Laura G. W. Messer y Emilio N. Baena
¿Cómo recibís la noticia de vuestra inclusión en la antología Mentes Brillantes y Oscuras (Hela Ediciones) y qué primera impresión os causó el conjunto? ¿Con qué tres palabras describiríais la obra resultante?
Laura G. W. Messer: La verdad es que al principio me costó creérmelo porque fui muy mal con la preparación del relato, se me echó el tiempo encima, solo pude darle tres repasos y no tuve tiempo de tener betas. Lo pasé genial escribiendo porque me lo tomé como un experimento para jugar con distintos narradores, pero el terror no es el género al que más atención le dedico y esta era solo la segunda vez que escribía un relato de este tipo.
Ver caras conocidas entre mis compañeros seleccionados fue toda una alegría (especialmente Aroa, que es la segunda vez que coincidimos en una antología) y el conocer a gente nueva, una maravilla. También me encantó ver que muchos de los seleccionados somos también científicos de formación, y eso le da un toque muy especial a todo. Creo que ha quedado una antología muy curiosa, equilibrada y con distintos puntos de vista y géneros.
Tres palabras para describir la antología: terrorífica, oscura y brillante.
Emilio N. Baena: Fue toda una sorpresa, sobre todo porque supone mi estreno en una antología de este tipo, y debo decir que la experiencia está siendo extraordinaria. En cuanto a las historias, creo que se ha conseguido un conjunto muy equilibrado, con una diversidad de estilos y temáticas que logran que la lectura del libro se haga amena y entretenida.
En tres palabras: esmero por los detalles, muchos científicos y consecuencialismo.
¿En qué puntos consideráis que pueden tocarse la Ciencia y la Oscuridad como elementos narrativos? En pleno siglo XXI, ¿qué invención científica odiáis y cuál os produce terror?
LGWM: Para mí es obvio que el punto común de la ciencia y la oscuridad lo pone el ser humano. La ciencia no es más que una herramienta más de nuestro haber para facilitarnos la vida y satisfacer nuestras ansias de conocimiento por lo que nos rodea. Y como todas las herramientas, no es buena ni mala por sí sola, sino que la diferencia la ponemos nosotros. Nadie diría que los martillos son malos solo porque alguien haya usado uno para abrirle la cabeza al vecino que se le meaba en el jardín y le tenía ya hasta las narices. Por supuesto que la ciencia puede usarse con un objetivo oscuro en mente, pero nunca será culpa suya, sino nuestra. Y esto puede que sea por voluntad propia o por desconocimiento; esto último es muy común y, como suele decirse, «el camino al infierno está pavimentado de buenas intenciones».
En pleno siglo XXI, no diría que haya ninguna invención científica que odie. Todas tienen sus circunstancias y, sea cual sea, es un paso más hacia la comprensión o la invención de algo nuevo. Sí que hay algo que se está desarrollando y, que por ahora, mi opinión sobre esto es muy mala y me aterra las consecuencias que puede tener si algo sale mal: las megaconstelaciones de satélites (como el Starlink de Elon Musk).
ENB: En este mundo todo tiene su contrapartida (bien-mal, ying-yang, salud y enfermedad…), y la ciencia no es una excepción. Avances y tecnologías concebidas para usarse para el bien común pueden igualmente retorcerse y servir para todo lo contrario, por lo que creo que la ciencia es un campo propicio para dejar volar nuestro lado más oscuro.
Odiar lo que se dice odiar creo que ninguna, pero sí que me dan ciertos reparos los usos poco éticos que se puedan dar a la ingeniería genética o la inteligencia artificial.
¿Qué tres cosas que hayáis aprendido leyendo Mentes Brillantes y Oscuras queréis mencionar? ¿Qué creéis que puede aportar esta antología a los diferentes autores que se acerquen a sus páginas?
LGWM: No deja de fascinarme como partiendo de la misma temática y, en este caso, un género literario concreto, pueden salir tantas historias tan distintas entre sí y con puntos conectados. Para mí, que soy una novata en el terror, me ha servido para aprender sobre las atmósferas, la psicología de los personajes y el ir dejando esos pequeños detalles que te ponen alerta desde el principio, pero solo encajan al final (el relato de Miguel Huertas Maestro, La voluntad de los muertos, es un ejemplo excelente de esto último).
Estoy segura de que tanto autores como lectores que se sumerjan en esta antología sacarán algo que les guste; hay muchas historias diferentes y muchas aproximaciones a la ciencia. Para aquellos que no son de la rama científica, seguro que encuentran muchos detalles curiosos.
ENB: Tras leer el libro destacaría, sobre todo, la variedad de puntos de vista posibles para narrar una buena historia de terror, y por otro lado me ha servido para confirmar mi creencia de que es posible contar buenas historias en poco espacio. El tercer aspecto que querría comentar es que este libro es un ejemplo de que un grupo de escritores, junto a un buen trabajo editorial, pueden lograr algo muy bueno trabajando juntos como compañeros de viaje, lejos de ciertas rivalidades y envidias que se ven de vez en cuando por ahí.
Respecto a la segunda pregunta, como ya mencioné antes, lo más destacable en mi opinión es la variedad de planteamientos y puntos de vista que van a encontrar en los diez relatos. Hay historias más especulativas, otras menos, otras donde prima más el terror…
¿Dónde situáis, como lectores y como autores, el límite, la línea divisoria entre los géneros de Ciencia Ficción y Fantasía?
LGWM: Aunque no soy una persona a la que le guste trazar límites, tanto como lectora como autora pongo la línea divisoria en lo posible y lo imposible. Lo que podría llegar a ser posible, ya sea por temas sociales, evolución científica o lo que sea, para mí es ciencia ficción. Si es imposible, con temas más mágicos, mitológicos, etc. lo englobo en el maravilloso mundo de la fantasía. Sí que es verdad que en los últimos años se ve una tendencia a justificar y dotar a la magia de unas reglas que casi parecen científicas, y eso es algo que a mí me gusta mucho porque crea esa región gris de la “fantaciencia”, que me parece un género literario con muchísimo potencial.
ENB: Yo veo la ciencia-ficción y la fantasía como géneros primos hermanos, dos enfoques distintos para llevarnos a mundos lejanos, pero que en su esencia parten de premisas similares. Quizá sí podamos considerar a la ciencia-ficción “dura” como algo más alejado de la fantasía, pero en todo caso en ambos estilos la imaginación del autor es una de las piezas clave para desarrollar buenas historias.
Laura, ¿qué características técnicas y/o de estilo y qué rincones de tu imaginario podemos encontrar en tu relato, Susurro vegetal, desde un prisma generalista de tu escritura e identidad como autora? ¿Qué has incorporado originalmente en ambos sentidos, el narrativo y el inspirador, para la realización de este texto?
Respuesta: Me gusta mucho el juego que da alternar líneas temporales para observar una acción y sus consecuencias, y he aprovechado este juego en el relato. En esta ocasión, además, lo he mezclado con dos narradores distintos: una de las protagonistas en primera persona y la otra en segunda. Un narrador en segunda persona no suele ser común salvo en textos experimentales y creo que al género del terror le da un toque para involucrar aún más al lector en la atmósfera creada. Mi estilo creo que he conseguido mantenerlo a pesar de que me haya acercado a un género que no es mi predilecto. Me gusta generar ambientaciones y tener personajes con ambiciones y miedos.
En Susurro vegetal, todos los personajes son mujeres científicas, predocs, ya que quería mostrar una parte de la ciencia actual. Por el límite de palabras y la temática no he podido quejarme lo suficiente de la precaria situación de los que nos dedicamos a la ciencia en España, pero me habría gustado entrar un poco más a fondo.
Emilio, ¿qué labor de investigación y documentación hay detrás de la confección de los personajes de tu relato, Mentes brillantes? ¿Cuánto autobiografismo desprende el texto en cuanto a ti, a tus intereses y tus inquietudes?
Respuesta: Inicialmente me basé en mi experiencia profesional y en noticias de nuevos avances que había leído en los últimos meses, pero tuve que dedicar un tiempo a poner todo junto y limar inconsistencias, hasta conseguir una buena base que sirviera como soporte para desarrollar la trama alrededor del dilema que plantea uno de los personajes y que, reconozco, es un reflejo de mis propios pensamientos. A partir de ahí me puse mi traje de brújula y dejé volar mi mente especulativa.
Pregunta Emilio a Laura: «¿Hasta qué punto usas tu experiencia como esgrimista a la hora de narrar combates en tus historias?»
Respuesta: No miento cuando digo que empezar con la esgrima histórica ha cambiado toda mi forma de escribir. Antes no le daba importancia a los combates y duelos que leía, y mucho menos a los que escribía. Supongo que es una deformación profesional, como quien es corrector de textos y se corrige a sí mismo. Cuando conoces las dinámicas de una pelea, el miedo que se pasa con un arma en las manos (aunque sean espadas sin filo, si te llevas un golpe, duelen), lo que cansa, etc. es inevitable cambiar tu forma de pensar. También la personalidad y parte de la vida de los personajes puede verse reflejada en un duelo. No peleará igual una persona que lleva años entrenando que otra que es la primera vez que coge una espada, una lanza o lo que sea. Igual que una persona menuda no pelea igual que una grande, o yo misma contra un señor que me doble en tamaño y peso. En mi caso, sé que no voy a poder ejercer más fuerza bruta que la mayoría de mis oponentes, pero es que si la fuerza lo fuera todo, no existiría la técnica.

Pregunta Laura a Emilio: «Tienes un blog en el que publicas tus relatos de ciencia ficción y terror. La ciencia ficción es posible que te atraiga por tu parte profesional como ingeniero, pero ¿qué es lo que te lleva a escribir terror? ¿Es un género que consumías como lector antes de hacerlo tuyo como escritor?»
Respuesta: La verdad es que nunca me he sentado a pensar fríamente en ello. Creo que no me equivoco si afirmo que el terror siempre ha formado parte de mi vida, incluso siendo muy pequeño. Como anécdota, recuerdo asomarme por las noches desde mi habitación para ver películas como el Drácula de Béla Lugosi o la adaptación de Salem’s Lot de Stephen King. Aquello me provocaba pasar noches sin poder pegar ojo o durmiendo en la cama de mis padres, pero aun así merecía la pena. Luego ya con el paso de los años me fui adentrando en el género tanto de la mano del cine como de la literatura.

¿Cuáles son vuestros proyectos literarios a corto, medio y largo plazo?
LGWM: A corto plazo tengo que continuar con el proyecto que comencé para el NaNoWriMo2020, la precuela del relato que publiqué con Ediciones Freya en Katana: una antología samurái, «Acero» y que mezcla ciencia ficción con una ambientación japonesa. También trabajar en la segunda y tercera parte de Las guerras de la alianza, que saldrán en marzo y octubre de 2021, también de la mano de Ediciones Freya. Más a medio y largo plazo trabajaré en los proyectos que tengo pensados por el momento: una saga de fantasía épica con mundos paralelos, dragones, brujas, reinas malvadas y luchas de dioses; y también una historia autoconclusiva de fantasía oscura de la que poco puedo contar por ahora (porque tampoco sé casi nada todavía).
ENB: En estos momentos tengo una novela corta en manos de lectores beta (aprovecho para mandarles un saludo a Aurora e Iván, y darles las gracias por su ayuda). En este proyecto he dejado un poco de lado mis temáticas habituales y se trata de un thriller con toques de novela negra que espero que vea la luz el año que viene.
Más a medio/largo plazo tengo entre manos el borrador de una novela de ciencia ficción que empecé a escribir en el nano de 2018, y que espero terminar de revisar a lo largo del 2021, junto a un par de ideas que espero ir asentando poco a poco y convertirlas en relatos o, por qué no, en nuevas novelas. Soy principalmente un escritor brújula, así que a priori no me planteo si una historia será relato o algo más, dejo que la trama se desarrolle y me lleve a donde tenga que llevarme.