Ana Torres
-ediciones en el mar-

Si los bebés cambian de color es una novela magnífica que trata de dos madres que tienen sus hijos el mismo día y viven una situación peculiar, cuando menos… .Por ello escribir sobre maternidad es necesario. Porque nuestras dos protagonistas nos cuentan dos puntos de vista sobre cómo puede cambiar la vida de una mujer al convertirse en madre, sobre cómo vivir la maternidad, y sobre cómo pueden cambiarse los papeles en un instante.
De hecho, es dulce, es natural, no hay nada impuesto y puedes llegar a sentirte como ambas protagonistas. Yendo más allá, creemos que el final puede dejarte con el corazón un poco encogido, porque es carnal y sufrido, pero no hay final feliz para ambas, lo que, por otro lado, no deja de ser un fiel reflejo de la vida.
Así que dejad espacio para esta historia, para adentraros en la realidad de dos protagonistas y en sus sentimientos. También dadle ese espacio a su autora, que se merece que la gente conozca su pluma.
Rut Alameda, directora de Altavoz Cultural
CUATRO PREGUNTAS A ANA TORRES

Bienvenida, querida Ana, a Altavoz Cultural. En primer lugar nos gustaría conocer de dónde y cómo nace Si los bebés cambian de color respecto de ese primer estímulo que te lleva a plantearte el desarrollo de la historia.
Muchas gracias por la generosidad de brindarme un espacio y por el apoyo a la editorial ediciones en el mar.
La maternidad es un tema que ronda mi cabeza constantemente. Comencé a escribir cuentos relacionados con el tema en un taller de cuento y a mediados del 2020 me surgió la inquietud de intentar escribir un texto más largo que un cuento. Ni siquiera me atrevía a llamarlo novela. Tenía varias ideas anotadas pero después de ver un video de un caso en YouTube, donde unas madres viven un conflicto parecido, pensé que esa sería una historia que a mí me gustaría escribir. Comencé a investigar más casos reales en México y a imaginar lo que sintieron esas madres. La intención por la que comencé a escribir la novela fue la de demostrarme que podía escribir un texto largo. Buscaba aprender. Mi maestro del taller fue revisando los avances de la novela y al terminarla él me animó a buscar la publicación.
¿Qué obras y referentes dirías que han influenciado de algún modo tu forma de abordar el tema de la maternidad y el estilo narrativo en que lo haces en la novela? ¿Qué es lo que te ha resultado más difícil?
Leí varios libros que me ayudaron mucho. Línia nigra de Jazmina Barrera, Casas Vacías de Brenda Navarro, No mamá no de Verity Bargate, Los pequeños de Marion Bayolle y Madres Arrepentidas de Orna Donath, este último lo leí cuando ya había terminado el primer borrador y me ayudó mucho para entender a uno de mis personajes, la mamá de Vanesa.
Lo que me resultó más difícil fue encontrar el tiempo para escribir. Como la intención al escribir este libro era la de aprender, no tenía expectativas, quizá la única era la de terminar el proyecto. Escribí el libro durante la pandemia con dos niños en casa. Tuve mucha disciplina y escribí a diario, la mayoría de las veces desde mi teléfono, porque mis hijos tomaban sus clases en línea y ocupaban la computadora. Al terminar la escritura vino otro momento difícil que fue la edición. Me cuesta mucho releerme. Me da vergüenza y siento como que me desconozco. Todo lo que me parecían buenas ideas se vuelven pésimas con la relectura.
¿Cómo dirías que han ido introduciéndose conceptos como el de «apego» en las conversaciones sobre relaciones intrafamiliares y, especialmente, maternofiliales? ¿Crees que se trata de una tendencia o que el lenguaje nos sirve para identificar realidades de manera más precisa, más exacta?
Creo que la introducción de estos conceptos se debe a las necesidades. Para mí un punto de quiebre fue la pandemia. De pronto sentí que la vida de mi esposo siguió igual y la mía cambió drásticamente. Él siguió yendo a trabajar y yo me quedé en casa con dos niños que tomaban clases virtuales. En México los niños no volvieron a clases presenciales hasta julio del 2021. Con la pandemia pensé por primera vez que la maternidad era injusta. Lo que me hizo ver esta realidad además de la situación fueron las lecturas. Leer que otras mujeres escribían sobre sus maternidades fue una revelación. También creo que tendencia y necesidad van de la mano y que quizá algunos sectores se aprovechen de esto para vender. Mientras más mujeres puedan expresarse o verse reflejadas en estas relaciones será benéfico.
¿Qué supone para ti ver tu obra publicada en el catálogo de ediciones en el mar?, ¿cómo has vivido el proceso de producción? ¿Qué consideras que le aporta tu texto a quienes quieran introducirse en la diversidad de realidades que ofrece el ámbito de la mujer como madre? ¿Qué crees que le aporta a quien ya haya realizado ciertas lecturas y conozca bastante sobre ello?
Ver el libro físicamente es increíble. Suelo tocar el libro, palparlo. Me cuesta entender que una idea se volvió material. Me parece casi milagroso todo lo que tuvo que pasar para que el libro exista. Para que se haya vuelto real. Además creo que tuve mucha suerte de llegar a ediciones en el mar. Admiro a Lara. Trabajar con ella es aprender todo el tiempo. La edición que hizo del libro es un regalo que me siento muy honrada de tener. Me ha ayudado mucho también con creer en el libro. Tenía tantas dudas acerca de mi trabajo y Lara siempre estuvo ahí. La producción del libro fue muy tranquila. Lara es súper respetuosa con las obras y confío plenamente en sus decisiones así que fue muy sencillo. Uno de los momentos más bonitos fue cuando me mostró la portada que trabajó junto a la ilustradora @azulespacial.
Sinceramente yo no quise dar ningún mensaje, ni abrir diálogos. Sólo quise aprender a contar una historia. Pero a partir de la publicación sin quererlo se han abierto los diálogos. Me han llegado comentarios de las lectoras y a veces me es difícil manejarlos. Algunas experiencias que me comparten son muy duras. Pienso que quizá uno de los problemas a resolver sea que estos temas dejen de ser tabúes y puedan hablarse. Dejar de creer que la maternidad es un cuento de hadas donde todo es hermoso. Dejar de creer que la crianza es responsabilidad únicamente de las madres. Dejar de creer que las madres son diosas porque son personas. Un comentario que me gustó mucho porque vino de un hombre no padre fue: Me ha parecido una visión triste de la maternidad.
Yo no creo que mi libro aporte nada nuevo al tema, porque afortunadamente muchas mujeres han hecho un excelente trabajo previo y abrieron los diálogos. Incluso creo que el mismo conflicto de la novela se ha tocado bastante en series o películas como Madres paralelas de Pedro Almodóvar. Yo quise contar una historia desde un punto de vista en el que lo que más me importaba era desarrollar los sentimientos y pensamientos de las protagonistas. La historia es muy mexicana, eso me daba miedo porque el libro se publicó en España, sobre todo porque se cuestiona la maternidad a través del color de la piel. En México es un tema que sigue presente. Hace poco hubo una polémica por una cadena de restaurantes en la que uno de sus trabajadores confesó que acomodaba a los comensales en distintas zonas dependiendo de su color de piel. Y es cierto porque hace veinte años que yo trabajé en una restaurante reconocido de mi pequeña ciudad, el capitán de meseros me dio la misma instrucción, a los morenitos los pones en esta zona escondida y a los güeritos los pones en la parte central del salón donde todos los pueden observar. Increíble que veinte años después sigan pasando esas cosas y que el tema del color de la piel de un bebé siga siendo tan relevante en algunos sectores de la sociedad mexicana.