Gemma Solsona y Nerea Pallares

-Un coloquio de InLimbo y Altavoz Cultural-

Diciembre 2022

¿Cómo recibís vuestra invitación a participar en esta colección de cuentos ominosos en torno al elemento folclórico? ¿Qué ha sido lo que más os ha satisfecho de esta experiencia y qué ha sido lo que os ha resultado más difícil de afrontar a nivel creativo de cara a vuestros relatos?

Gemma Solsona: Tuve la suerte de estar presente en el momento en el que la musa “asaltó” a María Zaragoza en el festival literario Golem, en Valencia. Fue en una charla, creo que hablando de diversas antologías y los temas que las inspiran. Ahí surgió la chispa: ¿por qué no hacer una antología sobre la copla y el cuplé? Y como en aquella mesa también estaba Ana Martínez Castillo… pues se hizo la magia. Ya que estábamos en la ciudad que había visto nacer a doña Concha Piquer, desde el primer instante pensé que, si se ponía en marcha, si contaban conmigo como autora, la Piquer sería el motor de mi relato. Bueno, ella y uno de sus famosos baúles, porque ¡qué de secretos y oscuridades pueden ocultarse dentro! Así que, cuando recibí el bellísimo sobre negro envuelto en un lazo rojo que anunciaba la antología, con la carta manuscrita de InLimbo invitándome a hacer mi relato y además sobre la Piquer… fue un sueño cumplido. Profundizar en su biografía, figura y escuchar de nuevo sus canciones (cada una de ellas bien vale una historia y prometo que mientras escribía fueron mi banda sonora) ha sido la parte más satisfactoria, creo. ¡Podría hacer más de un relato sobre ella! Algún día, quizá. Y lo más complicado ha sido, precisamente, discriminar, seleccionar lo que me interesaba para mi historia de cara a conseguir un relato nuevo que “respirara” copla y Piquer.

Nerea Pallares: Me encantó la propuesta desde el principio y la recibí como una idea muy original, pero, al mismo tiempo, también muy lógica: de repente me di cuenta de que tenía todo el sentido explorar el lado perverso de las folclóricas y su forma de expresar una realidad incómoda. Y esta invitación, además de permitirme profundizar en la historia personal y el sentido que le daban al arte mujeres muy potentes, me llevó a preguntarme qué es para mí lo folclórico.

Como gallega, la expresión de nuestro folclore dista mucho de la copla y el cuplé y encontrar un lugar desde el que sentirlas próximas fue quizás el mayor reto de este encargo. Pero enseguida encontré desde dónde: en su capacidad subversiva y su dimensión ritual. Entonces vi claro que la fusión de la copla y el vogue era el imaginario en el que quería situar mi relato. Y trayéndome al presente a Marifé de Triana nació Marifé La Santa Negra, coplista queer y nigromante.

¿Qué lugar ocupa en vuestras vidas el elemento folclórico y qué posibilidades literarias inquietantes le otorgáis como lectoras y creadoras?

GS: De pequeña, muy pequeña, veía, con mi madre, los ciclos de películas de Imperio Argentina, Lola Flores… Y, como con el tiempo queda la emoción más que la noción, lo que recuerdo es el sentimiento de embeleso que se despertaba en mí ante aquellas películas que no comprendía del todo. Me atraían, sin ser consciente, la fatalidad de algunas de sus historias, la pasión que destilaban aquellas mujeres en blanco y negro, su “duende”… aunque en aquella época no sabía ni que podía llamarse así a esa especie de hechizo. Eso se quedó conmigo y ahora, de adulta, lo refuerzo, supongo, escuchando su música. Sobre todo, después de haber hecho esta antología donde he redescubierto el poder de estas letras de copla que cuentan historias tan terribles y hermosas. Y, si nos centramos en la Piquer y en algunas de sus canciones, como La niña de la puerta oscura o Tatuaje (a las que les di una y varias vueltas para escribir mi relato) estoy convencida de que pueden dar mucho juego a la hora de crear tramas de aire inquietante. Sin duda… volveré a ellas.

NP: Para mí lo folclórico es celebrar una forma de rebelarse. Como acto popular y colectivo y con una propuesta estética rotunda que va renovando sus imaginarios y sus expresiones (la escena ballroom en la que ubico mi relato es un ejemplo de ello). Y en cuanto a las posibilidades literarias, creo que el folk horror, desde el cine y la literatura, ya mostró cómo en fusión con lo inquietante, el elemento folclórico hace estallar una fuerza visceral, un miedo primitivo.

¿Qué cualidades más poderosas destacáis de esas figuras que tan bien representan el arte y la estética de lo folclórico-popular? ¿Quiénes son, para vosotras, hoy en día las más dignas herederas de esa distinción innata?

GS: ¿Quizá la pasión? A cada una de las artistas que dan vida a “Pena negra” se les puede definir desde esta perspectiva. Pero también por su capacidad de innovar, la libertad, la valentía de saltarse las normas… Ah, y por la unión de varias artes en una sola persona. En este sentido, me parece que, muchas veces, la copla, además de ser cantada o bailada es, sobre todo, “interpretada” ya que cuando ves algunas de las actuaciones de aquellas grandes artistas “sientes” y “vibras” con ellas, incluso a través de la pantalla y tantos años después. Supongo que, salvando todas las distancias, como pionera e innovadora actual, podría mencionarse a Rosalía, por ejemplo. No obstante, el contexto es tan diferente que las nuevas artistas que triunfan y las que estén por llegar tienen/tendrán su propio lenguaje y forma. La verdad es que me resulta difícil compararlas…

NP: Las reinas del folclore tienen un pie en la calle y otro siempre un pasito por delante que avanza qué viene: saben darle voz a una forma compartida de sentir y ser al mismo tiempo visionarias. Rosalía es una muy digna heredera, digan lo que digan.

¿Qué relato integrado en Pena negra os ha impresionado, por el motivo que fuere, de manera especialmente notable? Aceptamos como máximo una horquilla de dos, debéis confesar, por favor.

GS: Uy, eso es muy complicado, ¿os diría que los diez son un diez? Pero entiendo que queréis que sea más concreta. A ver, puedo dejarme llevar por mis filias, eso sí. Como ya os comenté que la figura de Imperio Argentina me recuerda a la infancia, a esos ciclos de películas que hacían una y cien veces y que veía con mi madre… pues me decidiría por el relato que la homenajea, que es el de Ariadna Castellarnau: “La sustracción”. El estilo de Ariadna me fascina, además de su manera de tratar, también, uno de mis temas favoritos: la infancia y la familia (su “La oscuridad es un lugar” es una antología que hay que leer). El relato que ha escrito para “Pena negra” cumple con todas mis expectativas en este sentido. Y, además, tiene cierto toque a cuento de hadas oscuro (aparecen citados varios cuentos en el relato, además), a brujas y, ay, aparece un desván… ¿Qué más se puede pedir?

NP: Me quedo con los espejos-limbo que proponen Eva Díaz Riobello en La que no nació y su brillante exploración de “La Otra” y Mado Martínez y su hada vudú de la canción en el Príncipe Carnaval.

Pregunta a Gemma Solsona: Nos tienes muy malacostumbrados a una imaginería fantasmagórica-espiritista que nos fascina. El espectro, la silueta, esa forma sugerida como horrenda pero no detectada fehacientemente por los sentidos alcanza en tu relato «Eso vino en un barco» una dimensión magistral, tanto como para poder llamarse «Eso» como máximo rasgo identificativo. ¿Cómo ha sido para ti crear todo el mundo que contiene el texto teniendo en cuenta la gran «ausencia» de la que se alimenta el principal terror, la principal amenaza, a modo de foco absorbente?

Respuesta: Un juego muy pero que muy interesante. Aunque me fascina la oscuridad, me gusta pensar que soy “cortazariana” en la escritura, bastante “cronopia”. Por eso intento disfrutar de cada relato, experimentar con las voces, con el formato… pese a que los temas sean los mismos, ya que al final siempre giran en torno a mis filias (y quizá, algunos, alrededor de las fobias). Crear la inquietud en torno a algo que está latente en la historia, que de alguna forma va in crescendo y de lo que se dan indicios (intentando no ser nunca del todo explícita) ha sido uno de los retos al escribir “Eso que vino en un barco”, pero también algo con lo que he disfrutado muchísimo. En el fondo, la imaginación es el peor de los monstruos, así que siempre hay que dejar espacio para que los lectores “imaginen” más allá de las palabras, ¿no?

Pregunta a Nerea Pallares: Eres una experta escritora espacial. Los escenarios en los que se desarrolla la acción son propiamente, al menos, co-protagonistas en muchos de tus textos. En «La Casa de LaSanta» observamos otra demostración de cómo la extraña belleza impregna hasta el extremo las estancias que habitan tus personajes. En este caso concreto, en cuanto a su proceso creativo, ¿contaste primero con el desarrollo de la gran protagonista de la historia y dejaste que fluyera su alma por el espacio que necesitabas describir o conceptualizaste en primer lugar el entorno y ello te ayudó a dibujar a esa portentosa protagonista, manchada inevitablemente por sus propias coordenadas, tan coloridas, excesivas, puramente atractivas?

Respuesta: Fueron dos cuestiones que se desarrollaron en paralelo, escenario y personaje. La escena ballroom tiene una estética muy rica, insólita y exuberante que a mí particularmente me fascina y me vuela la cabeza (y quería que el lector pudiese acceder a ese espacio desde el inicio del relato; para mí la literatura debe tener siempre textura), pero no la podemos desligar de su dimensión política y su vocación subversiva, lógicamente. Por eso, el personaje de Marifé La Santa Negra, que encarna la fusión de copla y vogue y que al cantar vuelve del color de la ceniza la piel de los puteros, los censores y los violentos, no podría moverse en otro escenario.

Pregunta Nerea a Gemma: «Nos propones un relato atravesado por un deseo ambivalente, a «eso» que se anhela y al mismo tiempo se teme. ¿Dirías que es así cómo el deseo ha marcado la biografía de muchas folclóricas? ¿Sirve este relato de homenaje a la pulsión -y la pasión- de las que estuvieron siempre dispuestas a llegar al final de los asuntos?»

Respuesta: No sé… Supongo que forma parte de la condición humana, desear. Y, muchas veces, desear aquello que tememos o aquello que seguramente no es lo más beneficioso para nosotros. Pero lo que sí me parece que marca la vida de muchas folclóricas es la paradoja. Por ejemplo: algunas rompieron moldes, pero fueron usadas como propaganda de un régimen que pregonaba justo lo contrario. Ahí está la paradoja. Y sobre lo de la pulsión/pasión que te lleva hasta al final… Quizá puede haber algo en esa joven protagonista de mi relato que quiere saber qué le ocurrió realmente a su madre. Pero pienso que ahí, más que deseo, existe también una fuerza (llamémosle así) que aparece en la letra de muchas coplas: el destino. Mi intención era impregnar de fatalidad el texto, expresar la imposibilidad de escapar de la suerte que te deparan los hados, la obligación de llegar a ese final “de los asuntos” del que es imposible huir si así está escrito (en una copla o en un relato…).

Pregunta Gemma a Nerea: «¿Qué tiene de Marifé de Triana la otra Marifé, la Santa Negra? ¿Qué parte, historia, anécdota de Marifé te inspiró para crear la historia de la Santa Negra?”

Respuesta: Marifé la Santa Negra hereda la dimensión performática de Marifé de Triana (es también una actriz de la copla que sabe darle a cada canción el personaje que le pide) y la dimensión mística. En el relato se cuenta que de la misma forma que cuando Marifé de Triana actuó en el Teatro La Latina y el canto ya no fue suyo más, sino que pasó a ser cosa de Dios (pues ella misma le contó a Rappel en una entrevista que ese día vio la cara de Cristo en la primera fila del teatro), Marifé la Santa Negra, frente a todo el auditorio del Colegio Cristo Rey, con su canto vuelve de purpurina el manto de la Virgen del Carmen, quien será a partir de entonces señora de todos los ballrooms.

¿Cómo pensáis que puede actuar este título sobre la labor editorial de InLimbo en términos de impacto de cara al panorama literario? ¿Qué virtudes le atribuís a Pena negra respecto de la comunidad lectora habitual del género más inquietante y, por otra parte, respecto de quienes no suelen consumir este tipo de obras y se topan con una posible introducción a ese mundo en este volumen?

GS: Me parece que se complementa de forma perfecta con el abanico de obras de InLimbo, que poco a poco está creando un catálogo de lo inquietante que es imprescindible en las bibliotecas de quienes adoramos este tipo de literatura, la literatura “del desasosiego”. Pienso que quizá “Pena negra” puede “redescubrir” la oscuridad que se oculta en algunas letras de copla a lectores que a lo mejor las asociaban con algo demodé, demasiado clásico. Y me parece que no será la única antología en este sentido. Hay que reivindicar a estas artistas de la copla y el cuplé, su influencia en múltiples disciplinas. Y, sobre todo, recordar su hechizo y su duende y la valentía que llevó a muchas a romper moldes en una época tan difícil para todo tipo de libertades.

NP: Creo que es una propuesta muy fresca, que renueva imaginarios y explora las virtudes de lo inquietante en una alianza insólita con lo folclórico que puede gustar a todo tipo de lectores. Y además es una antología en la que quienes participamos en ella nos hemos divertido escribiendo. Y creo que eso se hace notar en el resultado.

2 comentarios sobre “Pena negra: coloquio entre autoras

  1. Si se unen mujeres como éstas… y piensan así, no puedo recoger los puntos suspensivos, tengo que cantar y bailar sus relatos.
    ¡Enhorabuena por las entrevistas!
    ¡Geniales las preguntas y las respuestas!

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