Entrevista a Guillermo Laín Corona

-Miembro de Coordinación del Proyecto y Profesor de Literatura Española (UNED)-

¿Cuándo y cómo nace PoeMAS y con qué propósitos principales lo hace? 

El Proyecto PoeMAS vio la luz oficialmente en 2019, cuando empezó el período de tres años de financiación de la Agencia Estatal de Conocimiento, como proyecto de investigación para el estudio de las relaciones entre música y poesía (PGC2018-099641-A-I00). Sin embargo, su andadura se remonta al momento en que Clara I. Martínez Cantón, compañera del Departamento de Literatura Española y Teoría de la Literatura de la UNED, me propuso trabajar de forma conjunta. Ella venía de estudiar la métrica de las letras de canciones (del rap y de Javier Krahe), y yo recientemente había coordinado un libro colectivo sobre Joaquín Sabina o fusilar al rey de los poetas (2018). Así que hicimos un buen tándem, y mientras preparábamos la documentación para solicitar el proyecto de investigación, nos fuimos rodeando de un equipazo. La cosa ha ido tan bien que en 2022 hemos renovado por tres años más, con el nombre oficial de +PoeMAS (PID2021-125022NB-I00). El título del proyecto refleja con un juego de acronimia lo que queremos hacer: «POEsía para MÁS gente». Es decir, lograr que la poesía llegue a más gente, gracias a la música popular, porque es esta una manifestación artística muy atractiva para el gran público, y que ha logrado obras estupendas. Lo que más se ha estudiado hasta ahora es la canción de autor/a o la canción protesta de los 60/70, de la mano de la poesía social (Gabriel Celaya, José Agustín Goytisolo, Blas de Otero o Gloria Fuertes) y de cantantes icónicos (Paco Ibáñez, Rosa León, Serrat o Sabina). En PoeMAS seguimos estudiando este género, pero abrimos las puertas a otras relaciones entre poesía y música, como el flamenco, el rap o el heavy metal. En la actual fase de +PoeMAS, precisamente, queremos profundizar en estas líneas, y pronto tendremos una nueva web, con portales especializados en estos y otros géneros musicales, y nos acercaremos a América Latina, a través, por ejemplo, del tango. En cualesquiera que sean los géneros y países, nuestro principal resultado es la base de datos, en la que estamos poco a poco recopilando todas las canciones que tienen alguna relación con uno o varios poemas: la mayoría son musicalizaciones de poemas, como «La saeta» de Machado, que musicalizó Serrat por primera vez y desde entonces ha tenido multitud de versiones, en un proceso de transformación de su sentido original muy sorprendente; como he estudiado en un artículo, India Martínez ha llegado a realizar una versión con un sentido vinculado a… ¡Star Wars! Por supuesto, el campo es inmenso y somos pocas personas, así que la base de datos aún tiene que crecer mucho, y lógicamente nunca estará terminada, porque siempre habrá nuevas canciones con nuevas relaciones con la poesía.

¿Qué equipo humano está detrás de la iniciativa y qué funciones desempeña cada integrante? Nos encantaría que os presentarais brevemente de manera individual. 

Clara I. Martínez Cantón y yo ejercemos de coordinadores del proyecto, desde el Departamento de Literatura Española y Teoría de la Literatura de la UNED, y para nosotros es un orgullo poder trabajar con un equipo tan diverso. Hay investigadores pre y posdoctorales, así como profesores con adscripción institucional de lugares muy distantes: España, Argentina, Bélgica, Suiza, Alemania, Hungría… Aunque la mayoría somos especialistas en literatura, no falta quien tiene formación musical, como músico o profesor de música, de modo que abordamos las relaciones entre poesía y música de manera interdisciplinar, porque, al fin y al cabo, la canción es un género intermedial, o sea, construido por intersección de varios medios: el texto, la melodía, incluso la puesta en escena en un concierto. 

¿Qué obras nos recomendaríais como primeras referencias para adentrarnos desde cero en el ámbito de la interrelación de la poesía y la música? 

Aunque el tema tiende a captar la atención de mucha gente, lo cierto es que los libros que lo estudian suelen ser terriblemente sesudos. Por ejemplo, se ha usado a menudo el enfoque semiótico, que es algo muy complejo, que se remonta a Peirce, Barthes, Umberto Eco y por ahí. Como parte del Proyecto PoeMAS, hemos publicado ya algunos estudios, y, para contrarrestar estas dificultades teóricas, hemos apostado por la claridad. En un número monográfico del Bulletin of Contemporary Hispanic Studies hay un artículo panorámico sobre «Teorías y prácticas en la comparación música–literatura: el caso de la música popular en español«. Es muy interesante, pero la revista es de acceso restringido. En cambio, Pasavento: Revista de Estudios Monográficos tiene acceso abierto, y ahí hemos publicado cosas en la misma línea, como: «La poesía en la canción popular actual: hacia un modelo sistemático para su representación» y «El verso sobre la partitura. Enfoques teóricos sobre la musicalización de poesía» 

Nos resulta muy interesante la cuestión de los límites conceptuales, así como su paulatina destrucción. Tras tanto bagaje investigador, ¿dónde sitúa PoeMAS la mínima distancia entre poesía (incluso, si deseáis ampliar el debate, literatura) y música y, sobre todo, qué claves nos aconseja tener en cuenta para poder abrazar un criterio más o menos sólido en torno a ello? 

Esta es una pregunta imposible, la verdad, porque hay distintas aproximaciones teóricas y prácticas, y porque van cambiando con el paso del tiempo. Ya en la Grecia Antigua, la poesía y la música estaban interrelacionadas, y lo estaban de un modo que no tiene nada que ver con nuestra actualidad. Hoy nos sorprende saber que entonces la arquitectura o la escultura no se consideraban formas de arte, sino productos manuales…, lo que hoy llamaríamos artesanías (lo cual da para otro complicado debate: ¿por qué hoy juzgamos, por así decir, peores las artesanías, como el encaje de bolillos? Pero ¡no tengo tiempo para meterme en este berenjenal!). El caso es que en la Grecia Antigua solo se consideraba verdaderamente arte a la música, la danza y la poesía, como un todo único e inseparable: palabras que se cantaban y bailaban con vino, como un trance sublime, casi religioso, con los dioses y las musas. Hoy, por supuesto, estas explicaciones no se aplican en nuestra sociedad, y hay que abordar la relación entre música y poesía, como decía antes, desde la intermedialidad: como productos que se construyen con diferentes lenguajes a la vez. Pero, claro, desde esta perspectiva, hay quien se niega a decir que la canción es una forma de poesía, porque, aunque tiene texto con características propias de un poema, es una cosa distinta por efecto de la música… Y luego están los prejuicios, que consideran la música popular como una forma de arte inferior, que vendría a estropear la poesía de verdad…, lo cual explica la reacción de rechazo que se produjo cuando se le concedió el Premio Nobel de Literatura a Bob Dylan en 2016. No hay manera, por tanto, de responder a esta pregunta en unas pocas palabras. Os recomiendo leer un artículo que Clara y yo publicamos, con tono divulgativo, en The Conversation: «‘Te quiero ride, como a mi bike’: los límites entre poesía y canción en la actualidad«… Como se puede ver por el título, ¡aprovechamos otra polémica social: la calidad o no de una de las últimas canciones de Rosalía!

Volviendo a los puentes, ¿qué cualidades de la poesía y de la música españolas os resultan particularmente decisivas a la hora de proyectar las probabilidades de tratamiento conjunto (frente a la poesía y la música en otras lenguas)? ¿Cómo consideráis que se puede educar, desde una perspectiva académica y/o desde una artística, esa mirada hacia las virtudes de nuestra lengua? Pensamos en docentes que ya desde las etapas de Infantil y Primaria pueden encontrarse con cierta ausencia de recursos u orientaciones para explotar todo ese potencial. 

En la España de los años 50, 60 y 70, la poesía social consolidó un enfoque decisivo: pensar que la música era el elemento clave para llegar al público. Cuando Blas de Otero habló de que la poesía llegara a la inmensa mayoría, lo hizo sabiendo que el poema en el papel no lo leía ya casi nadie. Por un lado, la poesía se encontró con la competencia de los medios de comunicación, de modo que la sociedad tenía otros modos de cultura más accesibles, y los sigue teniendo, como las series de televisión a través de las plataformas de streaming. Pero es que, además, en los años 60 la tasa de analfabetismo era todavía altísima en España, y si el poeta social quería llegar al público y quería influir en una revolución para acabar con las injusticias, tenía que encontrar un modo de conectar con una mayoría de personas que no sabían leer. Y ese modo fue el de unir la poesía con la música, como una especie de nuevo mester de juglaría, porque se trataba de hacer en el siglo XX lo que los juglares en la Edad Media: contarle las cosas al pueblo con versos y con música. Obviamente, esto no fue exclusivo de España ni del español, pero lo cierto es que aquí tuvo un éxito enorme. Y, aunque hoy haya quien mire a ciertos géneros musicales con desdén, es la misma idea que subyace cuando se reivindica la poeticidad de, por ejemplo, el rap. Esto es, creo, un logro decisivo. Y ahí hay un filón estupendo para la docencia en cualquier etapa, pero especialmente en Primaria y Secundaria. He puesto antes el ejemplo de «La saeta» de Machado: en vez de explicar el poema en sí desde cero, puedo partir de la versión de India Martínez, que es una cantante de flamenco pop de enorme éxito. De hecho, uno de los frutos del Proyecto PoeMAS es realizar actividades docentes a partir de las relaciones entre poesía y música, como visitas a colegios e institutos. Clara Marías, recientemente, ha llevado a cabo un interesantísimo ejercicio de clase con estudiantes de primero del Grado en Comunicación Audiovisual de la Universidad de Sevilla: trabajando en grupos, han creado diferentes piezas audiovisuales basadas en canciones, y cada una está acompañada de un dossier sobre el texto, su naturaleza poética y una interpretación que explica el montaje y la relación intermedial entre letra, música e imagen. ¡Han salido cosas maravillosas! Pueden verse en esta lista de YouTube.

¿De qué maneras se puede colaborar con PoeMAS? 

Lo más difícil, como dije más arriba, es rellenar la base de datos, porque hay miles, tal vez millones de canciones basadas en PoeMAS. Animamos a quien quiera a bucear en nuestra base de datos y, si conoce algo que no está ahí, que nos lo diga, a través de este formulario, y lo incluimos. 

¿Qué planes tenéis a corto y medio plazo? ¿Dónde puede encontraros y seguiros nuestra comunidad? 

Seguiremos con todo lo que he venido explicando: aumentar la base de datos, publicar estudios en revistas científicas y artículos en revistas divulgativas, organizar actividades divulgativas, culturales y docentes, etc. De manera anual tenemos un seminario en el que los miembros del proyecto exponen sus investigaciones, y quien quiera puede asistir como público. En breve anunciaremos cuándo y dónde tendrá lugar el próximo seminario, que será ya el quinto. Si quieres estar al tanto de esto, o de cualquier otra actividad, puedes seguirnos de varias formas. En el pie de nuestra página web puedes suscribirte al boletín informativo, y así te llegará por correo electrónico cualquier noticia. Y también puedes buscarnos en Twitter e Instagram.

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