerosamente entretenida y sobresaliente en términos técnicos.
Su pluma imprime el sello del humor y la refrescante acción a un escenario espectacularmente diseñado. Katherine Vega escribe con los ojos. Sus espacios, muy especialmente, pero no exclusivamente ese Simulator Hotel, y su configuración visual impactan como un martillo en la retina de nuestro paladar.
El vértigo bien desatado es otro de los bombones del menú: leemos con la sensación de viajar escuchando en bucle A Little Less Conversation, por aquello de no detener jamás la sucesión de eventos relevantes, significativos respecto del argumento y suculentos al desplegarse sobre el papel. Disfrutamos de esa fluidez cabalgando por un ingente cómputo de capítulos introducidos por letras de canciones de Presley, encabezados que por supuesto no responden al azar ni al capricho y agitan como banderas personalizadas las particulares subtemáticas o emociones que habitan cada pasaje.
Tal fluidez le debe parte de su éxito a unos diálogos cargados de ingenio por boca de unos personajes redondos, tan bien forjados como el hábitat en el que se mueven. Todos los integrantes de la trama mantienen un nivel de encanto suficiente y notable en sus momentos más álgidos.
No esperéis una novela elviscentrista en la que solo destaca el principal reclamo publicitario y se desinfla con un séquito lamentable que no tiene fuerza ni para conservar un mínimo de dignidad -ay, cuántas películas formadas así, pero cuántas novelas también, eh. ¡Eh!-. Sin ir más lejos, Myra, la gran coprotagonista, no solo está a la altura de la imagen de Elvis, sino que esquiva su voraz sombra para arrebatarle en buena medida la ovación.
Myra posee una virtud por encima de todas: es una heroína pasiva creada desde un aplastante sentido de “normalidad”, esto es, desde un molde absurdamente común, accesible, ajeno al idealismo y sus peligrosas pretensiones. Podría ser tu amiga, tu vecina, tu hermana.
El desarrollo del personaje es una delicia en términos de complejidad, desglose emocional, experimentación situacional con sus principios, valores y rasgos más inherentes. Si bien el resto del elenco merece su cuota de reconocimiento -no resulta nada sencillo proponer un número considerable de personajes con un peso determinado y que no haya irregularidades en el gráfico grupal-, debemos señalarla a ella como el más rico descubrimiento de Heartbreak Hotel -y reservamos un aplauso enorme para ese brillante planteamiento corporativista que atañe a la entidad colectiva como monstruo de mayor dimensión, perspectiva del mal que nos provoca un gusto muy concreto a nuestros ojos-.
La mezcla de horror, erotismo, pasión y aventura entronca maravillosamente con un universo londinense creado para no parar de mutar, estirarse, habilitar recursos y guiños increíbles gracias al fuerte componente de la Ciencia Ficción -nos cuesta, desde luego, reducir la catalogación de la novela al “género de Ciencia Ficción”, por ello preferimos hablar de componente mayoritario en proporción respecto de otros tantos, pero igualmente comprendemos la facilidad para seleccionarlo como opción preferida para lecturas alternativas basadas en un primer sabor reconocible-.
El trabajo de Vega es sublime en este sentido: demuestra un generoso repertorio de referencias, trucos y fotografías procedentes del imaginario de la Sci-Fi de primer orden, así como otros híbridos entre la digestión de la influencia -notamos mucho cine, mucha literatura, mucha música- y la cosecha propia, con algunas vueltas de tuerca muy disfrutables.
Dimensiones Ocultas ha despegado con una potencia impresionante, con una capacidad brutal para generar rápidamente un ejército de fieles amantes de su catálogo. Su contundente identidad casa sin esfuerzo con una propuesta camaleónica en la que hallamos tantísimos géneros, tantísimas voces poderosas y tantísima literatura de calidad que sabemos que siempre vamos a encontrar en su sello un tesoro con nuestro nombre tatuado, esperando nuestra lectura. Heartbreak Hotel es una fascinante exhibición que confirma cada una de nuestras palabras. Felicidades, Katherine y Roberto. Muchas gracias por manchar de gomina y estrellas la estantería.
Altavoz Cultural